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ENTREVISTA

Victoria De Masi, periodista: “El triunfo de La Libertad Avanza es la traducción de un nuevo contrato social”

La periodista Victoria De Masi

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Victoria De Masi cubrió la campaña de Javier Milei con La Libertad Avanza (LLA) para elDiarioAR. Para ella, “se jugó la exacerbación de las emociones” a lo largo de ese período, lo que permitió que “muchas personas que siempre estuvieron sentadas a la mesa pero que no tenían la oportunidad de hablar” encontraran su momento para hacerlo con el movimiento de ultraderecha.

“Donde muchos ven un espacio vacante que hay que cubrir de alguna manera, yo me permito ver un activo de Milei, un candidato que no tiene biografía política. Eso le jugó muy a favor. Con su capital de lo novedoso fue acercándose a un montón de gente que no tiene experiencia en la política, muchos de ellos muy jóvenes o con ideas que no encontraban en otros espacios”, analizó. A quién le habla el presidente electo, qué pasa con el armado de su gabinete y cómo será la relación con el periodismo, en esta entrevista.

¿Por qué pensás que Milei obtuvo 14 millones y medio de votos? ¿Cuál es la razón principal de semejante apoyo en el balotaje?

‒Si esta misma pregunta me la hacías la semana pasada, yo tenía una respuesta diferente, porque a medida que pasan los días podemos ir entendiendo un poquito mejor qué pasó. ¿Por qué gana Milei? Entre otras explicaciones, tiene que ver con una gran insatisfacción económica que atraviesa todas las clases sociales y a todas las personas que están en condiciones de votar. Me quedé con algo que me pasó cuando salí del búnker en el Hotel Libertador, donde el presidente electo vive desde la noche del pasado 19 de noviembre. Yo tenía que volver a la redacción. Era medianoche, no había transporte público, estaba toda la zona muy vallada y caminé unas cuadras pasando a propósito por el Obelisco, porque ahí se había concentrado gente. Era espontáneo, nadie había llamado a juntarse al pie del Obelisco. Ahí también sucedieron las marchas anti cuarentena, que fueron un momento muy significativo para LLA y para muchas personas que adhieren a las ideas de este gran movimiento. Esa noche había ahí muchos jóvenes personas de entre 20 y 25 años, que es un voto que a mí me me interesa particularmente. Yo ya había terminado de trabajar, pero estaba con el envión de querer entender, porque la verdad es que yo no esperaba ese resultado del partido que me tocó cubrir. Les preguntaba a los grupitos de chicos con sus camisetas de Lionel Messi. Sonaban los Redondos, cantaban “(Sergio) Massa basura, vos sos la dictadura”. Tenían esa apropiación de las consignas, quizás hasta del partido contrario. Los chicos me decían que ellos querían un trabajo, uno solo, con el que pudieran vivir, no en términos de grandes cosas, pero asegurarse el techo. Es decir, poder pagar un alquiler, no llegar ahogados a mitad de mes, que su esfuerzo valiera la pena, que si estaban esperando el colectivo en la calle, no los lastimaran o no los asustaran, no les robaran o no los mataran. Y la pregunta que seguía es qué pensaban de las políticas de derechos humanos. Me acuerdo que esa semana había sido una semana de declaraciones fuertes en ese sentido, de la pata de seguridad de LLA, que es Victoria Villarruel y uno de los chicos me dijo algo espectacular: “Yo te estoy hablando de los derechos humanos de ahora”. En esa frase había una gran explicación, que es esta generación a la que Malvinas y la dictadura le queda lejos, que necesita explicaciones nuevas y que no encontraron en las políticas públicas de los últimos 20 años respuestas a su calidad de vida. Incluyo en esa cuenta al gobierno de Mauricio Macri.

Después hay toda otra cuestión que es Milei candidato emocional. Me interesa cómo se jugó la exacerbación de las emociones en un momento cultural como es la campaña electoral, en la que está permitido que en espacios públicos, y quizás con gente que no nos conoce, podamos expresar nuestros sentimientos. Esto un poco de jactarse de habla sin filtros, que es un poco incómodo. Esa idea tiene como cierto alojamiento y muchas personas decodificaron ese mensaje porque estuvieron muteadas mucho tiempo. Yo me peleo un poco con la idea de están entre nosotros como si de repente fueran una incrustación.

Aparte estamos nosotros entre ellos, en todo caso. Son mayoría. No sabemos.

‒Claro. Empecé a desprogramarme de una idea a partir de un streamer, el Negro Medina. Yo lo seguía mucho en la cobertura. Tomó la entrevista que hice en FutuRock la semana pasada y la fue desmenuzando. No es muy agradable verse en esas situaciones, pero me dejó dos o tres lecciones buenísimas. Tenemos que dejar de decir ellos y nosotros. Eso me parece que está genial. Desarmar esa idea de que son unos otros y que vienen acá como a molestar lo establecido. Mucha gente entendió ese mensaje porque siempre estuvieron sentados a la mesa pero que no tenían la oportunidad de hablar y este es un momento.

Si bien hay nuevas generaciones que son una parte sustancial del triunfo de Milei, hay una parte de sus votante que uno supone antes votaron a Macri o a Cristina Fernández de Kirchner. Vos estuviste cerca del grupo que rodea a Milei, ¿qué es lo que vieron ellos?

‒Donde muchos ven un espacio vacante que hay que cubrir de alguna manera, yo me permito ver un activo de Milei, un candidato que no tiene biografía política. Eso le jugó muy a favor. Con su capital de lo novedoso fue acercándose a un montón de gente que no tiene experiencia en la política, muchos de ellos muy jóvenes o con ideas que no encontraban en otros espacios. La historia de Guillermo Francos es fenomenal. Él fue diputado, trabajó en el sector privado y después se fue enviado por el todavía presidente Alberto Fernández al BID. Vi una entrevista que le hizo Martín Sivak en el diario El País en la que Francos contaba que no le alcanzaba el sueldo de diputado que ganaba con Domingo Cavallo. El tipo abrió una investigación interna en el Congreso para saber qué había pasado con la causa de corrupción menemista, quizás la más escandalosa de esa gestión de gobierno, que fue el caso IBM-Banco Nación. Estaba preocupado por entender ese entramado del Estado y algunos privados que terminó con muertos. Dice esto de que se fue porque el sueldo como diputado no le alcanzaba, hace su carrera y vuelve convocado por una idea que le cerró pero que estaba por verse, porque eso había que ponerlo en práctica. El tipo confía en Milei. Nicolás Posse tiene un recorrido parecido. Él viene del sector privado. Se hicieron amigos en Corporación América, donde coincidieron este holding de empresas de (Eduardo) Eurnekian.

Hay mucho del sector privado que migró hacia Milei y la LLA.

‒Sí, mucha Siberia también, que es este lugar donde van a parar los que no están rindiendo como la empresa quisiera.

También creo que mencionabas a Carolina Barros, alguien muy importante de Corporación América, que su hijo está cerca, cercano a Santiago Oría.

‒Fue Carolina la que presenta a Oria a los Milei. Ese es el nexo.

Eurnekian está rodeado de gente de que se fue, tiene su corazón o trabaja con Milei.

‒Sí. Me hace pensar en el efecto que Milei genera en la gente. Te lo traduzco en un ejemplo. Nosotros decíamos allá por junio que era imposible que él logre su cometido de ganar la presidencia porque no le está yendo bien en las provincias. Cuando su cara llegó a la boleta, pasó algo. Entonces no son sus candidatos, es con Milei. Él genera un efecto en las personas y genera como una confianza al punto de que Posse dejó su trabajo en Aeropuertos Argentina 2000 para dedicarse al armado de la campaña primero y después asumir la conducción de los equipos técnicos.

En el documental Javier Milei: la revolución liberal de Santiago Oría, que dura dos horas, puede verse a un Milei en contacto permanente con la gente, como parte de su campaña política en la ciudad de Buenos Aires. ¿Vos crees que hay una clave ahí sobre una dirigencia política que se habla a sí misma y da por descontado el voto de los sectores populares?

‒Sí, estamos en un grupo de WhatsApp con periodistas que cubrimos a LLA. Empezamos cuatro, ahora son 40 y pico. Se llama Periodistas en cobertura de ola. Es muy interesante lo del domingo porque en la cuestión protocolar de horarios y escalas y demás en el Congreso hay un paso que no está, que es Milei, pero sí está previsto que él haga un discurso desde las escalinatas del Congreso a la gente que un poco convocó y otro poco está autoconvocándose. Esa cercanía que él generó con sus votantes es importante y yo creo que tiene mucho peso en la decisión de mucha gente que o lo votó siempre o lo terminó votando aún con el apoyo público que recibió de parte de Juntos por el Cambio. Milei y los suyos también entendieron que en algún momento había que hacer política, y había que sentarse a hablar con gente que habías despreciado. Habla de una persona política en maduración. Menos mal.

Otra cosa que suele decirse mucho es que no vimos venir a Milei. Vos empezaste a escribir sobre él en 2021, y yo vi infinidad de notas en los últimos dos o tres años de sectores del progresismo que hablaron mucho y se hicieron eco del peligro que representaba. ¿Qué falló para vos en esa reacción temprana?

‒Me sorprendí mucho durante la cobertura de la campaña, que habrán sido ocho o nueve meses. Yo seguía la cobertura de medios gráficos y digitales porque me dedico a eso pero también seguía a la tele y escuchaba un poco de radio. Además tuve que ampliar mi campo porque juegan fuerte en canales de streaming y las redes sociales, una space. Escuché referentes línea directa de Milei en LLA que hacían declaraciones en Space de Twitter a las dos de la madrugada que eran un discurso valioso. Después vos lo tenés que trasladar al texto. Pasaban cosas. Hay una recirculación de información que a los periodistas de la vieja escuela, si no nos acercamos, nos queda re lejos. Vos tenés que ir y atrapar eso que están diciendo. Eso por un lado. A riesgo de generalizar, porque hay excepciones y siempre siento que me quedo corta, veo como una sensación en general de que las personas ya no tienen ganas de que les digan cómo tienen que pensar o cómo tienen que vivir, o si le tienen que poner la “E” del lenguaje inclusivo. Siempre queda alguien afuera, porque afuera también va a quedar ese que levanta la mano y dice a mí no me representa. O sea, nunca vas a dejar como conforme a todo el mundo. Y por otro lado, hay un discurso que circula mucho en redes sociales sobre esto que decía Milei de que tiene que estallar todo para que cambie y haya un nuevo despertar. Él habla así como de espabilar gente porque vos estás dormido y en tu zona de confort. Otro lema de las redes sociales es que tenés que salir de donde estás, ese es tu refugio, no te va a pasar nada, pero afuera te va a ir mejor. ¿De qué depende? De que vos te muevas. Aparece el individuo, no aparece lo colectivo. Dos semanas antes, salían cartas de colectivos firmados al pie. No pasó nada y yo ahí veo la muerte de la grupalidad. El fin de lo colectivo no va más. Nosotros hicimos periodismo pedagógico, de datos, de contrastar testimonios y de territorio, pero no funcionó. Y eso tiene un montón de razones. Hoy es temprano para verlas. Soy periodista de gráfica, no soy cientista social, pero sí me parece que el triunfo de LLA encarnado en la figura de Milei es la traducción de un gran cambio y de un nuevo contrato social, que es lo que está escribiéndose ahora. Como muchos que no adherimos a esas ideas, nos adaptamos porque es la que viene.

Milei arma su gabinete y trae muchos especímenes. Algunos tuvieron una actuación importante durante el menemismo, otros con Macri como Luis Caputo, pero al mismo tiempo hay algunos que se quedan afuera. ¿Por qué hace eso de dejar afuera a algunos personajes que fueron muy importantes durante su campaña?

‒La que más me preocupa es Villarruel, porque es una una mujer que se preparó para ser vicepresidenta y que le puso a Milei lo que no tiene. No tiene un discurso de seguridad, puramente económico. Ella sabía dónde tocar en campaña y él la sumó todo el tiempo. Esto también hay que decirlo. O sea, Milei cuando pudo, en cuanto pudo, nombraba a su compañera de fórmula con nombre y apellido. Decía que la iba a poner a que maneje Seguridad y Defensa porque son sus territorios. Quedó como un poco borrada. Todavía no le encuentro explicación a eso. Me parece que hay que dejar que pase un tiempito. Por momentos me parece que la aparición de Macri en el armado quedó también un poco diluida, como si Milei le hubiese dicho gracias por todo. Como si la aparición de Milei hiciera espacio para que uno arregle como en estos mano a mano. Sobre las salidas de Emilio Ocampo y de muchos otros, vi a gente como súper afianzada al lado del candidato y en un momento fue como en un laburo cuando dejás de rendir o no te quieren más.

A fines de 2021 contaste la historia de Ariel Mamani. Tenía entonces 21 años. Nacido y criado en la Villa 31, hijo de inmigrantes. En ese momento, Milei tuvo un resultado muy bueno en ese barrio. A partir de este caso y de otros, ¿por qué pensás que penetra su discurso?

‒Tiene que ver con que tuvieron que salir a ganarse el mango y están agotados de que todos los días tengan que ver cómo llegan a mitad de mes. De repente aparece un tipo en YouTube que les promete la fórmula de no sé si de la felicidad, pero por lo menos de la estabilidad económica. No puedo escindir el triunfo de LLA de la pandemia. Ahí pasaron muchas cosas: haber retirado a la gente del espacio público y al mismo tiempo gente que salía a reclamar bajo el eslogan de libertad Ariel quedaba enmarcado en esa historia de un chico que no podía estudiar porque le costaba tomar clases online. Tenía un trabajo precarizado, dependía de un empleo municipal que además no le gustaba, pasaba mucho tiempo mirando YouTube o redes sociales y de repente encontraba alguien pokemonizado, y no lo digo para ridiculizarlo, pero la presencia de Milei en ese momento con un tono encendidísimo, y aparte un poco involucrado entre el cosplay y el animé, era muy tentador de ver. Ariel lo absorbió. No quiero estereotipar, pero otro error del progresismo es que quedó comodísimo al vecino del barrio popular. En los barrios populares que pisó, porque tampoco son tantos, tuvo ese efecto porque fue con el hashtag, esa palabra clave. O sea, no necesitás un escenario de un discurso de media hora. Él entendió el lenguaje que habla ese tipo de habitante en la ciudad de Buenos Aires e intentó ser lo menos impostado posible. También hay mucho acting en las presentaciones de Milei. Ahí conectó con lo popular, no negarle el saludo a nadie, subirse a una camioneta en la caja y estirar la mano, y después estar en un programa de tele y decir que le queda la mano cerrada tres horas. No sé si eso es así, sí sé el efecto que genera alguien que estuvo dedicado dos horas a entablar ese contacto cuerpo a cuerpo con la gente.

Milei empieza su gobierno, dice que hace falta un ajuste brutal y que lo va a pagar sólo la casta. Eso está por verse. Pero vos decías en alguna entrevista que su votante medio no tiene paciencia, por eso lo eligió. ¿Vos pensás que puede haber una rápida ruptura entre una parte de ese electorado y un gobierno que va más rápido de lo que muchos esperan?

‒El núcleo duro, ese votante que lo sigue a muerte, es capaz de romperse con tal de bancar a su candidato. Dudo de ese 30% que se le suma a Milei entre las generales y las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Ahí hay como un techo. No sé, puede llegar a tranzar otras cosas, pero si el triunfo de Milei se explica en la gran insatisfacción económica gran generalizada y de repente imprimís una remera con la frase no hay plata no sé si le cae bien a todo el mundo.

¿Qué lugar le asignás a los medios de comunicación en esta victoria de algunos sectores que lo llevaron a Milei a la Presidencia?

‒Nació de los medios de comunicación y sin embargo, la campaña más fuerte no se hizo en el canal que lo parió. Va a ser una relación muy tensa con el periodismo que quiera hacer periodismo, pero que al mismo tiempo LLA da un montón de cosas para ser contadas. La traducción de lo que va a ser su gobierno está en la calle. Hay que hacer periodismo en la calle. A mí me interesó LLA como partido en su camino hacia el poder y en los pasos que dieron para llegar a ser gobierno. Ahora me interesa ver esa traducción en nuestra vida cotidiana. Vos decías cuál es el tiempo le van a dar. Bueno, yo ando en la calle ahora con el cronómetro.

Entrevista realizada por Diego Genoud en su programa Fuera de Tiempo (Radio Con Vos).

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