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ENTREVISTA

Rachel Cusk: “La maternidad parece inocente porque nadie habla honestamente sobre ella”

Rachel Cusk

Ana Requena Aguilar

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Un trabajo para toda la vida (Libros del Asteroide) es el último libro de la escritora Rachel Cusk (Canadá, 1967) que se tradujo al español. Sin embargo, pasaron veinte años desde su publicación y esas dos décadas se notan. Un trabajo para toda la vida es un relato autobiográfico sobre la maternidad que, en su momento, despertó fuertes críticas por lo que mucha gente consideró el libro escandaloso de una mala madre. En el año 2023, el relato de Cusk convive ya con decenas de libros que rompieron el tabú de la maternidad idílica y que politizaron lo personal más allá de lo que la escritora canadiense afincada en Paris hizo. Aparte de sus aclamadas novelas, Un trabajo para toda la vida y Despojos, Sobre el matrimonio y la separación son dos volúmenes que hablan en primera persona de dos de las experiencias más desgarradoras de la vida: la maternidad y la separación.

Habla en la introducción de su libro Un trabajo para toda la vida de las duras críticas que le llegaron cuando se publicó por primera vez. No eran críticas literarias sino críticas sobre su maternidad, sobre lo que contaba. Es curioso pero para cualquier persona que escribe y publica sobre la maternidad, desde el periodismo o la literatura, es evidente que es uno de los temas que más debate y críticas furibundas produce, ¿por qué?

La razón por la que parece un tema inocente es porque mantuvimos al margen muchas revelaciones. Así que es aparentemente inocente porque nadie habla honestamente sobre ella. Una de las razones que hace que la maternidad sea tan difícil es que el mundo de las madres es extremadamente educado y tiene sus propias normas y códigos. No sé si a un grupo de madres le gusta escuchar a otra persona quejándose sobre cómo es la maternidad o sobre cómo debería ser para ellas necesariamente. Esta especie de mantenimiento de la imagen maternal sigue ocurriendo, tanto sobre la experiencia misma como a un nivel más grande, y es lo que intento describir en el libro. Mucha gente sigue interesada en decir que es todo genial, y si dices que no todo es genial...

Es curioso que tanta gente se sienta tan personalmente apelada cuando alguien habla sobre su experiencia de la maternidad, sea esta como sea.

Creo que hasta cierto punto la gente siente que es su deber aparentar que está todo bien con la maternidad, supongo que por el simple hecho de que no hay nada que puedas hacer al respecto, no puedes devolver al bebé. Ese es un tabú muy poderoso. Yo nunca lo sentí, nunca pensé que hubiera alguna razón por la que no pudiera decir exactamente lo que sentía. Lo que significa tener un bebé es algo de lo que solo te das cuenta cuando lo haces tú. Hay una desaprobación fuerte que se produce a veces cuando escuchas a alguien hablar de su maternidad. Alguna vez me encontré pensando: “¿Realmente crees que eres la única persona que ha tenido un bebé?”. Creo que es lo que se siente cuando escuchas a alguien hablando de una manera directa o enfadada por haber sacrificado tantas cosas por este trabajo social, sobre todo cuando sientes que tú no te quejaste y que esa otra persona sí lo está haciendo.

Menciona en el libro a Adrienne Rich y su libro Nacemos de mujer y habla de esa carencia de relatos que muchas mujeres sienten cuando van a ser o acaban de ser madres. ¿No cree que ahora tenemos muchos más libros, novelas, muchas más escritoras publicando sobre maternidad, incluyéndola de manera mucho más honesta en las historias?

Es una experiencia tan violentamente personal que es difícil para cualquiera encontrar su voz. Es difícil también para una escritora. Mencionas a Adrienne Rich y yo realmente quería que ese libro me ayudara pero no lo hizo, no en ese momento. No podía pensar en la historia de la maternidad, no me ayudaba mirar la experiencia de una manera objetiva en ese momento. La versión de la maternidad que todas vivimos es solo la versión de la maternidad que en ese momento estás viviendo, pero la realidad es que hay muchas otras. Mi libro era una expresión de la desesperación de una escritora diciendo 'no puedo, esto es el fin, es el fin de las mujeres y yo tampoco puedo escapar de ello'. Eso es lo que pretendía al escribir este libro justo en el momento en que me estaba pasando, describir lo que me estaba pasando, poder hablar a quienes también estaban en ese momento.

Insiste también en que su preocupación era escribir un libro de calidad. Esa preocupación, que parece natural cuando alguien se enfrenta a la escritura de un libro, ¿es más grande cuando quien escribe es una mujer y cuando va a escribir de temas que han sido históricamente considerados de segunda, como precisamente la maternidad?

Una respuesta, también femenina, muy común al libro fue reírse de la idea de intelectualizar a las mujeres diciendo 'oh, usa demasiadas palabras largas' o '¿cómo encontraste el tiempo de leer todos esos libros? Yo nunca leo nada, solo cuido del bebé'. Hay también una misoginia muy básica. Incluso cuando ganas el Premio Nobel la sufres. Annie Ernaux es extraordinaria y ha sufrido terribles ataques de personas que creen que es una desgracia que le hayan dado a ella el Nobel porque escribe sobre lo que es ser una mujer. Así que está bien que los hombres escriban sobre disfrutar el sexo con niños, pero no están bien otros temas.

Escribe en el libro: “Cuando la madre está con esa otra persona no es ella misma; cuando está sin esa otra persona no es ella misma; por eso es tan difícil separarse de los hijos como quedarse con ellos”. ¿Es la ambivalencia la emoción que más define la maternidad?

Lo que es interesante y exasperante a la vez es la manera en la que los psiquiatras y psicoanalistas escriben sobre esto. Describen muy objetivamente la psicología de la maternidad, sin ningún tipo de prejuicio. Hablan de que tienes un hijo, de que tu cerebro está dividido y tú eres tú pero tienes una cosa que ha salido de ti que es más importante que tú, que te reemplaza. Es un estado psicológico muy interesante y también lo es que puedas leer una descripción científica sobre ello. Sin embargo, cuando tú tratas de describir eso mismo que has vivido tú, entonces los demás te dicen que eso no está bien. Sí, la ambivalencia está en el corazón de la maternidad y diría que es algo que no cambia, que continúa incluso cuando tus hijos son mayores. Por eso necesitamos hablar de ella mucho más.

Cada uno los capítulos de su libro habla de algún tema relacionado con el embarazo o la maternidad reciente, con los cambios que experimenta la vida de una mujer que acaba de tener un hijo. Habla de una maternidad compartida en una pareja heterosexual y, sin embargo, ni su pareja ni su relación aparecen en el libro, ¿por qué excluyó ese tema, el cómo trastoca la llegada de un hijo a una pareja?

Sentí que eso estaba fuera del tema, que era otro asunto diferente. Y creo que parte de por qué escribí Despojos fue para continuar hasta el final de la historia y contar “vale, esto se disuelve”. Hay un acto de injusticia cuando la llegada del bebé supone que el hombre y la mujer se convierten en seres tan diferentes el uno del otro. En el mundo moderno, muy frecuentemente un hombre y una mujer que se conocen son iguales, tienen trabajos, y de repente sucede esto. Eso significa que la vida de la mujer, la manera en la que ella gasta su tiempo, es la contraria a la del hombre. Cualquiera que fuera el mito o la realidad de su romance, ha quedado hecho añicos.

Tampoco el sexo tiene mucho protagonismo en el libro. Cuando la pareja con la bebé se muda fuera de Londres, describe aquel lugar como un lugar asexuado, pero tampoco sabemos nada de la protagonista, no sabemos nada de lo que siente o experimenta sobre su sexualidad ni durante su embarazo ni durante su maternidad reciente.

Eso habría arruinado el libro. Habría arruinado lo que estaba tratando de hacer porque no lo estaba haciendo para mí. Tenía que identificar y elegir las partes de mi vida que me parecían universales. Por eso no hablo del padre de mis hijos, por ejemplo, porque otra mujer tendrá otro padre de sus hijos y se comportará diferente. Y en el momento en que te alejas demasiado de lo que se comparte, el libro deja de funcionar como algo que puede generar verdad y simplemente se convierte en una historia sobre mí. Es una línea difícil de seguir. También qué parte de la historia me pertenece y qué parte le pertenece a otra persona, eso es increíblemente importante al hacer este tipo de trabajo.

ARA

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