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Bar de viejes: de Instagram a un mapa interactivo que rescata los bares argentinos con identidad barrial

Café “García”, Sanabria y José Pedro Varela, Villa Devoto

Laura Marajofsky

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Mano a mano con la retromanía y otros fenómenos culturales de la última década como el crecimiento de las redes sociales, lo que comenzó como una pequeña aventura hace más de diez años y luego evolucionó en fenómeno de nicho en redes, hoy se vuelve una forma silenciosa de resistencia cultural. También una manera de atraer a las nuevas generaciones a descubrir espacios del patrimonio gastro a través de Instagram. Así, por ejemplo, @bardeviejes se constituye en un ejercicio topográfico de los bares y cafés tradicionales -en la cuenta explicitan “no notables” a modo de juego- de Buenos Aires y su colorida fauna. Este proyecto que ha sido reconocido por Mecenazgo, acaba de estrenar su propio sitio: un mapa online de búsqueda de estos espacios, hoy en vías extinción. Al mismo tiempo, el proyecto, funciona como testimonio de otras formas de relacionarse con el tiempo, el ocio y la gastronomía, en un mundo cambiante en el que la ciudad lucha por no perder su identidad barrial. 

Bar de Viejes es además un proyecto que refleja los tiempos que vive nuestro país, creado por una mujer (que se mantiene anónima) y utilizando el lenguaje inclusivo, como puente simbólico entre nuevas y viejas generaciones, y usando las redes sociales para trascender la pantalla y mostrar diferentes maneras de habitar la ciudad, reivindicar la herencia local y darle a los ciudadanos un sentido político de sus consumos. Charlamos con su creadora.

-En los últimos años y quizás potenciados por las redes, la revalorización del patrimonio porteño (sea arquitectura, arte o gastronomía) se transformó en un fenómeno cada vez más ubicuo, ¿por qué crees que es importante preservar estas cosas y qué aportan los bares de viejes a nuestra construcción a futuro?

Creo que imposible construir un futuro sin entender la historia, es parte de la construcción de una identidad personal y colectiva. Sobre todo, porque no creo que el tiempo sea lineal si no que hasta la moda demuestra que funciona cíclicamente. Es entender qué podemos ofrecer que cuente una historia sobre nosotrxs mismxs y que no sea un copy paste de un bien de importación. Uno de los peores males del capitalismo tardío es el turismo desregulado que hace que se represente y se consuma siempre la misma ciudad. No importa si estás en Latinoamérica, en Europa o en Medio Oriente, querés tomarte un latte de leche de soja y seguramente Starbucks lo sabe y está ahí para ofrecértelo y que te sientas como en tu casa. Eso me parece muy problemático para las economías y las comunidades locales que pierden terreno porque la demanda es otra y no hay resguardo ni políticas de estado que las ayuden. @bardeviejes nace fundamentalmente de una visión política, porque sienta posición en relación a modos de consumir, de vincularse y de mirar. 

Junto a tu cuenta ha habido una explosión de este tipo de contenido en redes, algunos proyectos son llevados por locales (como cuentas similares en Uruguay o España por ejemplo), otros por personas extranjeras viviendo como nativos como Creme de la Creme.

Muchas personas piensan que soy extranjerx porque efectivamente la mirada del proyecto es extranjera (de hecho, muchas de las personas que hacen proyectos similares son extranjerxs). Y no es una mirada turista –es decir, eso que está buscando la confirmación de lo propio todo el tiempo-, sino todo lo contrario. Es la posibilidad de ver lo diferente en el acto más mundano, en el lugar más antiguo, en el bar por el que pasás hace treinta años y nunca te detuviste a observar porque es demasiado común. 

Uno de los aspectos más interesantes que rescatás sobre estos espacios es la idea del registro del paso del tiempo y el tipo de sociabilidad que promueven. Algo que me parece que los hace especialmente interesantes en una época de hiperconexión y aceleramiento de la vida como éste. 

Sí, hay algo de los bares de viejes que está vinculado a una infancia de una parte de la humanidad (en la que me incluyo) que está desapareciendo porque los modos de vivir y de vincularnos han cambiado radicalmente. El bar de viejes habla de una forma de resistencia a este mundo veloz y tecnocrático. Es como un páramo analógico en la era digital; un lugar que sigue incorporando las formas comunitarias de vivir, la cultura local y barrial y la permanencia y repetición como formas de actuar en lo cotidiano. Son lugares propicios para la contemplación y la observación, algo que está en las antípodas de la hiperproductividad capitalista a través de la red wifi. Es más probable ver a alguien mirando por la ventana, charlando con el de la mesa de al lado o leyendo un libro que mirando el celular o trabajando con la computadora. Y eso hoy es casi revolucionario: no estar conectado ni produciendo todo el tiempo.

Además está cosa de rescatar la dinámica que tienen especialmente los bares como espacios sociales, de conversación e intercambio de ideas. 

Un bar de viejes tiene su propia staff, sus habitués, personajes que entran y salen del bar a la misma hora durante años, quizás décadas, y que sólo tienen relación ahí adentro. Como si fueran actores de una obra de teatro que repiten sistemáticamente el mismo papel. También tienen la cuota perfecta de compañía y soledad, de intimidad y desapego.

¿Notás que hubo un incremento del público joven que visita estos lugares en el tiempo que lleva el proyecto? ¿Qué factores pensás que contribuyeron con esto?

Si bien son los jóvenes los que consumen mayormente “espacios sin alma” como Starbucks y otras grandes cadenas y los responsables de los procesos de gentrificación urbanos, también creo que el futuro de los “bares de viejes” depende, en gran medida, de la acción de las generaciones más jóvenes. Hay un know how vinculado a los productos y al hacer culinario de estos bares que me parece fundamental difundir y conservar para su subsistencia porque el público joven le otorga mucho valor a la gastronomía. Otro de los factores del incremento creo es que, frente a la crisis económica y ahora la pandemia, muchos bares están desapareciendo o ya lo han hecho, entonces hay como una vuelta hacia atrás, como cierta nostalgia. Algo así como esa profecía autocumplida de “unx no valora lo que tiene hasta que lo pierde” y le agregaría “o hasta que alguien más lo valora.” Con respecto al tema de las mujeres en los bares, es una estadística informal que llevo a raíz del trabajo que hago. De hecho, al inicio de la cuenta muchas mujeres me escribían diciendo que no se animaban a entrar tal o cual bar por vergüenza o miedo. Ese es otro estigma que la cuenta intenta desterrar.

El relato de historias de personas vs la personalización y las selfies, los lugares antes que los rostros, el anonimato, los mapas, parecen códigos de la Internet de antes más relacionada con el blog que con Instagram o el consumo rápido de rrss de hoy. ¿Son elecciones editoriales y estéticas deliberadas?

Sí, es más un blog que un perfil de IG. Es un proyecto de un joven vieje y va a contrapelo de los códigos de hoy como la selfie y el autobombo porque no se hermana con esos valores. El sostén de la cuenta tiene que ver con la noción de comunidad, con la idea de que la identidad se construye colectivamente. Se plantea como una verdadera “red social”, es decir, aquella que permita crear un cambio social y repensar los modos y los medios de consumo. Entonces caer en el mismo código sería un oxímoron que no me interesa promover. Además, teñir el proyecto de una biografía personal lo limitaría notablemente y empezaría a circular en un sentido poco interesante. Me parece que lo más “antisistema” que se puede hacer hoy en las redes es ser anónimo y correrse de la literalidad. Además, cultivar el misterio es una forma de jugar con las fantasías sociales. Cada unx se imagina algo distinto de quién es @bardeviejes y eso pone en circulación ideas y prejuicios. 

Si bien el nombre de la cuenta responde a que estos suelen espacios poco habitados por los jóvenes, en especial mujeres y disidencias, en los últimos años se ven cada vez más como espacios abiertos y permeables a todos.

El lenguaje inclusivo funciona en dos sentidos importantes: primero abre a la pregunta de por qué estos lugares siempre fueron habitados por varones heterosexuales y no por mujeres. Esta pregunta es interesante porque habla de la división histórica del trabajo que permitió que los varones pudieran armar una “familia” por fuera del hogar y las mujeres no. De hecho, si pensamos en los “bares de viejas”, son las confiterías como Las Violetas y el momento es la hora del té con amigas. Esto de que las mujeres están más en grupo en los bares y no tanto en soledad, está cambiando, por lucha y conciencia colectiva. El segundo sentido que abre el inclusivo es dialogar con las generaciones más jóvenes e interpelarlos directamente. Es en esa dirección donde se gesta el futuro de estos espacios y de todo lo que venga. 

Hablando de futuro, contarme un poco sobre el mapa online (bardeviejes.com.ar) que hoy tiene 650 bares en total de Argentina y otros sitios

Consta de un mapa interactivo de acceso gratuito con información de los bares de viejes, tales como dirección, horarios, recomendaciones, fotos, con el objetivo de acercar estos bares a la comunidad y a la nuevas generaciones, puntualmente. La idea principal es poner a los bares de viejes en el mapa y devolverles su capacidad de ser centros de encuentro cuando queramos ir a comer, tomar un café o una cerveza. Hacer un mapa es remarcar la densidad de algo en un determinado territorio, es ponerlos “dentro del radar”. Una de las funciones más importantes que tiene el mapa es que te permite geolocalizarte y encontrar el bar de viejes más cercano y también filtrar por los que están abiertos en ese momento. Además, podés filtrar por Nombre, por Barrio (en Capital Federal) o por otras ciudades como Mar del Plata o Rosario, y por categorías como Cervecería, Minutas, Sandwichería, Parrilla, Heladería, etc. A raíz de la pandemia, agregamos las opciones de delivery, take away y wifi.

Es colaborativo e interactivo

Sí, la idea del mapa también es que se nutra colectivamente, actualizarla con la información que vayan reportando los usuarios. Se trata de consolidar la comunidad interesada en habitar físicamente, no sólo simbólicamente, esos espacios. A través de la web, podés puntuar a los bares y hacer comentarios.

Y contanos qué se viene para Bar de Viejes…

“BAR ABIERTO” es una iniciativa de @bardeviejes que estaba pensada para desarrollarse en el 2020, pero se tuvo que interrumpir a causa de la pandemia. Consiste en hacer una serie de encuentros culturales, de música y gastronómicos en un bar de viejes distinto al mes para rehabitarlos colectivamente y rescatarlos del olvido. Es una respuesta activa a la situación crítica de los bares y es una invitación directa a la comunidad para actuar frente al cierre de bares y generar nuevos espacios de encuentro en un mundo pospandémico. Próximamente, se viene el Club de Amigues de Bar de Viejes, La idea principal del Club es trasladar la comunidad virtual a una comunidad física y presencial que ocupe los bares. Los miembros del Club tendrán acceso a una serie de beneficios como newsletters, descuentos y sorteos, pero no quiero adelantar mucho, para eso tendrán que estar atentos a las novedades del proyecto. 

LM

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