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A 10 años del crimen de Ángeles Rawson, su asesino Jorge Mangeri planea pedir una revisión de su condena

Ángeles Rawson

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A 10 años del femicidio de Ángeles Rawson, la adolescente asesinada en su edificio del barrio porteño de Palermo y arrojada a la basura en lo que fue el caso más resonante de la reciente historia criminal argentina, su asesino, el condenado encargado de edificios Jorge Néstor Mangeri, analiza presentar un “recurso de revisión” de su condena a prisión perpetua ya firme.

El dato fue confirmado por tres fuentes, dos de la Defensoría General de la Nación y otra del Ministerio Público Fiscal (MPF) y, además, está avalado por la última presentación que el femicida hizo ante la Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional, en octubre de 2022.

Según la resolución, Mangeri (55) hizo una presentación “in pauperis” (escrita a mano desde el penal) bajo el título “Presenta queja por retardo de justicia”, en la que exigía al Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 9 de la Capital Federal “contar con copia de la totalidad del material fotográfico y fílmico obrante en la causa N° 29907/2013” (el crimen de Ángeles).

El motivo, explicado en otra presentación por la defensora oficial ante ese tribunal que en ese momento lo asistía, Laura Ayala, es que Mangeri quería esas piezas de la causa para cuando decida “encauzar el recurso de revisión”.

“Cuando la sentencia ya está firme y no quedan apelaciones, el recurso de revisión es la última oportunidad que tiene un condenado para intentar revertir un fallo, pero también es algo muy complejo y extraordinario para que lo habiliten. No se puede cuestionar la prueba ya evaluada, sino que debe surgir un elemento nuevo. La idea de Mangeri es intentarlo también ante tribunales internacionales”, dijo una fuente judicial ligada al expediente.

La defensa del encargado de edificios -primero asumida por el penalista Miguel Ángel Pierri y en el juicio por su colega Adrián Tenca-, siempre intentó basarse en dos nulidades: la de la pericia de ADN que confirmó que Ángeles había logrado arañar al portero y la confesión que hizo en la fiscalía porque, según denunció, fue presionado por la Policía. Nunca prosperó ninguno de los pedidos.

El asesino de Ángeles fue condenado a prisión perpetua tras un juicio realizado en 2015 ante el TOC 9, como autor de un “femicidio en concurso ideal con abuso sexual y homicidio agravado criminis causae” (la mató para ocultar otro delito, en este caso, un ataque sexual).

Esa sentencia fue confirmada en 2017 por la Sala II de la Cámara Nacional de Casación Penal y en julio de 2018 por la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

El ex encargado de edificios cumple su perpetua en el Complejo Penitenciario Federal I de Ezeiza, donde es “fajinero” (hace tareas de limpieza) en el pabellón. Desde que quedó arrestado la madrugada del 15 de junio de 2013, cuando se autoincriminó ante la fiscal de la causa, Mangeri lleva 3.647 días preso. En aquel momento tenía 45 años y tras pasar la última década tras las rejas, ya tiene 55.

Hace seis años hubo una reforma del Código Penal y ahora la perpetua para este tipo de delitos no permite la libertad condicional (artículo 14) y son 50 años de cárcel.

Pero como el caso Ángeles ocurrió antes de esa nueva disposición, Mangeri sí estará en condiciones de pedir la condicional, pero recién dentro de 25 años, en 2048, cuando tenga 80 años y luego de haber pasado 35 en prisión.

La única alternativa que tiene para intentar abandonar el penal antes de esa fecha es que le otorguen la prisión domiciliaria en 2038, cuando cumpla los 70 años, o por algún problema de salud.

Quien controla el cumplimiento de su condena es el Juzgado Nacional de Ejecución Penal 1, subrogado en la actualidad por la jueza Vilma Bisceglia.

El actual defensor de Mangeri en este fuero es Pablo Corbo, de la Defensoría Pública Oficial ante los Jueces Nacionales de Ejecución Penal 1.

El femicidio

Ángeles “Mumi” Rawson (16) fue asesinada el 10 de junio de 2013 en su edificio del barrio porteño de Palermo y su cadáver apareció al día siguiente en la planta de tratamiento de residuos de la Ceamse en la localidad bonaerense de José León Suárez, en uno de los femicidios con mayor repercusión de la historia criminal argentina y en el que, después de una serie de especulaciones que apuntaban al seno familiar, en cuatro días descubrieron que el portero Mangeri había sido el asesino.

En el juicio realizado en 2015, se dio por acreditado que aquel día a las 9.50 -horario en el que quedó grabada por una cámara de la cuadra-, Ángeles regresaba de su clase de gimnasia, llegó al edificio de Ravignani 2.360, en Palermo, pero no entró a su departamento de la PB “A” porque se topó en el hall con el ahora condenado.

Para la Justicia, con algún engaño, el portero llevó a Ángeles a un sitio del edificio -para la fiscalía fue el sótano y para la querella la portería del octavo piso-, y allí inició un ataque sexual que, por la resistencia de la víctima, terminó en el homicidio.

Una junta médica concluyó que Ángeles murió estrangulada y sofocada en no más de cinco minutos y que su asesino le fracturó cinco costillas, la clavícula derecha y una vértebra.

Si bien la chica no llegó a ser violada, tenía en una de sus rodillas, en la ingle y en la cara interna de los muslos, lesiones paragenitales que probaron que Ángeles padeció un abuso sexual.

Según la sentencia, Mangeri ató y acondicionó el cadáver de la adolescente dentro de bolsas de residuos para luego desecharlo en algún contenedor de basura, razón por la que al día siguiente fue hallado en la Ceamse de José León Suárez.

Si bien al inicio sospechaban de algún asesino que la interceptó en la calle, después de la aparición del video que probaba que había llegado a la casa, la mira se posó sobre el entorno familiar de la víctima, en especial, sobre su padrastro, Sergio Opatowski, hasta que Mangeri fue llevado a la fiscalía en la noche del viernes 14 de junio para una declaración testimonial y allí, ya de madrugada, se autoincriminó cuando le dijo a la fiscal Paula Asaro: “Soy el responsable de lo de Ravignani 2.360. Fui yo”.

Esa confesión no tuvo valor legal, pero la evidencia clave contra Mangeri fue el cotejo de ADN que determinó que debajo de la uña del dedo índice de la mano derecha de Ángeles se halló el perfil genético del portero, lo que probó que la chica rasguñó a su asesino en un intento de defensa.

Además, el encargado tenía 34 lesiones de las cuales más de 20 eran arañazos que habían sido enmascarados con quemaduras.

En el juicio, un oficial del Servicio Penitenciario Federal reveló que cuando el portero ingresó detenido a la alcaidía de tribunales por el crimen de Ángeles “lloraba” y decía que había sido “un accidente”.

MB con información de agencia de noticias Télam

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