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Sobre este blog

Soy parte del mar implica un registro en primera persona de esas voces del periodismo del rock que estuvieron en el lugar indicado en el momento indicado. Charla relajada alrededor de las historias y las fantasías detrás de más de cinco décadas de discos y canciones, de shows y festivales, de vidas y milagros. Qué sea rock en clave periodística.

Rodrigo Piedra, un Indie Hoy pulenta

Rodrigo Piedra

Gustavo Álvarez Núñez

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“Lo que me interesa es indagar las claves que permitieron el desarrollo y el sostenimiento de este medio –lo que llamaré conceptualmente ”éxito“ a lo largo de estas páginas–, que se destacó por sobre otros similares –o con las mismas intenciones– que surgieron a la par pero no pudieron sobrevivir al paso del tiempo. ¿Cuál fue su diferencial? ¿Y cómo logró subsistir durante más de 10 años siendo independiente y autogestivo, en un momento en el que hasta los medios tradicionales y hegemónicos entraron en crisis?

Por otro lado, también creo que no hay suficientes estudios específicos acerca del indie argentino y su relación con los medios de comunicación. Si bien el panorama de la música nacional está finalmente virando de a poco de cara a la década que acaba de comenzar (géneros como el trap, el hip-hop o el freestyle están desplazando el trono del indie como novedad), creo que aún queda mucho por reflexionar sobre estos años que pasaron. ¿Cómo contribuyó Indie Hoy a la construcción de la llamada “escena independiente argentina”, si es que lo hizo? ¿Cómo se influenció y retroalimentó de la misma? ¿Cómo acompañó su desarrollo?“

Este extracto está al comienzo de la tesina de grado que escribió Romina Bedrossian, Indie ayer, Indie Hoy, ¿Indie siempre?: 10 años de periodismo autogestivo (2008-2018), que traza los correlatos y las pujas por las que atravesó la plataforma Indie Hoy hasta ser reconocida como vocera de la escena independiente argentina. Al frente de esta pequeña gran epopeya se encuentra el impulso pionero y desprejuiciado de Rodrigo Piedra (Comodoro Rivadavia, Chubut, 1990), quien junto con Matías Ferreyra comparten la dirección del proyecto.

En un encuentro vía Zoom iremos recorriendo las distintas instancias que forjaron un espíritu alternativo distintivo, enclavado en los primeros tiempos en las calles de Villa María, en el centro de la provincia de Córdoba. Desde el fanzine que hacía con otros dos compañeritos en el colegio primario y el suplemento infantil en el diario de su ciudad o el programa radial que comandaba solo ya en épocas de escuela secundaria, hasta el surgimiento de Indie Hoy y todos los planetas que fueron uniéndose en su recorrido a partir de 2008.

- En mi vida primero apareció el periodismo y luego la música. En la escuela primaria tenía un grupo de amigos, éramos tres y hacíamos la revista del colegio. Era un fanzine. Y encima lo cobrábamos: ¡éramos muy cara dura! (Risas) Pero venía con un sobrecito con figuritas. No sé cómo lo habremos conseguido ni nada de eso. No era un trabajo que había que hacer. Cuando era chico leía muchas revistas. En mi casa me compraban Anteojito, Billiken y Genios. Leía el diario el fin de semana, me lo devoraba. Tenía fascinación por lo gráfico. Un día con mis compañeritos decidimos presentarnos en el diario de Villa María (Córdoba) con una propuesta para hacer un suplemento para niños, que obviamente el diario no lo tenía.

- ¿A qué edad?

- Teníamos diez años. Me acuerdo porque el día de la caída de las Torres Gemelas estábamos en la redacción. El padre de uno de los chicos era el ilustrador de la viñeta de humor que salía en la contratapa. Entonces él tenía un contacto, pero fuimos a hablar con la secretaria y esta nos contacta con el jefe editorial del diario. Le contamos la idea y él estaba anonadado: necesitaba hablar con nuestros padres, no sabía si era cierto, quería descartar que hubiese algo extraño detrás de nuestro plan. Todo es una demencia cuando lo veo ahora, pero en ese momento las condiciones estaban dadas. Después de reunirse con nuestros padres, nos dieron una doble página los sábados, así que teníamos que armar todo el contenido en la semana.

- ¿Cuánto tiempo llevaron a cabo el suplemento?

- Lo hicimos un par de meses. Pero con la crisis del 2001, el diario pasa a ser cooperativa. Y medio que se corta nuestra colaboración. Pero el jefe editorial del diario, Sergio Vaudagnotto –súper buena onda, tengo los mejores recuerdo de él–, nos contactó con la radio de Villa María, la más escuchada. Es decir, él siguió alimentando el monstruo. (Risas) Nos hicieron un hueco con una columna semanal en un programa que realizamos bastante tiempo.Además, salíamos al aire en algunos otros programas pero después me dieron uno solo a mí, de una hora los domingos. Era una radio local y yo tenía que hacer todo: operar, musicalizar, hablar, manejar la consola, la computadora.

- ¿Vos solo hacías el programa de radio?

- Sí, yo solo. A veces venía alguien, algún amigo o amiga, pero lo hacía yo solo. Además, utilizaba el teléfono porque yo apelaba mucho a la interacción. Era ese tipo de FM. Me acuerdo que usaba el MSN para chatear con los oyentes. Ahí ya estaba en el secundario. Tendría trece, catorce años. Fue mi primera experiencia de autogestión, en ningún momento apareció nadie imponiéndome nada, yo simplemente hacía lo que me gustaba. Eso fue muy copado, una experiencia formativa.

- Todo indicaba que el periodismo era tu lugar en el mundo.

- Es contrafáctico pero imaginarse teniendo una infancia en otro lugar… ¡cómo cambian las cosas! Una ciudad como Villa María no llegaba a contar con cien mil habitantes. Era un lugar increíble, de mucha libertad. En mi adolescencia había un bar llamado Mundo, el epicentro de la escena alternativa. Nosotros teníamos catorce años y entrábamos sin ningún tipo de control. Fue un sitio muy formativo en cuanto a lo musical, a ser un radar para la música nueva. Ahí tocó Él Mató, Boom Boom Kid, Adicta, Eterna Inocencia. La programación no estaba centrada en un género, pero en general era música alternativa ligada al rock. Obviamente había bandas locales. Una noche bailando descubrí a The Jesus and Mary Chain, por ejemplo. Al ser Villa María un lugar particular, que queda de paso hacia Córdoba capital, se daba justo la situación para que las bandas que iban a tocar a Córdoba, tocaran también allí. Entonces, no había necesidad de irse a la capital muchas veces. Al terminar el secundario, me voy a estudiar publicidad a Córdoba, a una hora y media de Villa María.

- En medio de tu paso por la universidad, ¿empiezan con Indie Hoy?

- Con Indie Hoy arrancamos en 2008, el año en que yo termino el secundario. En Mundo yo tenía un grupo de amigos por afuera del colegio y uno de ellos es Matías Ferreyra, que es mi socio. Él ya estaba estudiando en Córdoba capital: diseño web, diseño multimedia. Era la época de los blogs. En la facultad, Matías tuvo que armar un blog para un trabajo práctico y terminó haciendo lo que después sería Indie Hoy. Por mi parte, yo venía colaborando en algunos blogs. Pero un día él me propuso de seguir juntos con el proyecto. Al principio, todo muy informal. Si bien Indie Hoy comienza siendo un blog de recomendaciones, de descarga de discos, en cierto momento nos planteamos dar un paso más. Ahí decidimos transformar lo que teníamos en un portal, migramos de plataforma: el blog estaba alojado en Blogspot –con todas sus limitaciones– e hicimos una página en WordPress.

- ¿Qué cambios trajo aparejado esta migración?

- Empezamos a publicar más seguido. Habíamos venido haciendo las notas entre los dos. Una cosa muy anárquica. No había ningún tipo de edición ni de agenda. Ninguna restricción. Sin embargo, al pasarnos a WordPress decidimos agregar otras secciones. La de cine fue la primera. A la que le siguió la de libros, mucho más tarde llegó la de series y cómics. Todas fueron propuestas por gente cercana que estaba interesada en la página y quería aportar con otro tipo de contenido. Ahí se formó el abanico editorial de Indie Hoy. Estábamos en Córdoba y en eso nos largamos a hacer fechas con Indie Hoy. La primera fue en Villa María porque teníamos la conexión tan cercana con Mundo, la realizamos ahí; y arrancamos con Rosario Bléfari cuando estaba presentando Calendario (2008). Increíble. Es algo que no te podés olvidar. Después hicimos un ciclo en Córdoba capital en un lugar llamado Planta Baja. Había algo medio de lo performático en las fechas que hacíamos, con un buen decorado, repartíamos stickers de Indie Hoy. Para los flyers, armábamos producciones de foto con amigos. Todo muy producido. Como que empezó a generarse otra cosa. Habrá sido entre 2009 y 2010.

- ¿En qué año te mudás a Buenos Aires?

- Yo me vengo a vivir a Buenos Aires en 2014. Matías (Ferreyra), mi socio, llegó un año antes. A mí me fascina Buenos Aires desde chico, desde la primera vez que estuve. Yo trabajaba en publicidad a la par de ir a la facultad en Córdoba. Cuando me recibo, me digo: “Bueno, me voy a Buenos Aires”. En esa época solía viajar mucho a ver bandas. El primer show fue el de los Artic Monkeys en el Luna Park, 2007. Podía ir a ver a Radiohead y después me enganchaba con shows locales. Me quedaba dos o tres días e iba a escuchar otras cosas: a los Festipulenta, al bar Ultra o a Unione e Benevolenza, una escena que en Córdoba no estaba.

- A esa escena, ¿la curtías como periodista de Indie Hoy o venías como un ciudadano de pie?

- No, venía como una persona normal. ¿Te acordás de la fiesta Avantt? Yo había tenido contacto con el que era el DJ y supuestamente nos habían anotado en lista. Pero esa noche no nos dejaban pasar y mi amigo con el que estaba le hizo un chiste al de la puerta: “¿Cómo puede ser, si él es de Indie Hoy?”. Y nos dejaron entrar al toque. Ahí tomé conciencia de que Indie Hoy empezaba a ser un poco más conocido; no solamente en Córdoba, sino también en la comunidad de Buenos Aires.

- ¿Hubo un momento en que hiciste click, en que caíste en la cuenta de que Indie Hoy era Indie Hoy?

- Creo que el primer reconocimiento viene del lado de las bandas, como súper agradecidas y compartiendo lo que hacíamos con ellas. Eso por lo menos en una primera instancia del proyecto. Después me entero de que Indie Hoy era citada, por ejemplo, en trabajos académicos, en tesis. Hasta hubo una tesina de grado hace un par de años en Ciencias de la Comunicación de la UBA, la hizo Romina Bedrossian –ella era colaboradora de nuestra web– y estudia los primeros diez años de Indie Hoy en clave autogestiva, desde que arrancamos en 2008 hasta el festival que realizamos en el Centro Cultural Konex en 2018.

Por último, cuando nos invitaron a viajar a Dinamarca. Fue una locura. Nunca lo habíamos pensado y sucedió. Gracias a la conexión con Rubén Scaramuzzino (QEPD) de la revista Zona de Obras se trianguló ahí una cuestión de partnership bastante copada. Estuvimos en Aarhus, una ciudad de Dinamarca donde se realiza un festival que se llama Spot, bastante interesante, en el que vas a distintos venues. Como es una ciudad universitaria y bastante chica, vas caminando de un lado a otro; algunos eventos son al aire libre, otros en salas, otros en teatros. Todo muy desprejuiciado. Nosotros tuvimos que contar cómo era esa experiencia.

- ¿Cómo viste la transformación de la escena de los comienzos de Indie Hoy hasta acá?

- Cuando apenas arrancamos en Córdoba, en 2008, la movida de La Plata estaba a full. O sea, era Él Mató a un Policía Motorizado, los 107 Faunos, el sello Laptra y otras bandas que no están más. Se hablaba mucho de que esos grupos eran el futuro. Obviamente esto tenía su correlato con que transcurría la era post Cromañón y esa cuestión hizo que explotara. Después, cuando ya estábamos en Buenos Aires, vivimos el boom de Mendoza, del Manso Indie (Usted Señálemelo, Mi Amigo Invencible, Luca Bocci, Simon Poxyran). Ahora estamos atravesando la movida post Pandemia en Buenos Aires: hacía mucho que no había una escena tan vibrante y compacta que sucediera en Buenos Aires. El indie platense, los mendocinos y la post Pandemia son las tres escenas con las que más nos involucramos. Igual, en el medio, nunca nos atamos a cubrir solamente una. Indie Hoy siempre habló de todos los géneros de música y eso sigue presente. Digamos, no es que nos quedamos con lo que suena y nada más.

- En ese punto, ¿cómo trabajan?

- Con Matías (Ferreyra) estamos todo el día dedicados a esto. Nos tenemos que dividir entre lo editorial, lo comercial, las redes y lo que ahora es la comunidad Indie Hoy. Son un montón de cosas las que hacemos. Obviamente, para cada área tenemos gente que trabaja con nosotros. En la parte editorial, el cambio más importante fue cuando se incorpora Eric Olsen para los diez años de la web, en 2018. Ahí se empieza a delimitar una línea editorial en cuanto a los formatos de notas y se suma Josefina Chalde como editora de noticias. Éramos muy despelotados. (Risas) Ahora tratamos de organizar lo que nos llega, filtrar tanto contenido como colaboraciones. Y editar en función de lo que podemos hacer y de lo que no. Todos los días en Indie Hoy trabajan cuatro periodistas que conforman, junto a los editores, nuestra redacción virtual.

- ¿Y surgió un nuevo Rodrigo Piedra, pensando en ese adolescente que pasó del diario a la radio en su Villa María natal?

- Un montón. No tan pibes, eso sí. Pero siento que Indie Hoy funciona como semillero de nuevos periodistas. Nos llegan constantemente correos electrónicos de gente, algunas personas están buscando activamente trabajo. La respuesta siempre es la misma: que nos manden un sumario y vemos luego qué se puede hacer, si hay presupuesto. Pero volviendo a la pregunta, veo firmas en Rolling Stone o en Página/12 que empezaron en Indie Hoy: Bartolomé Armentano y Emmanuel Franco. La realidad es que para la mayoría del equipo de la redacción virtual –que se completa con Julieta Aiello, Juampa Barbero, Lucas Santomero y Maximiliano Rivarola–, Indie Hoy es una de sus primeras experiencias en periodismo.

- Es interesante el cruce que realizan entre lo mainstream y la escena independiente. ¿Cómo equilibran ese vaivén?

- Trabajamos y mucho en ese balance. Aunque tenemos una audiencia que esto le hace ruido y postea comentarios malsanos: los haters de internet te van a odiar por cualquier cosa. Pero nosotros somos conscientes de que hacemos un medio que se llama Indie Hoy, por ende cuando decidimos incorporar contenidos más mainstream, sabíamos que esto podía ser un problema. Sin embargo, lo incorporamos para llegar a más gente. Lo primero que hicimos con el mainstream fue la agenda, donde conviven shows de todo tipo; desde Rolling Stones y Coldplay hasta un largo etcétera. Nuestra ilusión es que ese lector que llega por ese contenido, se meta con la otra pata, que termine escuchando algo de lo otro que está en el sitio. Es nuestro camino soñado que haría el lector. El propósito es que ninguno se coma al otro, que estén conviviendo.

- Una de las particularidades de Indie Hoy es la comunidad que conformaron. ¿Cómo fue la apuesta?

- A la comunidad la lanzamos a principios de 2020, con el mismo espíritu que tiene ahora: ofrecer descuentos en shows a cambio de una suscripción mensual. Eso fue en sintonía con el boom de las suscripciones a nivel global por la crisis del periodismo. Si bien nos subimos a esa ola, como a nosotros no nos gustan los muros de contenido, apostamos a que las notas fuesen de acceso libre. Para nosotros era más o menos fácil de conseguir los descuentos en shows porque tenemos varias alianzas con productoras, con salas y demás. Pero justo arrancó la Pandemia y hacía imposible continuar con ese speech. Hubo gente que se quedó, otra que se fue y otra que se sumó. Pero pasó el tiempo y el año pasado decidimos retomar el proyecto y relanzarlo. Sentíamos que el medio tenía un poco más de espalda para gozar incluso de más descuentos en más shows, en más salas. Para nosotros tiene un costado muy importante el apoyo económico al medio: somos 100% independientes. No formamos parte de ningún grupo empresarial ni nada que se le parezca. Entonces dependemos de la publicidad, de los algoritmos de Google. Como todos saben, hacer periodismo viene siendo bastante complicado. Por eso esto de la comunidad implica una manera de diversificar los ingresos del proyecto. Pero por otro lado también es una manera de hacer y de ser comunidad; valga la redundancia. (Risas) Aunque a nosotros nos interesa un montón salir de la virtualidad. Eso hizo que a lo largo del tiempo hayamos realizado festivales o ciclos, shows en vivo; una manera de demostrar que Indie Hoy está en la escena, que es un actor de la escena. En fin, nosotros queremos tener el papel de ser el medio que registra esa escena.

Nuestro próximo invitado será Pablo Schanton

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Soy parte del mar implica un registro en primera persona de esas voces del periodismo del rock que estuvieron en el lugar indicado en el momento indicado. Charla relajada alrededor de las historias y las fantasías detrás de más de cinco décadas de discos y canciones, de shows y festivales, de vidas y milagros. Qué sea rock en clave periodística.

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