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La estrategia de Juntos por el Cambio

Bullrich identifica la fuga de votos hacia Milei y escucha reclamos para ser “el cambio posible”

Bullrich y el embajador de EE.UU., Marc Stanley, el jueves en la reunión del Consejo de las Américas. A su lado, su candidato a vice, Luis Petri.

Mauricio Caminos

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“Vidal”, dijo Cristian Ritondo y se distrajo apenas un momento de la conversación privada que tenía en un pasillo del Congreso para saludar con un beso corto y rápido a la exgobernadora de Buenos Aires María Eugenia Vidal. La sesión en el recinto el miércoles pasado fue la primera vez que se cruzaron en público, diez días después de las PASO que abrió una herida política entre ellos: la exmandataria apostó explícitamente por Horacio Rodríguez Larreta y su entonces ministro de Seguridad, que pactó con Patricia Bullrich para buscar ser jefe de Diputados, la acusó de romper su promesa de neutralidad. 

Esa micronovela podría ser un botón de muestra del segundo tiempo de la campaña electoral que está comenzando a ensayar Juntos por el Cambio. “Dense la mano”, les suplicó metafóricamente el jueves Bullrich a los 300 dirigentes cambiemitas de todo el país, entre ellos gobernadores vigentes y electos, así como legisladores y aspirantes a serlo. La candidata intentó dar vuelta la página definitiva de la interna, que le costó a la marca el segundo lugar en las primarias y a ella como candidata nominal el tercer puesto, detrás de Javier Milei y Sergio Massa. Ritondo y Vidal le hicieron caso anticipado, y la unión hizo la fuerza.

“Patricia quedó como el fiambre de un sandwich”, graficó la difícil posición electoral de Bullrich un operador que juega en su bando, pero que está convencido de que el próximo presidente será el diputado de La Libertad Avanza. La exfuncionaria entendió como una provocación para sacarla del ring el cruce amistoso que hubo entre el libertario y el ministro-candidato horas después de la crisis abierta por la serie de robos y saqueos en el conurbano. Ante la posición de tercera en discordia, Bullrich buscó afirmar las patas políticas y económicas de su construcción. Su aspiración es plantar la idea de que tiene con qué ser jefa de Estado, a contraluz de Massa, que no logra revertir la crisis, y de Milei, cuyas propuestas entienden como inviables. 

“Ella tiene que encontrar el camino discursivo de que somos el cambio posible. Tiene que dar señales contundentes en ese sentido. Las fotos de estos días fueron por ahí”, analizó una ficha importante en el armado de Larreta que ahora –jura– irá a fondo con la exministra de Mauricio Macri. “Acá el que gana gobierna y el que pierde acompaña. De eso no hay duda”, planteó la fuente, que también es uno de los estrategas legislativos del PRO.

En ánimo de dar por agotada la interna y ya mirar hacia adelante, el larretista también se permitió ante elDiarioAR hacer una cruda catarsis sobre la performance en las PASO: “Fue un fracaso rotundo. Ninguno de los dos candidatos llegó por su cuenta a los 20 puntos”. Y agregó puntualmente sobre el alcalde porteño: “Nosotros erramos en no tener la percepción de que la sociedad quería un discurso más emotivo que racional”.

Excel cuali y cuanti

Ante semejante diagnóstico, el comando de Bullrich ya comenzó a delinear un plan de acción para encarar la cancha inclinada que tiene hacia las generales. El estratega general de la exministra es Derek Hampton, pupilo de Jaime Durán Barba, el famoso consultor ecuatoriano que asesoró a Macri en su camino hacia la Rosada. Bajo su mando esta semana comenzaron a leer en el búnker frente a la Plaza de Mayo una serie de focus group cualitativos para conocer porqué los apoyos cambiemitas de 2019 migraron a Milei: JxC perdió casi 2 millones de votos sobre aquellas primarias. 

Hay un consenso de que el libertario supo captar la necesidad social de un “cambio rápido”, mientras los dos presidenciables amarillos quedaron entrampados en su propia pelea. “Si solo hablábamos entre nosotros, no podíamos hablarle a la gente”, apuntó un ladero de “la Piba”. 

Bajo esa premisa, el equipo de Bullrich se empeñó en hacer una lectura cuantitativa de las primarias para armar un mapa de calor e identificar sus flancos en la geografía nacional. Los puntos que más le preocupan a la candidata son la periferia de las grandes ciudades –Rosario, Córdoba, Mendoza–, así como la “pampa gringa” –el interior bonaerense, más el sur cordobés y santafesino–, territorio por antonomasia opositor. Un confidente de la exministra señaló a elDiarioAR que en el último sprint de la campaña hacia las PASO en esas zonas perdieron entre 5 y 6 puntos, que terminaron con el libertario. 

El jueves, en la cumbre cambiemita, Bullrich buscó levantar como símbolo la bandera de “recuperar Río Cuarto”, que supo ser bastión amarillo, así como toda la provincia mediterránea fue clave para la victoria de Macri en el 2015. Esta vez, en algunos circuitos electorales del sur cordobés, Milei llegó a sacarle hasta 20 puntos al conjunto del sello opositor. Por eso el armado de Bullrich en la provincia reunió a todas sus patas locales apenas horas después de las PASO para sellar las heridas que dejó una interna durísima al calor del coqueteo de Larreta con Juan Schiaretti. Este domingo tendrán una muestra de esa renovada unión opositora, con las elecciones en Río Tercero, donde el favorito es Marcos Ferrer, mano derecha del radical Rodrigo de Loredo.

El Excel que manejan en Córdoba les da que Milei captó votos de JxC, pero que más le “comió” a Schiaretti, además de capturar a gran parte de los que habían votado en blanco en las elecciones provinciales de mayo, donde el peronista Martín Llaryora le ganó por 3 puntos a Luis Juez. Entre una elección y otra –en la local había un candidato referenciado con las ideas libertarias, pero no tenía la venía oficial de Milei–, JxC perdió 290 mil votos y el peronismo 300 mil. También hubo 70 mil sufragios en blanco menos. Esa matemática circuló por los WhatsApp del bullrichismo cordobés.

Lupa en el centro del país

Siguiendo la ecuación cordobesa, en el resto de la franja centro del país Bullrich es optimista de que tiene mucho para crecer, sobre todo porque ya cayó muchísimo, con el agravante de que son distritos donde la propuesta local de JxC se alzó con la victoria en las elecciones provinciales anticipadas. En Santa Fe, entre las PASO locales y las nacionales, la oferta opositora perdió 430 mil votos. Y eso que el radical Maximiliano Pullaro casi que ya ganó la provincia con los más de 60 puntos que sacó el “frente de frentes”. Allí hubo 5 puntos más de participación electoral.

En Mendoza, tierra gobernada por el radicalismo, del candidato a vice Luis Petri y donde Alfredo Cornejo quedó a un paso de volver al poder, JxC perdió 127 mil votos entre una elección y otra, con 6% más de gente yendo a votar. La UCR tiene un ojo puesto en la aventura solitaria de Omar de Marchi, que rompió el frente pese a que jugaba con Larreta y armó una propuesta local abrazando a los libertarios –tiene una relación personal con Milei–. La matemática daría su veredicto: en las provinciales mendocinas la opción local de JxC sumó 420 mil votos y De Marchi, 200 mil; en las presidenciales LLA capturó 466 mil y JxC, 290 mil. 

En San Luis el cambiemita Claudio Poggi se convirtió en gobernador electo luego de sacar 150 mil votos y dar el batacazo frente peronismo, que sumó 130 mil apoyos. Para las presidenciales ambas ofertas perdieron, cada una, más de 80 mil votos. Milei recogió 135 mil. Y en San Juan, donde el larretista Marcelo Orrego también dio la sorpresa al desbancar al PJ, JxC quedó tercero cómodo –detrás de Milei y de Unión por la Patria–en las presidenciales: perdió 100 mil votos entre el comicio local y el nacional. 

Solo en Entre Ríos –que tuvo simultáneas el 13 de agosto– JxC quedó bien posicionado por la tracción motorizada desde el medio por la boleta a gobernador del exministro macrista Rogelio Frigerio. Pero ahí también hay una alarma: sus 250 mil votos individuales fueron casi los mismos que cosechó la sumatoria Bullrich-Larreta, pese a que la oferta local opositora sumó unos 50 mil votos más, justo lo que sacó el rival del exministro en la interna provincial, Pedro Galimberti. Esa cifra, sumados a los 22 mil sufragios que perdió el peronismo entre la elección local y la nacional, casi empardan los 78 mil que ganó la oferta de Milei, que en los comicios provinciales juntó unos cien mil con la postulación del Arturo Etchevehere, pariente del exministro macrista Luis Etchevehere.

Esa radiografía del centro geográfico –es un cuarto del padrón país– le plantea la certeza a Bullrich de que se le fugaron votos a Milei. Convencida de que solo queda entrar al balotaje, al desafío de recuperarlos se le suma el de retener todos los apoyos que obtuvo Larreta, que hoy no están asegurados al 100%. “Hay votos del Pelado que empiezan a fluctuar, pero van a terminar con Patricia”, aseguró un entornista de la exministra. Ahí el riesgo es que sean captados por Massa. Por eso también se hicieron las cumbres de los últimos días junto al jefe de Gobierno y sus equipos técnicos. 

Solo falta la foto con Diego Santilli, a la espera del escrutinio definitivo de su interna con Néstor Grindetti en Buenos Aires, la madre de todas las batallas: allí JxC bordeó los 30 puntos, cinco más que LLA y tres menos que UP. Una voz de influencia territorial aseguró que Bullrich ya tiene en agenda “caminar las provincias varias veces” hacía octubre. Como su jefa, intentó autoconvencerse con la nueva campaña de JxC, superada ya la encarnizada interna: “Estamos más abroquelados que nunca”.

MC/MG

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