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Entrevista

Javier Milei: “No es descartable una fórmula con Patricia Bullrich en 2023 por la afinidad ideológica que tenemos”

Javier Milei en campaña.

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En el gobierno no se ponen de acuerdo respecto a si hay o no ajuste en marcha. ¿Qué piensa? 

El año pasado hubo un déficit fiscal global de poco más de ocho puntos del PBI. Si tomás los últimos 12 meses corridos, el déficit es de cuatro puntos. Pero hay que tener en cuenta que hay un problema de licuación insostenible. Estacionalmente además las cuentas son mejores en el primer semestre. Al margen de cómo se vea, están ajustando, pero seguimos en desequilibrio. No se sabe bien cuánto bajó el déficit en realidad. Hay que tomarlo al final del año. A la vez hay licuación de jubilaciones que perdieron 10 puntos en términos reales. Y se va a deteriorar más el resultado fiscal para dar impulso en la campaña antes de las elecciones.

¿Por qué cree que hizo una buena elección en la zona sur de la Capital?

Porque el liberalismo fue creado para liberar oprimidos del monarco tirano. La casta política se transformó en eso. Tenemos una república fallida. Y los más castigados son los más vulnerables. 

¿Pero es un voto a favor del liberalismo o simplemente está enojado con el gobierno y JxC?

Sería jactancioso creer que todo el mundo percibe el rol del liberalismo en el proceso. Lo que más se comprende son los valores, independiente del liberalismo, porque yo hago un planteo desde una perspectiva moral.

¿El suyo es un fenómeno meramente capitalino?

En principio solo me presento en la Ciudad. No tengo mucho para decir al respecto.

Pero su discurso y propuesta excede la Capital. 

Llegada la circunstancia, vamos a crecer sin ningún tipo de problemas. No solo hay liberales en CABA.

Usted denuncia a la “casta política”, pero tiene vínculo con Patricia Bullrich y otros dirigentes con una larga trayectoria política. ¿Cómo se explica?

La línea divisoria es la social democracia. Del otro lado estamos los liberales, libertarios, la nueva derecha, los conservadores, el peronismo republicano, los menemistas y los halcones de Juntos. Esa es la línea divisoria. Pero que sea claro. Este es mi producto: lo comprás o no. Hay armados que son una mezcla inconsistente.

Entonces su discurso no es tanto contra la casta política en general, sino contra los políticos socialdemócratas en particular.  

Es mucho más de eso. Pero en algún momento tenés que hacer tabula rasa y decir, desde ahora, ya no. La corrupción es inherente a la existencia del Estado. Entonces cualquier partido que valide al Estado es más corrupción. De fondo está la imposibilidad del socialismo. Mi postura es contra el colectivismo, y eso es lo que abunda en la Argentina: colectivismo. 

¿Cómo pretende entonces crecer políticamente si abundan dirigentes colectivistas?

Me pasó en Mendoza. Estaba con jóvenes de convicciones firmes sobre la pureza liberal. Les dije por que levantaran la mano los hinchas de Boca. Eran 23. Entonces les dije que el desafío era hacer algo sin los hinchas de Boca. Si la gente ve que hay soluciones, va a funcionar. Lo que convencen son los resultados. 

La lista de Ricardo López Murphy sacó 11 puntos compitiendo con María Eugenia Vidal. ¿Su plan es que parte de esos votantes ahora lo elijan a usted?

Hay fuertes chances de eso. Somos la lista liberal. La de Juntos por el Cambio tiene nueve socialistas en los 10 primeros puestos. 

¿Vidal es socialista?

Vidal es socialdemócrata, si querés. En esa lista tenés a alguien preocupado por las ideas de la libertad, pero un 90% socialistas. Es un error. Es un socialismo de buenos modales, palomas.

La denuncia contra la “casta política” fue usada hace unos años por Podemos, una fuerza de izquierda en España. ¿Hay una conexión entre libertarios y la izquierda en ese rechazo al sistema? 

Hay una conexión, sí, claro. Los anarco capitalistas son en el fondo liberales libertarios. La línea trotskista de izquierda son anarquistas de izquierda.

Hace 20 años Luis Zamora también captó el descontento social, con un discurso antisistema por izquierda. ¿Percibe un paralelo con usted?

Somos respuestas antisistémicas. O Anti statu-quo, para mi es mejor. Lo que pasa es que acá están tan atornillados el sistema que ya es más que un statu quo. Cuando el sistema colapsa, se busca la solución por otro lado. En momentos fue por izquierda y, en otros, por las ideas de la libertad.

¿Esa volatilidad no lo ubica en el lugar de representar una moda y no una convicción genuina?

Todo arrancó como moda y se estableció. La Coca Cola también parecía una moda. Lo podés aplicar a cualquier expresión política que puede ir creciendo.

¿Le gusta la comparación entre liberalismo y Coca Cola?

El liberalismo llenaría de felicidad a 8 mil millones de seres humanos. Y la Coca Cola ha logrado generar un producto que satisface. 

Circuló mucho un texto de Mayra Arena en el que critica al gobierno por haber priorizado una agenda ajena a las necesidades de los más pobres. ¿Coincide? 

La gestión de la pandemia y la economía fue un desastre. Y al final de cuentas pesa la frase de Clinton: es la economía, estúpido. El órgano más sensible es el bolsillo. Por eso pegó el liberalismo. Cuando nosotros explicamos la historia, nuestro relato es consistente, no apelamos a los sentimientos.

¿No es demasiado simplista el relato libertario? ¿No pasa por alto que gobernar es demasiado complejo y tiene muchas limitaciones?

Cuando estás en política económica, no hay modelos de escala uno a uno. Los impactos sí tienen impacto uno a uno. La realidad es compleja. Y el modelo económico funciona o no. El modelo liberal funcionó cada vez que se lo aplicó. En 1860 se aplicó liberalismo puro y fuimos un país próspero.

¿Pero es comparable la Argentina actual con la de hace más de un siglo y medio? Aquella era una sociedad más desigual y jerárquica, con muchos menos derechos. 

Hago referencia al orden económico. Básicamente es por eso. En mi obra lo señalo: si das la libertad económica, las otras vendrán solas. ¿Había imperfecciones en el sistema político? Okey, te lo tomo. Pero antes éramos un país de bárbaros y nos transformamos en el más rico del mundo, generando admiración por la economía y la sociedad. Era un país que, con Estados Unidos, recibía inmigrantes del mundo. Nadie venía a estar mal. Pero con Yrigoyen al poder se degradó.

¿Y los golpes de Estado dónde entran en ese relato? 

Los golpes son parte de la tumultuosa vida política argentina. La democracia per se no hace que la economía crezca. Eso está en los libros de economía. Pero es interesante que cuando ves a las economías ricas, las que tienen menos pobres, eso tiene una relación positiva con los niveles de libertad. Son sociedades más abiertas. Hay mayor libertad en todos los sentidos. Se extiende a lo político y cultural.

¿La democracia no es un valor en sí mismo? 

Depende. Si lo ponés en términos de crecimiento económico, no es un factor explicativo. A la democracia lo podés ver como un tema de votación. Lo importante es asegurar sistemas libres. Tenés que tener instituciones de la libertad.

¿Por qué se opone al derecho a decidir abortar?

Estoy en contra porque parto de una definición de liberalismo que es la defensa de tres derechos: a la vida, la libertad y la propiedad. La vida comienza en la fecundación. Ahí hay un individuo en evolución. La vida es un continuo con dos saltos discretos: la concepción y la muerte. Cualquier cosa que metas en el medio es asesinato. Y si es la madre, es agravado por el vínculo.

El argumento para la legalización es que un óvulo fecundado es vida pero no es un ser humano. 

Sí, hay gente a la que molesta que dos más dos sea cuatro. No podés cambiar la biología porque no te gusta. 

¿Y el derecho a la mujer de elegir libremente no le parece importante?

La mujer tiene derecho sobre su cuerpo, pero lo que está dentro de su cuerpo no es ella, es otra vida. Te doy un ejemplo que no es mío: yo tengo un avión y te ofrezco ir a Roma conmigo. En el medio del océano me arrepiento, ya no quiero llevarte a Roma ni qué estés en mi avión. ¿Qué hacemos? Sería un asesinato.

¿Imagina una fórmula compartida con Particia Bullrich en 2023? 

Cuando yo trazo la línea de los socialdemócratas, a ella la veo en mi patio. Tengo afinidades con ella. No es descartable por la afinidad ideológica que tenemos. Le valoro que va a de frente y no miente, es complicado encontrar eso en este rubro. 

¿Cúal es su relación con el diputado brasileño Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente?

Me enteré que me seguía por twitter porque retuiteó algo mío. Me sorprendí. Ahí me contó que seguía la batalla cultural que yo daba y analizaba mi fenómeno. Después me llamó y me ofreció hacer una gran reunión entre los firmantes de la Carta de Madrid (una declaración apoyada por diferentes líderes de la derecha con el objetivo declamado de frenar el avance del comunismo).

El presidente Jair Bolsonaro se anticipó a un posible fraude en las elecciones del año próximo en Brasil. ¿Qué opina?

Me parece aventurado meterme en eso. No estoy calificado. Fraude es violentar la libertad de elegir y no tengo fundamentos para opinar.

De los políticos mundiales de la derecha, ¿con cuál se referencia más, con el húngaro Víctor Orban, con Donald Trump o Bolsonaro?

Trump es el que entendió todo siempre. Desde lo económico, porque entendía que las uniones aduaneras generan un desvío del comercio y perjudican a tus compatriotas. Fue correcto el avance en contra de acuerdos comerciales que son para no comerciar y benefician a los empresarios cómplices de los políticos ladrones. Encaró bien a China a raíz del desequilibrio global con Estados Unidos, producto de la intervención cambiaria de China. Le dijo: o jugás en mundo con reglas o sos un país no reconocido en el panorama comercial. Nadie antes tuvo voluntad de enfrentarlos. Trump lo hizo. Además bajó impuestos. Estados Unidos estaba creciendo como nunca antes, hasta que impactó la pandemia.

Pero a la vez Trump fue muy proteccionista 

Le puso aranceles a China porque no modificaba la política monetaria. No es proteccionismo lo que hizo Trump. Le dijo cómo son las reglas de un país grande. Si no jugás honestamente, contesto a tu deshonestidad. 

En la Argentina la UCeDé de Álvaro Alsogaray tuvo un relativo éxito electoral y despliegue en las universidades públicas. ¿En qué se diferencia usted de esa experiencia?

Soy más liberal. La UCeDé tendía más a ser un liberalismo clásico, tendiendo a ser conservador. Yo soy minarquista con tendencia anarco-capitalista.

¿Cuánto influyen las formas en su fenómeno: su pelo, su campera de cuero y su histrionismo?

A un programa de tele voy de traje. Y mi pelo... cada uno se peina como quiere. Hay algo histriónico en mi, no lo niego. En mi hay tres líneas: el jugador de fútbol, el cantante de rock y el economista. A veces prima más uno que otro, pero es todo parte de lo mismo. Si me tengo que poner combativo, lo hago como arquero de fútbol. Y soy economista en el tramo profesional. Nunca dejo de ser economista. En mis discursos hay 15 referencias bibliográficas, algo que no es fácil de lograr. 

¿Usted actúa, interpreta un personaje? 

Los otros políticos son actores. Yo me muestro tal cual soy, y soy siempre igual. Al contrario, yo he decidido que en mi parte pública no voy a actuar.

¿Cómo se hubiera desarrollado la pandemia en la Argentina sin presencia del Estado? ¿Qué pasaba si el gobierno nacional no compraba vacunas y si no había salud pública?

Hubiera sido mucho mejor. La Argentina tuvo un problema parecido en el siglo XIX. Y tenía el mejor sistema de salud del mundo, con poca injerencia del Estado. Había hospitales por comunidades: el italiano, el alemán, el español. Y había agrupaciones por ramas del trabajo, como la Fraternidad. En el campo los dueños hacían hospitales porque si se te enfermaba un familiar no llegabas al hospital que estaba lejos. En ese contexto crearon sus propios hospitales. Sólo el remanente era cubierto por el Estado.

¿Hubiese sido más efectiva ante la pandemia una respuesta privada de distintos grupos?

Exacto. El contagio es una externalidad. Todos hacemos esfuerzos para no contagiarnos. Entre tus cuidados y un sistema construido por el sector privado hubiese salido mejor.

¿Y los sectores pobres cómo hubieran hecho para conseguir una cama, atención médica y una vacuna? 

En la Argentina el 45 por ciento de la gente tiene prepaga. Vos pagás ese sistema de salud con tus impuestos. Funcionaría mejor un sistema de vouchers que esto.

En su boleta la secunda la abogada Victoria Villarruel, que niega que haya existido el terrorismo de Estado. ¿Qué piensa?

Es falso. Ella no niega que hubo terrorismo de Estado. Ella condena al Proceso de Reorganización Nacional. Pero dice que hay otras víctimas que nadie reconoció. ¿Por qué se reconoce a las víctimas de un bando, si hubo dos? 

Se las reconoce, pero no se las equipara con las personas que fueron víctimas del Estado.

En términos de gravedad, es más grave porque el Estado tiene el monopolio de la violencia. Hay distintos grados, entonces, pero es todo condenable. Hay grados más complicados, es desigual por la desproporción de fuerzas.

Se le atribuye a Marcos Peña haber dicho que en la Argentina no hay margen para los Bolsonaro porque existe el PRO. ¿Se puede reemplazar en esa frase a Bolsonaro por Milei?

Milei no es nadie todavía. Hay que mostrar las cosas en la cancha. Yo soy bilardista. El gol no se hace cuando la pelota entró al arco. Se hizo cuando el contrario mueve del medio.

Usted asesoraba al empresario Eduardo Eurnekian en la Corporación América, que administra el aeropuerto de Ezeiza en una situación parecida a un monopolio. ¿Eso no se contradice con su prédica liberal? 

No. Hubo un proceso de licitación. Cuando lo hacés con un canon, no licitás hasta el punto de perder plata. Pero si licitás poco canon, te gana otro. El que hace la mejor oferta no se lleva ninguna cuasi renta. Va a ganar el mejor sin llegar a una cuasi renta. En ese momento se agota la crema del monopolio. Es competitivo. Además el contrato tuvo revisiones con Menem, con De la Rúa, con Kirchner, durante los dos gobiernos de Cristina y con Macri. Y en el actual gobierno le dieron la extensión de la concesión por 10 años más. Hizo todo bien. Algunos aeropuertos fueron elegidas como modelos mundiales. 

¿Cuál era concretamente su tarea como asesor de Eurnekián?

Era economista jefe y tenía a cargo áreas de análisis macro y finanzas. Evaluaba empresas y proyectos. 

¿Eurnekián lo escuchaba y le hacía caso siempre?

Eduardo a veces me hacía caso y otras veces no. Los emprendedores tienen visiones propias. 

¿Su salto a la política es definitivo?

Es parecido a lo que hacía cuando daba conferencias antes de la pandemia para cinco mil personas. Hacía lo mismo que ahora. Estoy acostumbrado. La única diferencias es que ahora es más grande.

¿Se arrepiente de haberle dicho “zurdo de mierda”, “gusano arrastrado” y “pelado asqueroso” a Horacio Rodríguez Larreta?

No, porque lo hice en una red social mía. Las redes sociales tienen su dinámica, y yo tengo mis transmisiones por Instagram. Si no te gusta, no la mires. Siempre hay algo que molesta. Pero por qué no hacemos foco en lo importante: en lugar de mirar las formas, por qué no miramos el contenido, que es lo más importante. Larreta usa plata del Estado para perseguir competidores.

Lo que usted dijo me parece que excede un debate sobre formas.

Pero es más grave que un político use recursos del Estado, use los impuestos de los ciudadanos para perseguir opositores. La relación de gravedad es de un millón a uno. Debe haber mucha plata en juego para que no se difunda ese uso de la plata del Estado.

¿Usted hace denuncias judiciales?

Contra Larreta por esto, no. Pero tengo presentadas algunas contra otras personas. 

¿Contra quiénes? 

Contra periodistas que me tildaron de nazi. 

¿A qué periodistas denunció?

Son cinco periodistas a los que denuncié. Es un delito decirle nazi a alguien, no lo planteo increpando, lo digo en serio. La Argentina firmó junto a 50 paises que eso es una banalización del Holocausto.

¿Le molesta entonces que lo tilden de nazi? 

Si me decís nazi hitleriano, te fuiste al carajo.

AF

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