Día Internacional contra la Corrupción: ¿por qué se conmemora el 9 de diciembre?
Desde 2003, el Día Internacional contra la Corrupción busca instalar en la agenda pública la necesidad de combatir una problemática que afecta a los Estados, debilita instituciones y profundiza desigualdades. La ONU, promotora de esta fecha, advierte que la corrupción se sostiene gracias al abuso de poder de funcionarios y agentes públicos que obtienen beneficios personales a costa del conjunto de la sociedad.
Las cifras que difunde el organismo muestran la magnitud del problema: cada año se pagan alrededor de un billón de dólares en sobornos, mientras que otros 2,6 billones se pierden por prácticas corruptas. Esa suma equivale al 5% del PBI mundial, un drenaje de recursos que golpea con mayor fuerza a los países en desarrollo, donde el dinero sustraído supera por diez lo que se destina a mejorar la calidad de vida de la población.
Frente a este escenario, distintos actores institucionales insisten en la necesidad de un compromiso social amplio. La consigna de este año —“Tu derecho, tu desafío: decile no a la corrupción”— apunta a reforzar el rol de la ciudadanía en la detección, denuncia y prevención de irregularidades. La ONU destaca que la responsabilidad es compartida: políticos, trabajadores judiciales, medios de comunicación, empresas, docentes, jóvenes y organizaciones civiles deben involucrarse para proteger derechos y fortalecer la transparencia.
Uno de los instrumentos para medir el fenómeno a nivel global es el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC), elaborado a partir de encuestas y evaluaciones de expertos. La escala va de 0 a 100, donde los valores más bajos indican mayor corrupción. En 2018, Dinamarca y Nueva Zelanda encabezaron el ranking como los países más transparentes, con puntajes de 88 y 87. En el extremo opuesto, Afganistán, Corea del Norte y Somalia obtuvieron apenas 8 puntos, ubicándose entre los más afectados por prácticas corruptas.
La jornada del 9 de diciembre recuerda, así, que la lucha contra la corrupción es un desafío permanente y colectivo, y que su impacto excede lo económico: compromete derechos, oportunidades y el funcionamiento mismo de las democracias.
LN
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