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FRACKING Y MEDIOAMBIENTE

Por tierra, aire y agua, las denuncias de contaminación en Vaca Muerta exponen el daño de la promesa energética

Emisiones contaminantes visibles al ojo humano en Vaca Muerta.

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Sin fracking no hay Vaca Muerta y las consecuencias de esta forma de extraer petróleo y gas en la Cuenca Neuquina está alterando todo lo que toca. Basureros petroleros a cielo abierto, emisiones de gases contaminantes que podrían evitarse y contaminación del aire que respiran los neuquinos y del agua que toman son sólo tres de los principales problemas socioambientales que generan, de acuerdo a la consulta a expertos, denunciantes, vecinos, empresas y exautoridades realizadas por elDiarioAR. Las autoridades de la provincia no quisieron responder las consultas de este medio.

Argentina espera que este conjunto de yacimientos de petróleo no convencional en la provincia de Neuquén dupliquen en los próximos años la producción de crudo del país para alcanzar el millón de barriles diarios. De acuerdo con las estimaciones de la petrolera argentina YPF, en 2026 podrían alcanzarse exportaciones por 18 mil millones de dólares anuales. En cuanto al gas, “la Argentina podría autoabastecerse y exportar gas a Chile y Brasil”.

elDiarioAR viajó durante tres días a Vaca Muerta, en un viaje organizado por Periodistas por el Plantea, Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN) y el Observatorio Petrolero Sur (Opsur), y financiado por Earthworks, una organización ambientalista de Estados Unidos que milita contra la contaminación provocada por la industria de hidrocarburos y la minería en su país y el mundo. 

Al contradictorio y desigual escenario social, se suma la convivencia forzada de los habitantes de Vaca Muerta con la alteración del medioambiente provocado por la técnica del fracking. Sobre Vaca Muerta, la inflación argentina tiene inflación extra con “precios petroleros” en alimentos y alquileres que se trasladan a todos los vecinos del área, sin importar si cobran o no un sueldo de la industria. El progreso trajo prostiución, desigualdad y más personas fuera del sistema. Aquí la tierra comenzó a temblar en 2015 por los sismos provocados por el fracking y se rajaron las casas de un pueblo entero.

Aquí también se montó uno de los basureros petroleros más importantes del país y los residuos denunciados como contaminantes forman montañas a 11 kilómetros del centro de la ciudad capital y las autoridades no quieren hablar de daños al medioambiente. 

En esta provincia históricamente petrolera, el boom del fracking comenzó hace una década. Esta técnica, también denominada fractura hidráulica, es mucho más compleja que la tradicional o convencional, que se realiza mediante el bombeo. El fracking consiste en la inyección de millones de litros de agua, arena y aditivos químicos a alta presión en la roca del sedimento. Al inyectar estos materiales se generan nuevas fracturas en la roca y se amplían las ya existentes. Eso permite finalmente la extracción del gas y el petróleo.

En Tratayen, uno de los territorios neurálgicos de Vaca Muerta, no sólo se extrae petróleo y gas de Vaca Muerta. También se construye el gasoducto Néstor Kirchner, los oleoductos y una planta de transferencia de Transportadora Gas del Sur (TGS), que transporta el gas que consumimos en Buenos Aires. Allí vive una veintena de familias, muchas de ellas productoras locales y criadoras de animales de pastoreo, como vacas, cabras, ovejas. También tienen caballos. Los Mardones y los Rosales son dos de esas familias, emparentadas entre sí. Son descendientes del pueblo Mapuche a través de su abuela.

Los Mardones son titulares del territorio donde se instaló la planta de fracking de Shell. Los Rosales reclaman el territorio donde opera YPF y el gasoducto. Ninguna de las familias que viven y trabajan aquí puede tomar el agua de pozo que solía consumir. La petrolera de bandera argentina les informó en los últimos años que debido a “una filtración” ya no deberían consumirla y les entrega bidones de agua potable para consumo familiar. “A los animales no nos queda otra que darles agua de pozo”, dijo Diego Rosales a elDiarioAR.

YPF sostiene que el agua de pozo en la zona no es apta para el consumo humano debido a contaminación en la década de 1970, que no tiene que ver con efectos del fracking y que el problema se está remediando junto a las comunidades mapuches de la zona. La empresa afirma que cuenta con un sistema de prevención y control de derrames y que tiene un plan de inversiones para mejorar las instalaciones y ductos, que muchas veces son viejos y no están adecuados. También afirman que alertan a la autoridad ambiental a través de un sistema de comunicación informática. “En 2021, el volumen de derrames de hidrocarburos mayores a un barril fue de 2.911 barriles, 49% menos que en 2020”, aseguró la compañía.

Basura

El fracking genera desechos o residuos. Son lodos de perforación, es decir, barro y sedimentos que se extraen cuando se fractura la tierra y que también contienen petróleo y los químicos que se utilizan para fracturar.También hay residuos del agua de retorno del fracking, es decir, del agua limpia de los ríos de Neuquén que se utilizaron para inyectar en el subsuelo y fracturar la tierra. El agua también vuelve con los químicos utilizados en el proceso de perforación y fractura.

Además, tanto el lodo como el agua de retorno suelen tener metales pesados (mercurio, cromo, plomo, cadmio, arsénico, entre otros) y materiales radiactivos de origen natural (uranio, radio torio y radón), explicó el Observatorio Petrolero Sur (Opsur) en un informe elaborado en base a la información oficial obtenida por el diputado provincial Andres Blanco (PTS-FIT) por medio de pedidos de informes dirigidos a la Subsecretaría de Ambiente de la Provincia de Neuquén en enero de 2021.

Como existen pozos muy profundos, de entre 4 y 6 kilómetros de extensión, la cantidad de residuos es importante. “Buena parte de los líquidos que cada pozo produce son descartados con algún tratamiento menor, en el mejor de los casos, en ‘pozos sumideros’. Es decir, pozos que llegan a formaciones permeables del subsuelo donde esos millones de litros son depositados a la espera de que no generen inconvenientes mayores. Por otro lado, los residuos sólidos, semisólidos y líquidos son tratados”, dice el informe.

¿Dónde tratan estos residuos? En plantas privadas, que en el caso de los lodos utilizan hornos que queman los residuos para disminuir el contenido de hidrocarburos que posee esa tierra. La primera de ellas fue instalada en el Parque Industrial de Neuquén, en las afueras de la ciudad capital de la provincia. Es manejada por la Compañía de Saneamiento y Recuperación de Materiales S.A. (Comarsa).

“Hay información como mínimo sesgada sobre el impacto ambiental de la industria y el fracking porque informan algunos de los incidentes en los campos petroleros pero no informan sobre el impacto en el suelo”, afirmó Blanco.

El primer basurero de Comarsa está bordeado por muros de concreto. El frente de la planta se ve en buen estado pero es muy fácil llegar a la parte de atrás, donde los muros de concreto están caídos y cualquier persona puede ingresar a las montañas de residuos sólidos. “No existe evidencia que indique que esta tierra con restos de hidrocarburos representen un riesgo para la salud y el ambiente, siempre que estén confinados en espacios debidamente acondicionados para tal fin como se encuentran en nuestra planta, emplazada en un parque industrial destinado para tal fin”, afirmó Comarsa ante la consulta de elDiarioAR.

La empresa fue denunciada por presuntos delitos ambientales por la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas y por la supuesta apropiación de tierras públicas, el presunto acopio ilegal de residuos peligrosos y el trabajo con máquinas clausuradas por la Secretaría de Ambiente de la provincia.

Sus denunciantes sostienen que acopió más del doble de lo permitido, enterró residuos sin tratar y no cumple con los plazos que ella mismo se impuso en el plan de remediación de su planta en el Parque Industrial Neuquén.

La planta terminó fuera de operación por un decreto de la Subsecretaría de Ambiente de 2016, en el que se obligó a la compañía a trasladar las operaciones a otra planta en Añelo, fuera del ejido urbano, explicó Comarsa. El plazo para el traslado definitivo está vencido pero la planta sigue allí. 

“El material (que se ve en las montañas negras del basurero clausurado) es tierra con hidrocarburos estabilizada y sin líquidos libres caracterizada por laboratorios habilitados, y monitoreada de forma permanente por las autoridades de aplicación tanto nacionales como provinciales y municipales”, respondió la compañía, y aseguró que “todo el material se encuentra estabilizado sin líquidos libres” y que se aplicaron “productos de bioremediación que aceleran su proceso natural de degradación”. 

Por aire

Durante el viaje entre Neuquén capital y Vaca Muerta, a lo largo de las rutas 7 y 17, los campos de extracción de hidrocarburos convencionales y no convencionales pueden verse a la vera de los caminos, incluso en zonas habitadas, como en el caso de las cigüeñas que extraen petróleo al lado de las casas de vecinos o de los patios de jugo de los niños.

Patricia Rodríguez, chilena de nacimiento, brasileña de crianza y actualmente viviendo en Arizona, Estados Unidos, es miembro de la organización Earthworks y está de visita en Neuquén con una cámara FLIR GF320. Parece una cámara de video pero tiene la capacidad de detectar compuestos orgánicos volátiles (VOC), incluyendo agentes cancerígenos conocidos y gases de efecto invernadero. Se utiliza para identificar emisiones y fugas durante las operaciones cotidianas de la extracción de petróleo y gas, o debido a equipos en mal estado, accidentes y descargas programadas por parte de los operadores.

Rodríguez coloca la cámara frente al ingreso de plantas de tratamiento, compresores y campos de extracción y miden las “emisiones fugitivas” de las empresas.

“Además de las emisiones de CO2 por el uso, se generan emisiones en los pozos de extracción y en el transporte del gas, llamadas en la jerga ‘emisiones fugitivas’ y que están compuestas en su mayor parte por metano con alto potencial de calentamiento global. Estas emisiones fugitivas representan entre un 8% y un 12% de las emisiones totales por el uso del gas”, explicó a elDiarioAR Gabriel Blanco, profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional del Centro (UNICEN) y ex Director Nacional de Cambio Climático en el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible del gobierno de Alberto Fernández.

En Neuquén y Vaca Muerta, Eartheworks midió esas emisiones en las plantas de YPF Loma Campana, la refinería de Complejo Industrial Plaza Huincul, set de fractura de Área Bandurria Sur y la planta de tratamiento de crudo Río Neuquén. También tienen imágenes de emisiones en la planta de procesamiento de gas de Tecpetrol en Fortín de Piedra (Grupo Techint), en la planta de tratamiento de crudo Aguada Pichana Este, de la francesa Total; en la central térmica Agua del Cajón, de Capex; y en plantas de Yacimiento Centenario, de Pluspetrol.

No sólo se detectan emisiones de estos gases contaminantes por las mechas que emiten llamas. La cámara de Earthworks permite ver emisiones que el ojo no ve a simple vista o a la distancia. Chimeneas que parecen apagadas están emitiendo metano a la atmósfera. Lo mismo sucede con compresores que están cubiertos por depósitos.

Qué dicen las petroleras

Estas emisiones están reguladas por la provincia de Neuquén, pero no están prohibidas por completo. Existen estrategias para reducirlas esas emisiones, como disminuir o eliminar la fuente de las emisiones mediante operaciones efectivas o redirigirlas a un dispositivo de control para evitar la emisión directa de metano a la atmósfera, sostiene la organización Methane Guiguing Principles.

En YPF, sostienen que la gestión de la petrolera “está orientada a minimizarlas y hacer un tratamiento adecuado a la legislación local”. ¿Qué emite YPF? De acuerdo a su último informe de sustentabilidad: dióxido de azufre (SO2 ), óxidos de nitrógeno (NOX ), compuestos orgánicos volátiles (COVNM), monóxido de carbono (CO) y material particulado (PM10). La empresa sostiene que sus emisiones cayeron un 3,4% entre 2020 y 2021 y un 24% entre 2018 y 2021

Shell aseguró a elDiarioAR que “tiene el compromiso global de convertirse en una compañía neta de emisiones de carbono para 2050”. “En Argentina estamos implementando hace tiempo un Plan de Descarbonización para reducir las emisiones de nuestras operaciones en Vaca Muerta. Una de las múltiples iniciativas en ese sentido fue la electrificación de nuestras plantas de Sierras Blancas, conectando las instalaciones a la red nacional de energía eléctrica para reemplazar la energía previamente generada a través de generadores de diésel y de gas”, aseguró la multinacional.

En Pluspetrol, que opera en Yacimiento Centenario, donde extrae tight gas utilizando fracking aseguraron a este medio: “Cumplimos con todas las regulaciones en el tema de referencia y no hemos tenido multas de la provincia por incumplir con la regulación”. El área concesionada a este empresa coincide con algunos de los barrios más pobres de las ciudades de Neuquén y Plottier.

Tecpetrol, de Techint, declinó responder sobre sus políticas de emisiones, entre otras consultas de elDiarioAR sobre sus operaciones en Vaca Muerta. Este medio consultó en la web el informe de sustentabilidad de la compañía en 2021 (último publicado) en el que sostiene que “una de las principales fuentes de emisión de gases de efecto invernadero (GEI) en el sector es la cantidad de gas emitido a la atmósfera por venteo”. “Esta práctica se lleva a cabo por razones operativas asociadas a procesos específicos, como, por ejemplo, ensayos de pozos, purgas y tareas de mantenimiento”. 

La otra fuente de gases de efecto invernadero “es la combustión de combustibles, principalmente, gas natural y, en proporciones menores, gasoil y diésel para los procesos propios de la actividad”, dice la compañía. Tecpetrol mide emisiones de CO2 y metano y no incluye otros gases como óxidos de nitrógeno y de azufre, hidrocarburos sin metano o  gases refrigerantes.  

Sin embargo, Tecpetrol no especifica cuánto emite en Vaca Muerta sino a nivel global como compañía y aseguró, en 2021, que sus niveles de emisiones venían disminuyendo lentamente durante los últimos años.

Las emisiones fugitivas son apenas un porcentaje de las emisiones ligadas directamente a Vaca Muerta, aunque las emisiones fugitivas no sean menores. Blanco afirmó que “la proyección de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) por el consumo interno de gas y otros hidrocarburos en Argentina tiene una tendencia creciente hacia 2030”. “Esto incluye el consumo en tres grandes sectores: el residencial, el transporte y el industrial, incluyendo la generación de electricidad”. 

“Utilizando proyecciones oficiales de la producción de gas de Vaca Muerta, se pueden calcular las emisiones que se producirían por su uso, tanto dentro del territorio argentino, como por su uso en aquellos países a los que se exporte ese gas. Estas últimas emisiones, podrían duplicar las emisiones que se producirían por el uso dentro de nuestro territorio”, agregó el experto. Es decir, la exportación futura de gas a Chile y Brasil, como mínimo, van a duplicar el efecto invernadero que ya provocamos dentro del país por el uso interno de este combustible fósil.

Al cierre de esta nota, elDiarioAR aguardaba la respuesta de Total, que adelantó que la empresa realiza trabajos permanentes “en pos de la disminución concreta de emisiones” y que responderá las consultas. Este medio no pudo comunicarse con ningún representante de Capex. 

ED/MG

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