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“La presión por recuperar tu cuerpo es inmensa”: las madres empujadas a usar inyecciones para adelgazar en el posparto

Recurrir a fármacos GLP-1 para recuperar el peso previo al embarazo puede afectar a la lactancia.

Rose Stokes

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Lydia* empezó a pensar en los medicamentos para adelgazar durante el embarazo. “Todo el mundo hablaba de ellos y los anuncios estaban por todas partes”, dice, mientras su bebé duerme la siesta arriba. “Recuerdo que pensé: 'Así es como voy a perder peso para mi casamiento el año que viene'”.

Cuando Lydia explica que pasó la mayor parte de su vida previa al embarazo en una vorágine de dietas e insatisfacción corporal, le digo que creo que la mayoría de nosotras estuvimos ahí. Sin embargo, el embarazo aportó a esta galesa de 33 años un nivel de aceptación corporal y satisfacción que nunca había tenido antes.

Pero a medida que se acercaba la fecha del parto, surgió una sensación de temor que le resultó familiar. En el grupo de WhatsApp de su clase prenatal, que antes era un espacio donde se compartían fotos de sus crecientes panzas y consejos sobre cómo iniciar el parto, empezaron a llegar los bebés y, con ellos, las conversaciones sobre la alimentación.

De repente, la dieta y la pérdida de peso se colaron en el chat. De las seis madres del grupo, tres decidieron no dar el pecho o lo dejaron pronto para ponerse a dieta o inyectarse para adelgazar, dos cosas no recomendables durante la lactancia debido a su impacto en la calidad y el suministro de leche. Sin embargo, Lydia estaba decidida a dar el pecho, así que intentó no dejarse influir por ello, y se sintió aliviada cuando, a pesar de que su hijo estaba muy mal cuando nació y terminó en la unidad de cuidados intensivos neonatales, pudo hacerlo.

El trauma tiene por costumbre centrar la mente, y en los primeros días de vida de su hijo, las preocupaciones de Lydia por su peso quedaron en segundo plano, ya que se dedicó por completo a cuidarlo. “Estuvo a punto de morir. No me importaba nada más que él”, afirma. Sin embargo, al cabo de unos meses, empezó a notar que su peso había comenzado a aumentar, en lugar de disminuir, como todo el mundo, incluida su madre, le había asegurado que ocurriría mientras estuviera dando el pecho.

Hoy, siete meses después del parto, ve anuncios de inyecciones para adelgazar por todas partes: en su cuenta de Instagram, muchas de sus seguidoras las están usando o hablando de ellas, y muchos anuncios personalizados son de un proveedor privado. Parece que todo está dispuesto para que deje de tener sobrepeso. Y, como a tantas mujeres antes que ella, el mensaje le está calando. “Por mucho que aprecie mi cuerpo por traer al mundo a esta criatura preciosa y pueda racionalizarlo completamente”, dice, “la idea de no estar 'delgada' para mi casamiento me mata por dentro”.

Yo también soy madre de niños pequeños y, como muchas otras, luché con mi peso durante toda mi vida. Crecí a finales de los 90, bajo la lente tóxica del escrutinio obsesivo del cuerpo de las mujeres. Todavía recuerdo al presentador Chris Evans pidiendo a Victoria Beckham que se pesara en directo en televisión seis meses después de dar a luz a su primer hijo, Brooklyn, para demostrar que había perdido el peso del embarazo. Y aunque los años de positivismo corporal supusieron un gran avance para ayudarnos a todos a aceptar la diferencia y la diversidad, el crecimiento acelerado del multimillonario mercado de los agonistas del GLP-1, que llevó a aproximadamente 1,5 millones de personas en el Reino Unido a empezar a usar estos fármacos, parece estar haciendo retroceder la aceptación.

Tuve mi primer hijo en 2022 y el segundo en 2024, y la presión para 'recuperar mi figura' después del segundo fue muy intensa; el panorama parecía diferente. La pérdida de peso ya no era solo una aspiración, sino algo posible; solo hacía falta una simple inyección, aunque bastante cara. Un estudio de 2019 de la Mental Health Foundation estimó que hasta cuatro de cada diez mujeres experimentan insatisfacción corporal posparto, por lo que no es de extrañar que las empresas privadas de pérdida de peso se dirijan a las mujeres que dieron a luz recientemente. Basta con ver el reciente respaldo de Serena Williams a las inyecciones como parte de una campaña publicitaria de Ro, un proveedor privado: “Después de tener hijos, es la medicina que mi cuerpo necesitaba”, afirma.

"Ahora, mirando atrás, me doy cuenta de lo vulnerable e insegura que estaba en aquellos primeros días después del parto".

Me sumé a la moda seis meses después de dar a luz. Tras investigar los medicamentos y leer las directrices del Gobierno y del Servicio Nacional de Salud [de Reino Unido] sobre la administración de agonistas del GLP-1, descubrí que estos medicamentos no deben tomarse durante el embarazo, mientras se intenta quedarse embarazada o durante la lactancia. Además de los numerosos episodios de mastitis que sufrí en los meses anteriores, el deseo de perder peso rápidamente fue un factor determinante en mi decisión de dejar de amamantar a los seis meses.

La Dra. Jan Toledano, destacada especialista en hormonas femeninas y fundadora de la London Hormone Clinic, afirma que ve esto con demasiada frecuencia en su clínica. “Es un periodo de gran agitación hormonal. Tu cuerpo cambia, estás desorientada... tenésla responsabilidad de cuidar de bebés recién nacidos y niños. Tenés todo tipo de problemas de identidad y corporales, y la presión para volver a ser como eras antes es inmensa”. Afirma que es alarmante, pero no sorprendente, que alguien esté tan interesada en perder peso en esta coyuntura que esté dispuesta a dejar de amamantar.

Melanie* es madre, tiene 31 años, dos hijos pequeños y vive en el sur de Gales. Su hija menor tiene 18 meses y toma el pecho varias veces al día. Para ella, la pérdida de peso fue “un cambio vital”, aunque ir en contra de las recomendaciones del Servicio Nacional de Salud (NHS) no fue una decisión que tomara a la ligera. “Investigué mucho, leí todos los artículos científicos que pude entender y hablé con mi marido al respecto”, afirma. El proveedor privado al que compró Mounjaro le preguntó si estaba dando el pecho. Ella marcó la casilla del “no” y nunca se comprobó la veracidad de la información.

Dice que se sintió más cómoda yendo en contra de las estrictas directrices, ya que toma otro medicamento que, según ella, se administra de la misma manera y se considera seguro para la lactancia. También había leído las experiencias de otras mujeres en Reddit. “Obviamente, no pudieron realizar estudios a gran escala sobre la seguridad de los medicamentos durante la lactancia, porque no es ético”, explica, “pero decidimos seguir adelante”.

"Es extremadamente importante evitar los GLP-1 durante la lactancia".

El servicio Drugs in Breastmilk (Medicamentos en la leche materna) de The Breastfeeding Network proporciona información sobre la seguridad de los medicamentos, tratamientos y procedimientos durante la lactancia. Amanda Da Costa, supervisora clínica del servicio, afirma que el número de consultas de madres lactantes sobre la pérdida de peso aumentó un 145% entre el verano de 2024 y el verano de 2025. “Las preguntas sobre las inyecciones constituyen la mayor parte de las consultas relacionadas con la pérdida de peso”, afirma. “No se recomienda el uso de medicamentos GLP-1 como Mounjaro, Ozempic o Wegovy durante la lactancia”, añade. “Se necesitan más investigaciones y datos sobre si estos fármacos se transfieren a la leche materna o si tienen algún efecto en los lactantes”.

Toledano es aún más directa en su preocupación por el uso de estos fármacos durante la lactancia. “Hay muy pocos datos en humanos sobre si se absorben en la leche materna y se transmiten al bebé, pero hay estudios en animales”, afirma. “No son muy exhaustivos, pero hay algunos que muestran que podría haber un posible efecto en el crecimiento del bebé, por lo que es extremadamente grave y extremadamente importante evitar los GLP-1 durante la lactancia”. También señala que el impacto en el bebé puede que ni siquiera sea visible al principio, pero existe la posibilidad de que haya consecuencias a largo plazo. “Otros aspectos preocupantes para el bebé serían el desarrollo de la regulación normal del apetito y las vías hormonales intestinales”.

El hecho de que los nuevos padres, como Melanie, puedan acceder a estos medicamentos en línea con tanta facilidad es preocupante. Da Costa afirma que la red espera que todos los médicos que recetan estos medicamentos pregunten a las pacientes si están amamantando antes de recetarlos, pero se apresura a decir que saben que esto no siempre ocurre, o que una persona puede optar por no revelar esta información u olvidarse de hacerlo. Para Toledano, esta falta de supervisión es el aspecto más preocupante del auge del uso de GLP-1 a través de proveedores privados. “Muchas veces anuncian que hay apoyo nutricional, pero no lo hay”, dice, “y como es por Internet y nadie puede verte, ¿cómo se puede evaluar el estado del paciente?”.

No se recomienda el uso de medicamentos GLP-1 como Mounjaro, Ozempic o Wegovy durante la lactancia. Hacen falta más investigaciones y datos

Amanda Da Costa supervisora clínica de Drugs in Breastmilk

Toledano afirma que existen otros riesgos potenciales para la salud derivados del consumo de medicamentos para adelgazar durante el periodo de posparto, que ella define como al menos el primer año de vida del bebé. “Si se produce una pérdida de peso rápida, esto afecta a muchas cosas diferentes: la producción de leche puede cesar, sí, pero también pueden disminuir los niveles de energía, lo que, en mi opinión, predispondría a la depresión posparto”. También señala que la pérdida rápida de masa corporal puede provocar la interrupción de la menstruación, lo que podría ocultar el retorno a la fertilidad que muchas veces indica la menstruación. Por ello, aconseja a quienes los toman que tengan mucho cuidado con la anticoncepción si no desean quedarse embarazadas.

Por supuesto, hay algunos casos en los que las madres necesitan asistencia médica en el periodo posparto, concretamente si desarrollaron diabetes gestacional o corren el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 u otras enfermedades metabólicas. En estos casos, Toledano aconseja trabajar con un médico especialista que pueda supervisar su atención mientras toman los medicamentos, pero le preocupa que la comercialización masiva de los medicamentos directamente a los consumidores esté interfiriendo en este proceso. “Si una mujer recurre a los agonistas del GLP-1 porque se anuncian constantemente y todo el mundo los toma, no va a acudir a un médico que entienda los cambios metabólicos después del embarazo”, lo que, en su opinión, las pone en riesgo de desarrollar efectos secundarios no deseados u otras complicaciones de salud.

Me arrepiento de mi decisión de dejar de dar el pecho para tomar agonistas del GLP-1, sobre todo porque los efectos secundarios me resultaban intolerables y no pude tomarlos durante más de un par de semanas. Dejar de producir leche no es una decisión de la que se pueda volver atrás fácilmente. La retrospectiva es algo maravilloso, por supuesto, pero ahora, mirando atrás, me doy cuenta de lo vulnerable e insegura que estaba en aquellos primeros días después del parto y, por lo tanto, predispuesta a creer en la promesa de una pérdida de peso fácil. Era como si tuviera una diana pintada en la espalda. Y lo que siento ahora es preocupación por la falta de atención y apoyo continuos para las mujeres posparto que, con razón o sin ella, se ven empujadas a tomar estos medicamentos en un momento en el que son extremadamente vulnerables. Ojalá alguien me hubiera protegido de ellos.

Desde nuestra entrevista, Melanie me dijo que dejó de tomar Mounjaro. Dice que le preocupa lo fácil que es para las mujeres posparto como ella dejarse atraer por la publicidad de las inyecciones, u omitir información o mentir para conseguirlas, como hizo ella. “Estás muy vulnerable; tus hormonas están revolucionadas, estás falta de sueño y todo eso. Debería haber advertencias y una publicidad más estricta para que no se dirijan a las personas equivocadas”, afirma.

Por ahora, Lydia decidió no tomar los medicamentos. “En última instancia, mi hijo está por encima de esta necesidad incesante de estar delgada”, afirma, aunque tiene claro que, si le aconsejan que es seguro hacerlo y está segura de que su hijo no sufrirá ningún daño, es probable que los tome tan pronto como cumpla un año. También le molesta que, como suele ser el destino de las mujeres, tenga que elegir entre dos cosas sobre las que la sociedad ejerce una enorme presión para que las madres consigan: recuperarse y dar el pecho. “Odio no poder hacer ambas cosas”, afirma. Le digo que yo siento lo mismo.

*Los nombres de las participantes han sido modificados.

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