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Ultima jornada del juicio

Declararon Lucas Pertossi y Blas Cinalli: sin plan para matar, alcohol y el cambio de ropa para cuidar “la de salir”

Blas Cinalli y Lucas Pertossi, ambos declararon hoy.

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A Lucas Pertossi lo cargaban porque tenía cierta tendencia a filmar todo: en el grupo lo llamaban “Croniquita”. Es el imputado que filmó cómo lo sacaban a él y a sus amigos del boliche Le Brique por la cocina. También registró con su celular el inicio de la pelea, desde que Fernando Báez Sosa está de pie hasta que cae de rodillas. Ambos videos son parte de la evidencia. Además, fue quien envió el audio al grupo en el que dice “caducó”. Lucas declaró ante el Tribunal. Luego lo hizo Blas Cinalli, otro de los acusados al que lo comprometen los chats de esa madrugada y los rastros de su ADN hallados en el meñique de la víctima. Ante los jueces aseguraron no haber participado de ningún plan criminal y que tampoco golpearon a la víctima. Insistieron en algo: la borrachera, la dispersión del grupo y que se cambiaron la ropa para ir a Mc Donald’s porque la que llevaban puesta era “la de salir”.

Así cerró Lucas Pertossi su declaración: “Quiero decir que en ningún momento le pegué a Fernando Báez Sosa, ni lo toqué ni participé de ningún plan para asesinarlo”. Y así abrió Blas Cinalli su declaración: “No hubo ningún plan, no hubo ninguna planificación, ningún rol”. Ambos, junto a otros seis jóvenes están acusados de haber organizado el crimen, ocurrido en la madrugada del 18 de enero de 2020, hace hoy tres años, en Villa Gesell. La imputación es la misma para todos: homicidio agravado por haber planificado un plan criminal con la intención de emboscar y golpear a Fernando hasta matarlo. Un delito por el que podrían recibir una condena a perpetua. Con sus dos testimonios cerró la primera etapa del juicio por el crimen de Báez Sosa. Ya no hay más pruebas que presentar y no quedan testigos de ninguna de las partes. Faltan los alegatos y la sentencia.

El mismo relato hasta el encontronazo en el boliche

Sus testimonios coincidieron hasta el momento del ataque. Contaron que se habían levantado tarde, que habían ido a la playa y habían tomado alcohol desde temprano; que antes de que oscureciera decidieron comprar las entradas anticipadas en la disco y luego volver a la casa para cenar, bañarse y volver a salir. Antes de llegar a Le Brique pasaron por una previa que habían organizado unas chicas de Zárate y hacia las cuatro de la mañana entraron en el boliche. Hasta ahí, sus relatos son calcados. Lo que pasó después cambia, para empezar, porque según dijeron estaban en lugares diferentes. Los dos ven, a cierta distancia, el mismo tumulto y se acercan.

Lucas lo hace desde la derecha: “Veo que a uno de mis amigos lo estaban agarrando del pie y me acerco y le digo ‘soltalo’ y le pego dos patadas. El chico suelta a mi amigo y yo me voy hacia la esquina”, dijo. No dijo el nombre del chico al que le pega, pero posiblemente sea Tomás D’Alessandro, un amigo de Fernando que, al intentar defenderlo, había caído al piso. Siguió: “Ahí los pierdo a los chicos. Mandé mensajes al grupo para saber dónde estaban, los llamé pero no me atendían. En eso veo que se acerca un chico y le pregunto si se había cruzado a un grupo de chicos, por mis amigos. Me dice que no y me cuenta que había habido una pelea, que había una ambulancia. 'Caducó el pibe', dijo”. 

Pertossi, que era quien había enviado al grupo el audio que avisaba que el chico al que habían golpeado “caducó”, le dio un giro a la historia: él solo reprodujo lo que otra persona -jamás identificada- le había dicho. El cambio parece sutil, pero no. Es una maniobra para desarmar la hipótesis de la fiscalía y la querella que plantearon desde que empezó el juicio que Lucas había vuelto a la esquina para saber qué había sido de la víctima después de la pelea. Dijo Pertossi que después fue a la casa, entró en la habitación y se cambió la ropa por una chomba y una malla “porque lo que tenía puesto tenía olor a alcohol y era ropa de salir”. 

Luego fue el turno de Blas Cinalli, que dijo que tuvo un encontronazo con alguien dentro de Le Brique que generó que los expulsaran del boliche. En el dedo meñique izquierdo de Báez Sosa encontraron ADN de Cinalli. Es una evidencia que lo compromete. Sobre esto, explicó: “Por la pericia pude ver que Fernando Báez Sosa tenía ADN mío en el meñique. Nunca le pegué a él, no sabía quién era. Supongo que la persona con la que tuve el encuentro (en el boliche) era él. Pero en ningún momento le pegué al chico”, dijo el imputado. Él también se cambió de ropa para ir a desayunar: “Me saqué la camisa porque no la quería manchar”, explicó. 

En su versión, él nota un tumulto y escucha gritos. Cuando mira la revuelta, ve que entre la gente a uno de sus amigos -no menciona a quien- que había sido tacleado y arrastrado. Él reaccionó a esa agresión acercándose a la ronda y pidiéndole al que había tacleado a su amigo que lo suelte. “Pegué un par de patadas pero como vi que no iban a pelear, me fui. Después los perdí a los chicos”, cerró.

Por la pericia pude ver que Fernando Báez Sosa tenía ADN mío en el meñique. Nunca le pegué a él, no sabía quién era.

Blas Cinalli. Uno de los ocho imputados por el crimen de Báez Sosa.

A diferencia de los cuatro imputados que declararon, Blas Cinalli respondió preguntas de la Fiscalía que quiso saber, entre otras cosas, por qué había escrito “creo que matamos a uno” en un mensaje de WhatsApp. “Lo decían los vecinos y en Mc Donald’s la gente hacía comentarios. Yo le repetía a mi amigo lo que escuchaba. No estaba muy lúcido. Yo no creí que había pasado así”, dijo. El fiscal Juan Manuel Dávila insistió: “Pero cuando usted dice ‘creo que matamos a uno’, ¿sintió algo?”. Cinalli respondió: “No me estaba dando cuenta de lo que estaba diciendo. Eran como las 6, 7 de la mañana. Estaba totalmente borracho”.

El fiscal Dávila pidió que mirase algunos de los videos incorporados a la causa como prueba. En uno, Cinalli se ubicó con seguridad en la escena, pero dijo no recordar haberse cruzado con un joven en cueros que estaba en el piso. Entonces el fiscal le mostró el que había filmado Lucas Pertossi con su celular. Cinalli no solo se identificó sino que advirtió verse “medianamente cerca” de la víctima.

Cinalli ya había avisado al Tribunal que después de contar su versión, respondería preguntas de los fiscales pero no las que hiciera la querella. Explicó por qué en un video que proyectaron en el televisor de la sala. Era un compilado hecho de manera casera con apariciones de Fernando Burlando en distintos programas de televisión. Burlando, que representa a los padres de Báez Sosa, los llamó “cagones”, “merecen morir en la cárcel”, “asesinos”, “excrementos”, “escoria”, “conchudos”... “Por eso  -se excusó Cinalli-, porque hablaron así de mí y de mi mamá todo este tiempo no voy a responder preguntas de la querella”. Con él, son cinco los imputados que pidieron hablar. Los alegatos serán el miércoles -fiscales y querella- y jueves -defensa- de la semana próxima.

VDM/

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