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Crisis climática
COP27: Argentina pide a los países desarrollados que paguen por el impacto climático y plantea el canje de deuda externa por acciones climáticas

La delegación argentina de la COP27 en Egipto, encabezada por Nicolini  y Lehmann

Daniel Gutman

Sharm El Sheikh, Egipto —

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¿Están los países desarrollados dispuestos a aportar los cientos de miles de millones de dólares que necesita América Latina para adaptarse al impacto del cambio climático y transformar sus  economías? Esa es la pregunta que la Argentina y otros países de la región vinieron a hacer hasta Sharm El Sheikh, a orillas del Mar Rojo. Este balneario egipcio, acostumbrado a recibir turismo de alto poder adquisitivo del hemisferio norte, es en estos días sede del fantástico show en que se han convertido las Conferencias anuales de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que se realizan desde 1995. Más de 33.000 personas están acreditadas para este encuentro, dueño de una interminable lista de actividades diarias durante dos semanas, en el que vienen a mostrarse gobiernos, empresas y organizaciones de casi 200 países.

“No venimos a pedir limosna; venimos a posicionarnos como un bloque que exige el cumplimiento de los compromisos de financiación climática de acuerdo con el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas”, dijo a elDiarioAR Corina Lehmann, Directora de Asuntos Ambientales de la Cancillería, una de las referencias de la delegación argentina. La premisa que ella menciona, que figura en todos los instrumentos internacionales desde 1992, establece que los países desarrollados, principales responsables del cambio climático, deben liderar la lucha contra la crisis ambiental global.

Las naciones ricas no cumplieron el compromiso escrito en 2015 en el Acuerdo de París, de aportar 100.000 millones de dólares anuales para acción climática, pero hoy Lehmann aseguró que ya no alcanzaría con esa cifra. “Distintos estudios ya nos muestran que hacen falta trillones de dólares” para el llamado Sur Global, aseguró la funcionaria en uno de los transitados pasillos del enorme Centro de Convenciones egipcio.

Pese que, a diferencia del año pasado en Glasgow, no vino aquí el presidente Alberto Fernández y ni siquiera asiste el ministro de Ambiente, Juan Cabandié, Argentina hizo el miércoles un intento de mostrar liderazgo regional en el reclamo financiero a los países ricos.

Fue cuando encabezó la presentación de un documento que lleva la firma de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), en un acto marcado por la informalidad, en el que participaron funcionarios de Chile, Colombia, Paraguay, Bolivia, Ecuador, Panamá y República Dominicana. El evento se hizo en el stand de Panamá, ya que Argentina, igual que la mayoría de los países de la región, no tiene un espacio propio aquí.

“Es una vergüenza que América Latina no actúe como un solo bloque en las negociaciones de cambio climático”, dijo la Secretaria de Cambio Climático argentina, Cecilia Nicolini, en un acto que atrajo una modesta atención (había unas 40 personas), en el contexto enloquecido de paneles, anuncios y presentaciones simultáneas que tiene la COP. 

Efectivamente, mientras Africa negocia en conjunto, la región pierde capacidad de presión por su división. Argentina forma parte del llamado bloque ABU, con Brasil y Uruguay, y también se une a otros países en desarrollo en el espacio del G77 +China.

Nicolini aseguró que el texto fue redactado por Argentina -en su carácter de presidente pro tempore de la CELAC- y arengó a los presentes cuando dijo: “No dejemos que las reglas nos las establezcan desde afuera”. En el documento se reclama a los países desarrollados que cumplan retroactivamente con sus compromisos de ayuda y aporten 600 mil millones de dólares hasta 2024. A partir de entonces se les pide que “transiten de miles de millones a billones de dólares de financiamiento climático, en línea con las necesidades y prioridades de los países en desarrollo”.

También se hace mención en el texto a un tema especialmente relevante para la Argentina, que es el de la necesidad de canjear deuda externa por acción climática. En el pasado ya lo planteó Alberto Fernández y aquí en Egipto lo introdujo el nuevo presidente colombiano, Gustavo Petro, uno de los pocos jefes de Estado latinoamericanos presentes.

Son entre 154 mil y 198 mil millones de dólares anuales los que necesita invertir América Latina hasta 2030 en medidas para transformar sus economías de manera que reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero y logren resiliencia ante el cambio climático. Esa fue la precisión que dio durante la presentación del documento Eduardo Latorre, funcionario de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), quien anticipó los datos de un informe de ese organismo todavía no publicado.

América Latina está golpeada por una larga crisis económica y social que se agravó este año y, según dijo Latorre, viene bajando su inversión en mitigación y adaptación al cambio climático en los últimos 20 años. Particularmente cuando se habla de adaptación, precisó el funcionario, se hace referencia a cuestiones vinculadas con la pobreza, como la falta de agua y saneamiento. De acuerdo a los datos de la CEPAL, los países de la región vienen invirtiendo en adaptación entre el 1 y el 1,5% de su PBI y necesitan pasar al menos al 3,4%.

 Esta nota fue producida con el apoyo de la Climate Change Media Partnership 2022, organizada por Earth Journalism Network de Internews y el Stanley Center for Peace and Security

DG/SH

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