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“Mucha gente y pocos cajeros”: la odisea de conseguir efectivo en el conurbano bonaerense

Las dificultades de los residentes de La Matanza para extraer dinero de los cajeros automáticos.

Ana Breccia

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Aunque en los últimos años el comercio electrónico ha avanzado, los argentinos hacen uso del dinero físico como principal opción de medio de pago. Pero para los sectores más postergados y el desarrollo de una economía informal, más que una “opción” se trata de una “necesidad”. Y esta realidad se convierte en paradoja debido a las dificultades que los vecinos encuentran a la hora de extraer la plata de los cajeros de su región. Largas filas, recorridas entre localidades y retiro en supermercados o estaciones de servicio: cómo es la odisea de conseguir efectivo en las márgenes del conurbano bonaerense.

En un universo cada vez más tecnológico, las tendencias deberían apuntar hacia un menor uso del dinero físico; pero en la Argentina, una encuesta realizada por la Fundación UADE y la consultora Voice's revela que “Los pesos en efectivo siguen siendo, con amplia diferencia, el medio de pago más utilizado” a nivel nacional; y desprende que el 82% de la población dice utilizarlos siempre o casi siempre, contra un 21% de uso frecuente de las tarjetas de débito, 13% de las tarjetas de crédito y 7% de otros medios de pago electrónico.

Parte del motivo de estos hábitos en medios de pago se puede explicar con los datos del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA), con respecto a los altos niveles de informalidad en los barrios más humildes. El trabajo reveló un incremento de la pobreza que fue significativamente más intenso entre los trabajadores que viven en “hogares del estrato trabajador integrado y del estrato marginal”, del conurbano bonaerense.

Allí, donde las veredas de los hogares se convierten en ferias y las redes sociales en vidrieras de productos y “trueque”, donde la economía que predomina es en negro, paradójicamente resulta un dolor de cabeza extraer efectivo de los cajeros; lo que se evidencia en aglomeraciones que se bifurcan en las puertas de los bancos todos los meses, padres y madres de familias que se trasladan a localidades vecinas en busca de otras sucursales y más colas en supermercados, estaciones de servicio y Rapipagos como alternativa para retirar el dinero.

“Trato de evitar cajeros en épocas de cobro. Retiro mi dinero hacia finales del mes donde no hay nadie e intento pagar todo lo que pueda por medios electrónicos. Nunca andan los cajeros, funcionan mal o te retienen la tarjeta”, indicó Florencia de González Catán, mientras que Mercedes, que aguardaba ingresar al banco Supervielle ubicado sobre Avenida Simón Pérez al 4.900 para “hacer unos trámites”, agregó: “En Capital es diferente, no hay nada de cola. Allá entro y salgo a cualquier hora, es distinto. Acá, ni la atención ni las colas son normales”.

Sonia, otra vecina, insistió con la diferencia de lo servicios con respecto a la Ciudad de Buenos Aires:  “En Capital tenés miles de cajeros. No vas a ver las largas filas que hay por acá. En fecha de cobro es imposible sacar dinero sin estar horas esperando. Yo que soy de Catán y estoy adherida a Banco Galicia, tengo que irme hasta San Justo para operar en la sucursal más cercana. Con las restricciones, ¿cómo voy hasta allá?”.

“En estas fechas esto siempre es así”, aseguró Miriam que se encontraba a la mitad de la cola que se extendía a lo largo de media cuadra para utilizar el cajero automático del Banco Supervielle. Pero Miriam, antes de reflexionar acerca de esta problemática, remarca su preocupación con respecto a la situación económica del país: “La gente, que consume en estas fechas, se está guardando la plata. Yo, que tenía negocio de calzado, me fundí. Hoy en día la estoy peleando: vendo de a un par por internet. Me reinventé. Antes era mayorista y ahora vendo de a un par y termino regalando la mercadería; hago una oferta, me meto en los perfiles de Facebook y ofrezco reventa en los grupos de trueque. Uno se la tiene que rebuscar. Mis chicos van a escuela estatal y todos los meses nos dan mercadería y eso suma pero estamos tirando, vivimos al día”, lamentó.

“Muy pocos cajeros para la cantidad de gente que viene a González Catan a sacar dinero. Saco en la estación de servicio, Rapipago y los fines de semanas conseguir dinero es una odisea”, apuntó Verónica mientras que, Sandra, que es de la zona, aseguró que le retira el sueldo a su marido en el barrio porteño de Caballito, donde va a trabajar a diario: “En otras oportunidades tuvimos que irnos hasta San Justo o Morón a cargar combustible para obtener efectivo”, apuntó la mujer.

Los datos del BCRA, indican que en abril funcionaron en la Argentina 17.613 cajeros automáticos, de los cuales 13.177 están ubicados dentro de las sucursales bancarias y 4.436 están fuera de ellas. En el último año, dentro de los bancos se instalaron solamente 86 cajeros nuevos.

Tanto Red Link y Banelco, no registran planes significativos de instalación de nuevos cajeros en las sucursales, aunque la decisión de hacerlo no parte de ellas, sino de los bancos. Pero sí aparecen nuevas formas de pagar y de acceder al efectivo, según apuntó infobae.

Un trabajo de Prisma Medios de Pago, reveló que los usuarios de la tarjeta de débito se acostumbraron a pagar más con ella y a aprovechar ese momento para retirar efectivo. Al mismo tiempo que van menos al cajero y cuando lo hacen retiran más cantidad.

“El procedimiento de carga de efectivo en los cajeros no es dificultoso”, indicó Jose Napolitano, Licenciado en Economía, docente, y ex gerente bancario de varias sucursales en la Argentina, a elDiarioAR. “Lo realiza una empresa tercerizada de caudales; los cartuchos vienen armados, con tres cifras, y se reemplazan unos por otros”, apuntó.

Los gerentes llevan un registro “de la cantidad de transacciones de cajeros, tiempo muerto, dinero que se dio y a su vez tienen que poner gente que enseñe a los clientes a apropiarse de la tecnología. También deberían poner sus esfuerzos en hacer las cosas más sencillas para los clientes”, en una zona de “ingresos medios y bajos donde el efectivo es el rey por la economía informal”.

Con respecto a los comercios que integran la opción de retirar dinero con la compra, consideró que es algo que “les conviene ya que atrae una gran cantidad de público al local y al mismo tiempo se sacan el efectivo de encima - ante un robo o tener que pagar el servicio de traslado para esa plata-”.

Horas de fila y el dúo “Café com Leite” que acompaña a los vecinos en la espera

En la recorrida por tres de los cuatro bancos ubicados en el centro comercial de González Catán, dos jóvenes con una guitarra, un parlante y un micrófono, ofrecían a los vecinos un repertorio de canciones a la gorra. Candela y Camilo, el dúo “Café com Leite”, trabajan en el tren pero ahora “que están pidiendo permisos y está complicado, optamos por las filas de los bancos, principalmente en estas fechas”, contaron.

La pareja, ella oriunda de Catán y él colombiano que llegó al país hace un año, consideró que en las puertas de las sucursales incluso les va mejor que en el transporte público. “La gente viene al banco y espera mucho tiempo, se quedan entre dos y tres horas y esta es una forma de distraerlos y entretenerlos. Es un acompañamiento”, aseguró Candela mientras contaba que “además de ser una manera de subsistir, nos gusta compartir lo que hacemos con pasión a la gente y está bueno. Nos hace bien”.

AB.

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