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Sobre este blog

Algo en común: derechos, igualdad y democracia es una columna semanal en la que el Equipo ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género) ofrece una mirada feminista sobre los temas de la agenda de género en Argentina.

En un contexto complejo que parece cuestionar muchas de los acuerdos que fuimos construyendo en las últimas décadas, en esta entrega semanal se analiza lo que nos une, las convicciones que compartimos, los anhelos que sostenemos mirando el futuro. Con el aporte de las investigaciones de ELA en temas como las violencias, los cuidados, los derechos sexuales y reproductivos y la participación social y política de las mujeres, se ofrece un retrato de un estado de situación y se explora la realidad del país y de la región buscando recuperar aquello que nos une. No son “temas de mujeres”, son temas de la sociedad que atraviesan a las mujeres y diversidades. Algo en común propone recordar(nos) que sin igualdad no hay democracia y no hay democracia sin mujeres. 

ELA es una organización de la sociedad civil apartidaria y feminista, creada en 2003 y que trabaja para alcanzar una sociedad más justa y equitativa, promoviendo los derechos humanos de las mujeres y la igualdad de género a través del derecho y las políticas públicas.  www.ela.org.ar 

 

¿Y si hacen paro las mamis?

En Argentina, más de 300.000 niños y niñas de 0 a 3 años se quedan en su casa solos o al cuidado de una hermana o hermano menor de edad porque sus padres deben salir a trabajar.

Delfina Schenone Sienra

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 “¿Cómo que no empiezan las clases? ¿Vos me estás jodiendo? Hace 5 días que estoy acá con los cuadernitos poniendo etiquetitas, sacando puntas a los lápices, las órdenes médicas (…). No, estoy tranquila pero a ver si entendés que mejor que empiece el colegio y mejor que le paguen a las maestras, y aquellos pocos maestros que están, porque a ver si entendés que son héroes boluda. Es gente que realmente hay que cuidar porque nos cuidan el futuro y cuidan la psiquis de la sociedad básicamente. Yo no puedo contener más a los pibes adentro de casa. Acabamos de pasar una pandemia hace poco y vemos todavía las consecuencias psíquicas, emocionales y de retraso educativo y vos me estás diciendo que no le vas a pagar. Te paramos el país las mamis del colegio directamente que somos el 80% de esta sociedad que contiene a los que van a ser después los futuros ciudadanos

María, personaje paródico de mami interpretado por Mónica Antonópulos, 16 de febrero de 2024

La semana pasada fue tapa de todos los diarios el conflicto entre el gobierno nacional, las provincias y los gremios docentes por la negativa a convocar a paritarias y transferir el Fondo Nacional de Incentivo Docente. No es la primera vez que peligra el inicio de clases por desacuerdos paritarios. Sin embargo, no es mi intención aquí abordar los pormenores del conflicto, la necesidad de revisar y mejorar el funcionamiento del sistema educativo público, el rol de los gremios docentes o los efectos negativos de la descentralización del sistema que se produjo con la reforma del Estado en los 90. Tampoco profundizar en la pelea abierta que está liderando el Presidente con los gobernadores ni con su larga lista de enemigos que incluye desde quienes gestionan comedores que alimentan a 10 millones de personas por día hasta artistas populares o festivales de música exitosos. 

Detrás de todas las internas políticas, los tires y aflojes con el envío de fondos a las provincias y el modo excesivo en que se está llevando adelante el ajuste fiscal, los ataques a la difusa y mutable casta y las listas de traidores, están las familias. Y es ahí donde quisiera centrarme. Diversas, heterogéneas, de sectores populares, medios, peronistas, radicales, libertarias, macristas, apolíticas, progresistas, conservadoras, hartas o esperanzadas. Las diferencias son enormes pero a medida que se acerca marzo hay un evento para quienes tienen hijos en edad escolar que resulta ordenador: el (tan esperado) inicio de clases. 

La vida familiar se altera radicalmente durante el verano, cuando los niños y niñas se encuentran de vacaciones y los adultos que siguen trabajando deben poner en funcionamiento, con los recursos que tienen a la mano, todo tipo de arreglos y logística para poder conciliar las responsabilidades familiares con las laborales: en el mejor de los casos pudiendo contar con colonia de vacaciones, hacer teletrabajo, tener horarios flexibles, contar con el cuidado de algún familiar o vecina, niñera, o un mix de todo eso, o, en otros casos menos deseables, dejar a hermanos mayores cuidando a los más chiquitos o bien cuando no queda ninguna alternativa sin el cuidado de adultos. Según datos de UNICEF, en Argentina más de 300.000 niños y niñas de 0 a 3 años se quedan en su casa solos o al cuidado de una hermana o hermano menor de edad porque sus padres deben salir a trabajar y no tienen recursos ni servicios disponibles para gestionar de otra manera? 

Y no son solo las madres y padres que esperan el inicio de clases para reorganizar su dinámica sino que también hay millones de niños que esperan con mucha ansiedad volver a la escuela porque es un espacio de reencuentro con amigos y amigas, donde aprenden cosas nuevas, donde hacen actividades, tocan instrumentos, hacen deporte y, también, donde muchos se aseguran tener al menos una comida en el día (6 de cada 10 niños son pobres en nuestro país). No hay que olvidar que en muchos casos es una oportunidad de salir de sus casas, ya que no todos tienen ahí un espacio seguro, estimulante y armonioso.  

Los arreglos familiares de este tipo se encuentran inevitablemente cargados de tensión. Cada familia, y sobre todo cada mamá, hace lo que puede con lo que tiene en un país que no cuenta con un sistema integral de cuidados que brinde apoyo, asistencia, servicios y recursos para garantizar el derecho a cuidar y ser cuidado en condiciones dignas y de igualdad. No poder resolver de manera regular y adecuada el cuidado de niños y niñas mientras hay que seguir ocupándose de generar dinero para vivir, en un contexto cada vez más empobrecido, genera estrés, mucho estrés. El movimiento de mujeres y el feminismo vienen hace décadas evidenciando que se necesitan políticas de cuidado para descomprimir al 91,7% de mujeres que se ocupan de las tareas domésticas y de cuidado y que dedican el doble de horas por día que sus pares varones a estas tareas (INDEC-ENUT, 2021). 

Estas políticas no sólo permitirían distribuir de manera más equitativa las tareas domésticas y de cuidados entre varones y mujeres sino también mejorar las condiciones en que se cuida y mitigar los efectos negativos que esto conlleva para la autonomía económica de las mujeres y para las posibilidades de desarrollo sostenible del país: contar con menor participación femenina en el empleo, mayor subocupación horaria, mayor informalidad laboral, sobre representación en la población por debajo de la línea de pobreza y endeudamiento para cubrir gastos del hogar, no solo es perjudicial para las mujeres y sus hijos, sino para todo el conjunto social. Y no lo decimos solo las feministas. El propio Banco Mundial señaló que la reducción de la brecha de género en el empleo podría incrementar el PIB per cápita a largo plazo en un promedio de casi un 20% en todos los países. Reconocer que existe esa brecha de género y entender que los factores que la producen impactan de manera negativa en la economía es central pero quienes toman las decisiones no la ven.

Pero volvamos a situarnos en este verano 2024: frente a lo que sucede cada enero y febrero con las chicas y chicos y los malabares que se hacen para cuidarlos, sumémosle un contexto de fuerte ajuste y crecimiento de la pobreza y la indigencia: inflación del 46,1% acumulada entre diciembre y enero, caída del salario real del 13% en diciembre (más grande que en la crisis del 2001) y una pobreza estimada en enero del 57,4%. El ajuste era esperable por todos, pero su magnitud superó hasta las expectativas del propio FMI. 

Escenas de verano 2024

Corte 1 #Verano2024: inflación, estrés, devaluación, no alcanza la plata, estrés, suba de alimentos, transporte, medicamentos, tarifas, garrafas, ropa, útiles escolares, libros, prepagas, nafta, niñera, cuota del colegio, no alcanza la plata, estrés y más estrés. 

Corte 2 #Verano2024: una mujer mira su celular mientras viaja en colectivo. Va pasando las noticias y ve: Peligra el inicio de las clases: el Gobierno no definió aún si habrá paritaria docente y escala la tensión con los gobernadores. Le envía la noticia a su marido. Estrés. Le reenvía la noticia al grupo de amigas. Catarata de emojis de susto. 

Corte 3 #Verano2024: ¿Paro de mamis? ¿Qué pasaría si decenas de miles de mujeres llevaran a sus hijos frente a la casa de Olivos si las clases no arrancan a tiempo para pedir una solución?

Mientras veía el video de la actriz Mónica Antonópulos donde parodia a una mamá que consternada por la posibilidad de que no inicien las clases anuncia que el paro al presidente se lo van a terminar haciendo las mamis del colegio antes que los gremios docentes, además de reírme, no podía dejar de pensar en el próximo 8M – día internacional de la mujer trabajadora- en el paro nacional de mujeres del 2016 y en el paro internacional del 2017. 

Momentos de altísima movilización de mujeres que juntas buscaron parar las actividades cotidianas para llamar la atención sobre un sistema que utiliza el trabajo no remunerado de las mujeres, premiándolas con bajo reconocimiento y desigualdad socioeconómica, que a la vez funciona como terreno fértil para la desigualdad de poder, la dependencia económica y el ejercicio de la violencia hacia ellas y sus hijos. Y aunque la conexión para algunos puede ser más lejana, tampoco pude dejar de relacionarlo con nuestra historia política y nuestras Madres de Plaza de Mayo. Madres que, atravesadas por el dolor y la tragedia de no encontrar a sus hijos, salieron a manifestarse públicamente y terminaron construyéndose como un actor político fundamental para nuestra democracia. 

Hoy están en jaque las posibilidades de cuidar y recibir cuidados, que es nada más y nada menos que lo que asegura la sostenibilidad de nuestra vida. En un momento donde se están poniendo en cuestión las formas tradicionales de hacer política, me pregunto si habrá algo de la transversalidad de la experiencia del ajuste con sus múltiples consecuencias que funcione como aglutinante y genere la irrupción de nuevos sujetos políticos, ¿paro de mamis

La autora es responsable del área de políticas de ELA.

Sobre este blog

Algo en común: derechos, igualdad y democracia es una columna semanal en la que el Equipo ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género) ofrece una mirada feminista sobre los temas de la agenda de género en Argentina.

En un contexto complejo que parece cuestionar muchas de los acuerdos que fuimos construyendo en las últimas décadas, en esta entrega semanal se analiza lo que nos une, las convicciones que compartimos, los anhelos que sostenemos mirando el futuro. Con el aporte de las investigaciones de ELA en temas como las violencias, los cuidados, los derechos sexuales y reproductivos y la participación social y política de las mujeres, se ofrece un retrato de un estado de situación y se explora la realidad del país y de la región buscando recuperar aquello que nos une. No son “temas de mujeres”, son temas de la sociedad que atraviesan a las mujeres y diversidades. Algo en común propone recordar(nos) que sin igualdad no hay democracia y no hay democracia sin mujeres. 

ELA es una organización de la sociedad civil apartidaria y feminista, creada en 2003 y que trabaja para alcanzar una sociedad más justa y equitativa, promoviendo los derechos humanos de las mujeres y la igualdad de género a través del derecho y las políticas públicas.  www.ela.org.ar 

 

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