La ola de frío polar golpea a las personas en situación de calle, que cada vez son más en CABA

Acurrucados bajo puentes o soportales y en busca de un caldo o café caliente, la creciente población en situación de calle afronta la primera ola de frío del invierno de Buenos Aires: “Este país es rico, podríamos vivir mucho mejor y no taparnos con cartones”.
En el barrio de Constitución, al sur de la Capital, debajo de una autopista elevada, un centenar de personas intenta reponerse al amanecer tras una noche a la intemperie en un centro de ayuda a personas sin techo, denominado Dispositivo Integral de Primer Acercamiento, del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
María Sánchez tiene 42 años y hace casi una década que vive entre habitaciones baratas de hotel y diferentes esquinas, umbrales o puertas de comercios.
“El frío de estos días me tiene muy preocupada, por eso me levanto temprano, quedarse mucho tiempo tirado en la calle te consume”, cuenta a EFE mientras toma un té con azúcar para combatir los tres grados del alba.
Como si fuera habitual, una mujer joven llega a desayunar, se desvanece poco a poco en su asiento y es atendida por trabajadores sociales mientras esperan una ambulancia.
Vivienda impagable y ayudas que no llegan
El problema de las personas en situación de calle toma relevancia en Buenos Aires con el frío ante posibles muertes por hipotermia, pero también expone otras formas de violencia y desamparo que enfrentan a diario.
Según un reciente informe del Ministerio Público de la Defensa de la capital, el Centro de Estudios Sociales y Legales (CELS) y la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), el Gobierno de Buenos Aires lleva a cabo dos acciones de forma simultánea.
Combina un significativo aumento en el presupuesto destinado a paliar, sin mejorar, las vidas de los sin techo con políticas punitivistas para “limpiar” las calles de estas personas.
En Constitución, Ezequiel Barajas es el gerente del operativo y casi todo aquel que concurre al lugar lo reconoce y lo saluda de manera afectuosa.
“Hay personas acá que tienen una problemática de consumo o de salud mental que hacen que no puedan salir de un círculo vicioso y dependan constantemente de recursos que ofrece el Ministerio de Desarrollo Humano”, explica Barajas a EFE.
Pero Jorgelina Di Iorio, integrante de la Asamblea por los Derechos de las Personas en Situación de Calle, dice a EFE que la relación entre consumo de drogas y exclusión es a la inversa de lo que plantea Barajas: “Mucha gente empieza a consumir recién cuando lleva un tiempo viviendo en la calle”.
Martín, otro asistido en la fría madrugada, critica la situación que se presenta en lugares de acogida de la ciudad: siempre están repletos, la comida es mala y poca, en las duchas solo corre agua fría.
Di Iorio expresa a EFE que este sector social enfrenta una creciente vulnerabilidad en medio de la crisis habitacional en Buenos Aires, donde el precio de los alquileres creció en los últimos años muy por encima del promedio de los salarios, lo que ha dejado a muchas familias literalmente en la calle.
Martín y otros asistentes al centro de Constitución con más años de calle coinciden en que cada vez hay más personas y familias que nunca antes habían vivido a la intemperie.
El Gobierno de Buenos Aires cuenta con dos programas de asistencia para grupos familiares en este estado de vulnerabilidad, uno para compra de productos de la cesta básica por alrededor de $138.000 y otro para subsidio habitacional por $222.000, pero estas ayudas no llegan a la mayoría de las personas que viven en la calle.
Por Sebastián Rodríguez Mora, para la agencia EFE
0