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Larreta rearma su gabinete con guiños a la UCR y un ojo en 2023

Horacio Rodríguez Larreta, Martín Lousteau y Diego Santilli.

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Mauricio Macri se puso por encima de todos los presidenciables de Juntos por el Cambio, empezando por su (ex)subordinado. Horacio Rodríguez Larreta, en cambio, repitió el sonsonete de la unidad amplia. Fue durante un encuentro de la Fundación Pensar, el think tank del PRO, realizado en Córdoba. Cada uno discurseó desde su actual lugar en el mundo. Desde sus ambiciones presentes. El expresidente se ubica por fuera de las internas cambiemitas rumbo al 2023. 

“Está bueno que muchos curas quieran ser Papas, pero sepan que tienen que competir y la gente va a elegir quién conduce y quién acompaña”, afirmó. La declaración traficó una jactancia sutil: la de haber sido Papa. Al mandar a todos a las PASO de 2023, colocó a Rodríguez Larreta en la misma línea de largada que a los demás: Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal, más los radicales Facundo Manes, Martín Lousteau y Gerardo Morales. El egresado del Cardenal Newman no le concede la pole position al alcalde porteño. 

“Él hoy no quiere ser candidato, pero tampoco le gusta que le digan que no puede ser. Y lo ve a Horacio en pie de igualdad con el resto. La relación entre ellos está normal”, revela un dirigente mauricista.

Macri se percibe como el precursor que ya lo logró y está un poco de vuelta. Y presume, con un nivel de auto-indulgencia envidiable, que lo hizo bastante bien durante sus cuatro años en la Rosada. El ingeniero además muestra su ideología en carne viva, sin la necesidad de ensayar los equilibrios centristas que Jaime Durán Barba y Marcos Peña le recetaban en 2015. El despoder lo relajó. El tiempo dirá si se trata de una estrategia de crecimiento o si sólo es un reflejo impotente de un Macri en retirada. De un Macri al que le alcanza para vetar candidaturas dentro de JxC, pero ya no para volver al ruedo electoral. 

Rodríguez Larreta está parado en otro lugar completamente distinto. El alcalde estima que, con suerte, su acceso a La Rosada se parecerá al de Macri: ajustado y por balotaje. La diferencia llegaría después. A diferencia del fundador del espacio amarillo, el alcalde aspira a gestionar con el aval del 70 por ciento del sistema político. Ese colectivo incluye una porción del peronismo que al momento forma parte del Frente de Todos. Un ministro porteño lo resume de esta forma: “Aprendimos que es posible llegar a la presidencia, pero que eso no alcanza para poder gobernar”. Por eso predica sobre la necesidad de ampliarse.

Si bien salió fortalecido de las legislativas, el resultado no sirvió para jerarquizar las ambiciones dentro de Juntos. De las urnas no surgió un elemento ordenador. El triunfo porteño de Vidal estuvo por debajo de lo esperado. Y el descuento que logró el gobierno en la provincia de Buenos Aires le inyectó dramatismo y un sabor agridulce a la victoria de Diego Santilli. Así, la UCR se resiste a darle el estatus de primer presidenciable de la oposición.

Superado el estrés de las legislativas, Larreta les bajó línea a sus ministros. El mandato larretista es evitar el palo por palo con Patricia Bullrich. Ni siquiera responderle. Y mucho menos, confrontar con Macri. La hoja de ruta larreteana se compone de un combo de cooptación y administración silenciosa de los conflictos internos. 

Rearmando

Como parte de ese plan, resolvió rearmar su gabinete. Su idea es ampliarlo hacia la UCR y hacia un intendente macrista. En concreto, uno jorgemacrista. El intendente de Vicente López asumirá en los próximos días como ministro de Gobierno. Tal como anticipió elDiarioAR, el primo de Mauricio se dedicará a coordinar las políticas relacionadas con el AMBA, zona en la que vive casi un tercio del país. 

Jorge Macri pondrá la lupa especialmente sobre el flujo de gente, autos, trenes y colectivos que vuelve la frontera entre Capital y Provincia una mera formalidad. La designación del intendente es una forma de pagarle políticamente. Tras haber resistido la mudanza bonaerense de Santilli, Jorge Macri se terminó alineando con la postulación de El Colo. En adelante, a Jorge se le ampliará el menú de opciones electorales: ir por la gobernación bonaerense, tentarse con ser el sucesor de Larreta en Capital o incluso volver a Vicente López. 

Al tomarse licencia antes del 10 de diciembre próximo, podría eludir la prohibición legal que le impide acceder a un tercer mandato. Cerca de Jorge Macri, sin embargo, niegan que esa sea una posibilidad. La elegida para reemplazarlo en el municipio, tanto ahora como en 2023, es la concejal Soledad Martínez. 

En paralelo, Larreta incorporará un grupo de radicales al gabinete porteño. Así consolidará la alianza que tiene con Martín Lousteau y el mítico Enrique Coti Nosiglia. “Se fortalece el cogobierno que venimos teniendo”, admiten cerca de Lousteau. 

Larreta premiará al radicalismo porteño con la subsecretaría de Deportes. El elegido para ese puesto es el legislador de Evolución Juan Nosigilia, a su vez hijo del Coti. Otros legisladores radicales a los que se les vence el mandato en diciembre, como Hernán Rossi, Inés Gorbea y Ariel Alvarez Palma, también desembarcarán en el Ejecutivo. Especialista en política carcelaria, el radical Leandro Halperin se sumará al ministerio de Justicia y Seguridad. 

Así el nosiglismo avanza un casillero en el tablero hacia el gobierno de la Ciudad. Se trata de una hipótesis que los dirigentes amarillos ven con pánico creciente. “Es mucho pago para la UCR. Eso está generando malestar en el PRO”, se queja un funcionario porteño. La sucesión capitalina, distrito gestionado por el macrismo desde hace más de 14 años, se encamina a convertirse en una puja entre dos personas. Una larretista y un líbero de la política apoyado por la estructura de Nosiglia: Vidal y Lousteau. Cerca del alcalde consideran que Larreta podrá ahorrarse el compromiso de tomar partido. ¿Cómo? Por vía de las PASO. Estas legislativas funcionaron como un ensayo. Las primarias ordenaron las candidaturas sin sangre, incluso a contramano de algunos dedazos desde arriba. Macri, por ejemplo, apostó a perdedor en Córdoba y Santa Fe. 

Todavía falta demasiado para 2023. En lo inmediato, Marcelo D’Alessandro seguirá al frente de ese ministerio de Justicia y Seguridad. Larreta planeaba reemplazarlo por el vidalista Gustavo Ferrari, un gentleman de agenda amplia y tono cordial. Pero el exministro de Seguridad bonaerense declinó amablemente. El abogado Ferrari prefiere mantenerse como una suerte de consejero part-time e interlocutor del larretismo ante jueces federales y supremos. Esa misión forma parte del rezo laico de la ampliación larretista.

Paradojalmente, el brutal crimen de Lucas González favoreció la continuidad de D’Alessandro como ministro. Correrlo en este contexto sería una forma de reconocer lo que a esta altura es un dato indisimulable. Entre los 26.500 agentes de la Capital también corre el autogobierno, la falta de controles y el sistema de recaudación ilegal. Especialmente, entre los dos mil policías que pertenecen a las brigadas de prevención y actúan de civil.

Habrá más cambios en la Ciudad. El santillista Agustín Forchieri, vicepresidente primero de la Legislatura desde 2019, asumirá como secretario de Bienestar Ciudadano. La diputada saliente Carmen Polledo encontrará cobijo en la subsecretaría de Relaciones Institucionales, dependiente de la Secretaría General porteña, a cargo de Fernando Straface.

El anillo de confianza de Larreta no se modificará. Se trata de un círculo varonil integrado por Straface, Eduardo Macchiavelli, Bruno Screnci y Álvaro González. Rumbo al 2023, el jefe de gabinete Felipe Miguel se encargará de los vaivenes de la gestión diaria, ante un Larreta cada vez más dedicado a su proselitismo personal. Al momento el alcalde no tercerizó su construcción política en un armador nacional. A diferencia de Macri en los años previos al 2015, no cuenta con un Emilio Monzó. Algunos dirigentes amarillos, sin embargo, le sugieren que debería tenerlo. Diego Santilli cumplirá un papel parecido, pero no tan centralizado.

Sobre su mirada de la economía, el ex ministro Hernán Lacunza es la figura que más influye sobre Larreta. Es su ministro en potencia. Lacunza está preparando junto a su equipo una suerte de plan tentativo para el 2023.

La designación porteña más sorpresiva que tiene el larretismo en carpeta es la de un ex Franja Morada. Se trata de Lautaro García Batallán, referentes del extinto Grupo Sushi, pata juvenil y creativa del gobierno de Fernando de la Rúa. Dedicado a la consultoría privada desde el derrumbe del gobierno aliancista, García Batallán mantuvo el perfil bajo. Pero nunca se alejó del asesoramiento a los políticos. Trabajó para Francisco de Narváez y Cristian Ritondo. Tiene trato fluido con el nosiglismo y también con Daniel Angelici. En el gobierno porteño afirman que su incorporación no está confirmada. Los amigos de Batallán afirman que el ex Sushi boy está entusiasmado con la posibilidad del regreso a la gestión pública.  

AF

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