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ACTO EN LA PLATA

Con un guiño a Cristina, Kicillof llamó a armar “un gran frente bonaerense” contra Milei

Axel Kicillof dedicó casi todo su discurso a confrontar con el gobierno de Javier Milei

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Con un acto multitudinario en el que se posicionó como un líder nacional, Axel Kicillof lanzó su nuevo espacio Movimiento Derecho al Futuro (MDF). Al igual que Cristina Fernández de Kirchner en su última aparición pública, el gobernador bonaerense dedicó casi todo su discurso a confrontar con el gobierno de Javier Milei, aunque lanzó un guiño a la expresidenta y pidió armar un “gran frente bonaerense” para que “la motosierra no cruce la General Paz”.

Apenas pasadas las 15 horas de este sábado, Kicillof subió al escenario montado en el camping de UPCN en La Plata, acompañado por su vice, Verónica Magario. Saludó uno por uno a los intendentes y dirigentes que lo esperaban en la primera fila, entre los que hubo axelistas de primera hora como Jorge Ferraresi (Avellaneda), Mario Secco (Ensenada) y el excamporista Andrés “Cuervo” Larroque. También estuvo Héctor Daer (CGT) junto a referentes de organismos de derechos humanos e integrantes de su gabinete.

El gobernador habló desde un atril que llevaba impresa la consigna “Hay otro camino”, que funcionó como uno de los ejes del discurso en el que repasó y fustigó las principales decisiones políticas de Milei. “Este no es un modelo novedoso ni libertario ni anarcocapitalista”, describió, y definió a La Libertad Avanza (LLA) como “la continuidad de Martínez de Hoz, de Cavallo, de Macri. Es un modelo que plancha el dólar, destruye los salarios y las jubilaciones, y aplica tarifazos que revientan la economía”. En uno de los pasajes más aplaudidos, denunció: “No es ajuste, es transferencia. Le sacan al pueblo para dárselo a las corporaciones”.

“Milei le declaró la guerra al chacarero, al pequeño productor, al comerciante, al profesional, a las pymes… le declaró la guerra al pueblo que labura”. Habló de “un modelo antifederal”, “centralista y unitario”, que castiga especialmente a la provincia de Buenos Aires. “Aportamos el 40% de la recaudación nacional y recibimos apenas el 7%”, lanzó. Y agregó: “Milei nos sacó los fondos para salud, para seguridad, para los jubilados. ¿De qué equilibrio macroeconómico hablan si el que labura no llega a fin de mes?”.

Kicillof volvió a apelar a su relato de resistencia, en el que hace tiempo define a la Provincia como un “escudo” y “red” para cuidar a los bonaerenses frente al ajuste nacional: “Ahí estamos, como podemos. Milei paralizó todas las obras, pero nosotros no frenamos ninguna. Con intendentes y vecinos seguiremos hasta terminar lo que hayamos empezado”. En esa línea reivindicó los 186 nuevos centros de salud abiertos por su gestión, la continuidad de 21 obras en universidades nacionales con sede en la Provincia, y subrayó: “No vamos a dejar que destruyan el futuro de nuestros pibes”.

La apelación al orgullo bonaerense cruzó todo el discurso. Y no fue sólo una respuesta a los recortes: fue también una manera de empezar a construir una épica. “Convocamos a todos los sectores a formar un gran frente bonaerense, por la salud, por la educación, por la producción y por el trabajo. Que la motosierra no cruce la General Paz”.

Se llevó varios aplausos cuando defendió a Cristina de la “persecución judicial sin pruebas”. En rigor, incluso en los momentos de máxima tensión con la expresidenta, el gobernador siempre se mantuvo firme en este aspecto. “Mientras recrudece el odio, recrudece la persecución judicial. Sin una prueba parece que quieren condenar de nuevo a Cristina. El peronismo sufrió persecución muchísimas veces; sabemos que eso es para disciplinar a los que luchan y representan. Desde acá dejamos en claro: basta de persecución, basta de Partido Judicial”.

En el mismo pasaje en el que hizo ese acercamiento, también admitió que las diferencias persisten al pedir a los dirigentes de su espacio político que no pierdan tiempo en hablarse entre sí y salgan a “convencer”. “Hay que tener paciencia, hablarle a cada uno con amor, aunque piense distinto. Si no, caemos en el mismo lugar. No podemos perder el tiempo hablando entre dirigentes. Tenemos una misión: buscar a los decepcionados, a los desmoralizados. Traer a todos, buscar a todos, sumar a todos”.

En ese sentido, pese a que el MDF genera malestar con La Cámpora y con el Instituto Patria, Kicillof lo presentó como una herramienta para sumar. “Nace hoy el MDF. Y como decía El General, el movimiento jamás fue excluyente, jamás fue sectario. Es una forma modestamente, humildemente, de contribuir, de organizarnos, de abrirnos, de volver a escuchar, de volver a conectar con las necesidades de nuestra gente. Es un movimiento que respeta la diversidad y las identidades de cada sector; es un movimiento que viene de abajo para arriba; es con todos los sectores, con participación”.

Sobre el cierre, Kicillof dejó una frase sugestiva, que da cuenta del temor a la derrota que hoy comparten los distintos sectores del peronismo, sin excepciones. “Estas elecciones intermedias son legislativas. Hace 20 años que el peronismo no gana las elecciones intermedias en la provincia de Buenos Aires. Y lo sabemos. Sabemos también que estamos frente a una campaña roñosa, donde en los próximos días vamos a ver cualquier cosa”.

 A esas adversidades respondió con una fórmula que repitió varias veces, la de la unidad contra Milei: “No se trata de defenderme a mí, sino de defender las obras que seguimos haciendo, la escuela pública, la salud, la industria bonaerense, los puestos de trabajo”. “Convocamos a los peronistas, pero también a los que se sintieron ofendidos por el gobierno de Milei. En septiembre hay que decirle a la historia que por acá no pasó la motosierra”, afirmó.

El acto sirvió para mostrar volumen y motivar a la tropa, en medio de las dificultades concretas para abrir una negociación con el PJ Nacional por las listas. En términos de contenido, Kicillof no se diferenció demasiado de la última charla pública de Cristina: ambos se dedicaron a confrontar contra Milei y, si bien ella habló de su gestión en pasado y él defendió el presente, ambos propusieron una mirada más amplia de cara al futuro. Las similitudes reflejan que sus mayores diferencias no son programáticas, sino personales. Aun con matices, no se vislumbra una confrontación de modelos sino una disputa de poder.

 

LA/DTC

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