Con nueva sede y grandes expectativas por parte de los organizadores, comenzó la Feria de Editores 2022 (FED). Como ocurre cada año, además de una gran oferta de actividades para seguir tanto de manera presencial como de modo virtual, uno de los atractivos del encuentro porteño que reúne lectores, escritores, editores y libros es que los sellos independientes ponen a la venta lo más destacado de sus catálogos. Entre las más de 200 editoriales que participan, a veces hay lanzamientos especialmente pensados para esta ocasión, a veces aparecen materiales que eran difíciles de conseguir y se reimprimen.

A continuación, una lista caprichosa, con subcategorías arbitrarias pero que intentan ser orientativas, con algunos libros que están disponibles y vale la pena tener en cuenta si alguien necesita una guía antes de recorrer los stands dispuestos en el Complejo Art Media, de Corrientes 6271, en el barrio porteño de Chacarita, o para quienes prefieran hacer sus compras en la feria online.

Volver a Virginia Woolf

Es una alegría que las editoriales con base en la Argentina sigan publicando y releyendo escritos de Virginia Woolf, tanto de sus diarios como de sus textos publicados en medios. Entre las novedades de los últimos meses, todas presentes en la FED 2022, se destacan varios. 

Por un lado, se encuentra el libro Las excéntricas (Ediciones Godot, 2022, por acá pueden leer un adelanto) que surge gracias a una idea hermosa de la editorial y del escritor y traductor argentino Matías Battistón.

Como apuntamos en esta edición de Mil Lianas, Battistón se propuso reunir todo lo que la autora británica escribió alguna vez sobre la excentricidad y algunas mujeres particulares que le llamaban la atención. O mejor: darle forma a un libro que nunca se escribió como tal, pero que ella alguna vez soñó y hasta llegó a dejar anotado como un deseo en su diario íntimo, en 1915, donde deslizó algunos nombre posibles: “Creo que un día escribiré un libro de ‘excéntricas’”. 

Casi en simultáneo, salió por la misma editorial, presente en el stand 295, el libro Los artistas y la política, también un compilado de textos de Woolf sobre ese tema puntual, del que pueden leer este fragmento).

Como si fuera poco, a finales de 2021 la editorial Capital Intelectual, presente en el stand 305, publicó Escenas de una vida: matrimonio, amigos y escritura, que contiene una selección de textos de los diarios de la autora, a cargo del escritor Gonzalo Torné.

Como apunta el compilador en la introducción del libro, Virginia Woolf “tardó mucho en empezar a escribir diarios (casada y con sus primeras tentativas literarias ya publicadas) y los escribió hasta su muerte”

“Woolf tendía a ver sus diarios como acumulación de materiales para dos planes de ‘jubilación’ que la muerte cercenó. El primero eran sus memorias (...). El otro proyecto que Woolf maduraba consistía en hilvanar, a partir de los pasajes dedicados a sus amigos y rivales (Joyce, Mansfield, Eliot, Strachey…) una serie de biografías que al combinarse ofreciesen una panorámica de ese Bloomsbury al que desde lo que hoy sabemos pocos pueden disputarle que fuese el corazón cultural de Europa”.

Especial cuentos

Como señalábamos aquí, a veces los cuentos no tienen buena prensa o no generan, sobre todo en los grandes popes de la industria, la expectativa que provocan las novelas, con ese halo consagratorio –y pavote–, esos espejitos de colores de lo completo, el cartel de llegada a la carrera literaria, una meta mastodonte.

Por suerte son varias los sellos independientes que siguen apostando a ellos. Por ejemplo, la editorial Chai, presente en el stand 271, cuenta con una colección específicamente de libros de cuentos dirigida por el escritor Federico Falco (de quien también pueden conseguir en la FED sus excelentes libros de cuentos publicados por Eterna Cadencia, stand 281).

Entre los últimos y más destacados que salieron por esa colección, se encuentra La casa en llamas, de la escritora estadounidense Ann Beattie.

Traducidos por la escritora Virginia Higa, se trata de una selección de historias publicadas originalmente en la revista The New Yorker, donde no faltan las torpezas, los vínculos siempre fallidos, los autos que van y que vienen de la gran ciudad a los suburbios, las parejas rotas o recauchutadas, los hijos sobreadaptados (esos “niños de hoy que parecen mayores” como en el cuento El vals de Cenicienta) desde una escritura en apariencia sencilla, por momentos distante en su precisión, pero nunca indolente.

Otra gran oportunidad para leer relatos impactantes es el libro Sofoco (Concreto Editorial, ubicada en el stand 184), de la escritora colombiana Laura Ortiz Gómez, que reseñamos por acá.

“Sofoco es un ejercicio que, desde la imaginación, busca un diálogo con el territorio colombiano. Con las vidas que pujan en los márgenes y que están inundadas de ternura. En medio de la horrible noche, de la atrocidad y la deshumanización, los personajes me enseñaron a transitar la selva y el río, con la fisura en el corazón como única brújula. Ficcionalizar a Colombia para entender cómo, aún a pesar de todo, alumbra lo humano en medio de tanta mierda, señala la autora en una suerte de manifiesto para definir su libro.

Uno más y notable, de un autor argentino en este caso: Animales, de Santiago Craig, publicado por Factotum Ediciones, que podrán encontrar en el stand 215.

“Yo quería escribir acerca de algunas cuestiones básicas, elementales, humanas, que insisten en mí y que se le imponen a mi escritura como necesarias. Siempre, en lo que escribí, en lo que escribo, elijo un hueco, un agujero, algo que no sé, que no puedo manejar del todo. Necesito eso para ser sincero. Nunca escribo sabiendo absolutamente todo lo que quiero decir. Del mismo modo en el que nunca hago nada sabiendo absolutamente qué estoy haciendo. Y, en este caso, muchos de esos agujeros, de esos espacios que sirven para sacar al cuento de una certeza artificial que no me representaría, son esos animales”, dijo el escritor en una entrevista con la agencia Télam apenas salió la publicación y dio algunas pistas.

Es que, como él mismo dijo, los relatos que componen este libro tienen a animales muy diversos, a veces como protagonistas, a veces un poco al costado, pero siempre en el horizonte desde ese agujero incierto que menciona, y que en cada historia trae algo fantástico, pero también muy cotidiano.

Cuentista destacadísimo y uno de los escritores jóvenes más interesantes, de Craig también están disponibles 27 maneras de enamorarse, de Factotum, y libros previos, que aparecieron en Editorial Entropía, ubicada en el stand 277.

Para leer de una sentada

Es rara esta categoría, pero la selección que proponemos por acá incluye libros de esos que no se pueden soltar fácilmente.

Uno de ellos es la novela Miles de ojos, del escritor boliviano Maximiliano Barrientos, una apuesta reciente de la editorial Caja Negra (stand 201) con su colección Efectos colaterales. “El culto a los autos y la velocidad elevado a religión, black metal, rituales, Ballard y Mad Max en Bolivia. No sé si hay escritores así de arriesgados en América Latina”, señaló la escritora Mariana Enriquez, una fan total de este libro.

En efecto, como dijimos acá, la novela tiene como protagonistas a los integrantes de una tribu muy particular: un grupo de amantes de los autos, la velocidad y esa música (un subgénero bastante extremo del heavy metal) que con sus rituales llenos de piezas mecánicas, restos humanos e imágenes de celebridades que murieron en accidentes viales, entre otras cosas, va detrás de los pasos de una entidad –la de los miles de ojos del título–. Un camino a pura aceleración, una puerta a varios enigmas.

Otro de esos textos difíciles de largar, entre los publicados recientemente, es la novela Los niños 6 del escritor estadounidense Jesse Ball. Editado por Sigilo (que se ubica en el stand 269 de la FED), hasta hace muy poco el libro permanecía inédito inclusive en inglés.

“Para algunas personas, hay cosas que son graciosas y cosas que son serias. Las cosas serias pueden ser tristes o trágicas, mientras que las cosas graciosas suelen ser triviales. Por otra parte, existe la verdad, y es que todo es muy triste, horrorosamente triste; y al ser tan pero tan triste, en cierto modo también es gracioso. No hay nada que no pueda convertirse en una broma, porque la broma eres tú. Tú eres el idiota, el barco que naufraga, el paraguas agujereado”. Algo así pasa por la cabeza de Devlin, un niño de 10 años que, con su hermanita Mina, se convierte inesperadamente en líder de un grupo de chicos que de un momento a otro quedan boyando en una ciudad postapocalíptica: todos los adultos del lugar mueren o se suicidan por un fenómeno inédito de causas desconocidas y solamente los menores sobreviven en Los niños 6.

Como habíamos apuntado por acá, se trata de un libro corto, magnético, de pocas palabras y al mismo tiempo repleto de imágenes hermosas, a veces duras, a veces graciosas. Con gran agudeza, Ball pareciera meterse adentro de la cabeza de estos niños, que salen por las calles arrastrando juguetes, bebés, hermanos y hermanas menores u objetos que les parecen indispensables en medio de ese mundo nuevo e inexplicable. La misma editorial había editado de este autor en castellano hace unos años la novela Cómo provocar un incendio y por qué (tambiéb adictiva, tambien disponible en la Feria) y promete sacar pronto también su libro más reciente, The Driver’s Game.

Otro libro para destacar, por su ritmo y su universo particular, es Frenéticas, de la escritora y psicoanalista argentina Magdalena Girardi. Salió por Editorial Conejos, ubicada en el stand 321.

El punto de partida de la novela parece simple: un grupo de fans de Sandro, esas mujeres denominadas –popular y curiosamente– como Las Nenas, se entera de que la célebre mansión del cantante ubicada en la localidad de Banfield está a la venta. Tal como apuntamos por acá, a partir de entonces, se desata un vendaval que va a sacudir a las protagonistas y las va a llevar a tramar un plan secreto para mantener a salvo el legado del gran ídolo popular.

Con un tono que oscila entre la ternura, el humor y la epifanía, la primera novela de esta autora ofrece un relato en el que cada personaje –en su mayoría mujeres de la llamada “tercera edad”– despliega una profundidad contada a partir de pequeñas escenas, objetos, disputas. Algo destacable: la narración evita el lugar común y no cae nunca en el grotesco. Por el contrario, se aferra a palabras elegidas a partir de lo que parece ser una escucha muy aguda por parte de la escritora.

Por último, Crónica de medio siglo, de Emma Barrandéguy, que salió hace algunos meses por La Parte Maldita Ediciones (stand 250). “Pero este hombre entiende de vacas, de pastos, de suelos, de aguadas. ¿Para qué sirve todo esto? Vagamente intuye, sin duda, que termina una época. Vagamente me doy cuenta de que debería tomar el relevo y mantener mi brazo en su brazo en los años por venir. Y a pesar de esto, a pesar del entierro que seguimos, de los gritos de la gente y los pitos policiales, a pesar de sentirnos perdidos como dos niños, somos en realidad dos niños a quienes unen parecidas apetencias, concertados en silencia para ofrecer al mundo de las formas, de las mujeres, de los débiles, lo que les haga falta para contentarse, apretando para nosotros contra el corazón nuestro orgullo de vivir, la alegría de los trabajos bien hechos y las charlas infinitas con los seres que los días nos ponen al costado. No necesitamos ahora sino juntar palabras para relatar lo visto, más tarde, ahora y lo que que nos resta vivir”

La cita ofrece, como señalamos alguna vez, una de las escenas más conmovedoras del libro: un padre y una hija recién llegados del interior caminan por el centro porteño durante los funerales de Hipólito Yrigoyen. 

Es que el libro revisa –podríamos decir: rememora– casi 50 años de historia argentina entre 1892 y 1943, mediante capítulos breves narrados por distintos miembros de una familia entrerriana. Los hechos públicos y los privados se entrelazan, se anudan, se funden para darle lugar a un relato mayor. Una polifonía armada de fragmentos, con una prosa diáfana, líquida, ágil.

Personaje fascinante y singular, Emma Barrandéguy nació en Gualeguay, el 8 de marzo de 1914. Fue maestra, periodista, escritora y traductora. En 1937 se estableció en Buenos Aires, donde trabajó por casi dos décadas en el diario Crítica gracias a la convocatoria de Salvadora Medina Onrubia, de quien luego sería su secretaria privada.

La editorial La Parte Maldita también tiene en su catálogo otro libro imprescindible de esta autora, Habitaciones, y este año llegó la nueva edición de Crónica de medio siglo, obra publicada originalmente en la década de los ‘80.

Sobre la traducción

Aquí la idea es destacar dos libros de una belleza encantadora que abordan por caminos distintos la tarea de la traducción y que podrían resultar de alguna manera complementarios.

Por orden de salida, primero unas palabras sobre Se vive y se traduce, de la escritora y traductora Laura Wittner (de quien van a poder encontrar varios libros en la FED). Salió el año pasado por el sello Entropía, en el stand 277, y es una publicación sutil donde la autora combina anotaciones sobre su oficio con tropezones que tiene a la hora de traducir; experiencias y traducciones propias con observaciones ajenas. Lo que consigue, entonces, como señala Ezequiel Zaindenwerg en la contratapa del libro, es “un relato urdido en muchas voces, un coro de ventrílocuxs amigxs”.

El otro es Traducir o perder pie (asterisco: un título hermoso, que pertenece a Madriguera, una colección de ensayos sobre la escritura, todavía más hermosa, con títulos para prestar atención como Ensayo de vuelo, de Paloma Vidal, o Una casa lejos de casa, de Clara Obligado), de Corinna Gepner, que salió este año por el sello platense Eme Editorial (stand 266). El primer libro como autora, para una mujer con una trayectoria impactante, como traductora y profesora de la Escuela de Traducción Literaria del CNL-ASFORED y de varios cursos universitarios y profesionales. Como germanista, ha traducido, entre otros, a Stefan Zweig, Klaus Mann, Erich Kästner, Michael Ende, Heinrich Steinfest, entre muchísimos otros.

“En la confluencia. Lugar del encuentro, pero también del desconcierto, de la violencia, de un rumbo que se pierde. Es ahí donde creo que puedo obrar. Y no veo nada, solo intento mantenerme a flote.

No hablamos solo de literatura. O, más bien, habría que definir lo que significa literatura. Ciertamente no un ejercicio disciplinado.

Traduzco aquí, ahora, pero no traduzco solo el aquí y el ahora. Traduzco también río arriba“, escribe Gepner sobre su oficio, en un libro que combina ensayo con biografía. Una escritura diáfana, a su vez, para una tarea que se apoya provisoriamente en esa ”o“ del título porque puede dar lugar a una idea de sinónimo (traducir como quien queda un rato en el aire, la sensación de no hacer pie antes de salir a flote, una forma de suspensión) o como una escena en la que quien traduce tiene que optar aunque siempre pueda aparecer alguna versión nueva.

Duelos, despedidas

Otra vez, un subtítulo ambicioso. Porque, de alguna manera, la mayoría de los libros podrían pensarse como un recorrido hacia algún tipo de pérdida, como una forma de encarar la falta o de desentrañar algún agujero.

En cualquier caso, la selección acá va por el lado de libros que abordan el duelo a partir de la muerte de alguien cercano o de sus días finales para intentar poner en palabras eso que no se puede decir del todo.

Celebrado como uno de los grandes libros de 2021, Parte de la felicidad, de Dolores Gil, aborda una tragedia familiar con delicadeza: Manuela, la hermana de la autora, murió en un accidente doméstico cuando tenía 6 años. Salió por Vinilo Editora (stand 45), el sello fundado por Joanna D'Alessio dedicado a los ensayos breves.

Por aquí pueden leer un adelanto de este libro profundo, sin golpes bajos, que indaga en los propios dolores para intentar dar cuenta, también, del nacimiento de una escritora.

Armada con fragmentos, con algunas entradas breves y otras más extensas, algunas que siguen una línea cronológica y otras que van y vienen en el tiempo, la novela Un temporal, de la escritora y fotógrafa Ansilta Grizas, también podría pensarse como un libro de despedida.

Editado por Entropía, stand 277, Un temporal trae el relato de una hija que decide contar una experiencia extrema: los años de su padre a partir de que es víctima de una enfermedad degenerativa, los recuerdos que tiene de él antes de esa circunstancia, de sus palabras, de sus modos, y la construcción, que es siempre endeble y a la vez emotiva, de una memoria de a dos, como apuntamos por aquí.

Sin embargo, la autora no se queda solamente en los días de internación, de fragilidad, de postración de su padre y trata de recuperar fragmentos luminosos de él y de sus propias experiencias, también de sus miedos, mientras ella misma crece, forma su propia familia y cría a sus hijos. Ansilta Grizas nació en 1987 en San Juan, es licenciada en Artes Visuales. Como fotógrafa, publicó Diario de navegación, una obra que surgió a partir de una residencia para artistas que realizó en la Antártida. Un temporal es su primera novela.

Una de fantasmas en Nueva York. O algo así. Fernanda, la protagonista de Para que sepan que vinimos, de Marina Yuszczuk, atraviesa un duelo. Su madre acaba de morir –el relato irá desplegando algunas escenas de ese cuerpo que sufre una enfermedad cruel–, entonces decide encarar un viaje con su pequeña hija Rosa y su pareja a Nueva York.

Un camino posible, para un proyecto imposible: los protagonistas discuten, tienen algunas peleas, no terminan de entenderse en medio de una violencia contenida que pareciera que va a estallar en cualquier momento. Así, a lo largo del recorrido por esa ciudad de las películas y de las series, se irán sucediendo distintos episodios que inquietarán a Fernanda hasta enfrentarla con zonas oscuras, con miedos y sombras más o menos tangibles alrededor de su maternidad y de sus propios límites.

Para que sepan que vinimos salió por Blatt & Ríos (stand 227), una editorial que también tiene los libros anteriores de esta autora. Entre ellos, se destaca La sed, una novela en clave gótica también disponible en la FED, que en 2021 obtuvo el Premio Nacional Sara Gallardo otorgado por el Ministerio de Cultura de la Nación.

Uno más, en este caso, la novela. Estas piedras, de Yamila Bêgné, que salió por Omnívora, presente en el stand 260.

“¿Cómo narrar un duelo? ¿Cómo descomponerlo en todos sus rostros, sus esquirlas? ¿Cómo atraparlo, revelarlo, volverlo palpable?”, se pregunta la escritora Mariana Travacio en la contratapa de este libro. Esa búsqueda es la que intenta, con una prosa límpida, Dina, la narradora de Estas piedras. Y lo hace con un texto dividido en tres: una sucesión de fragmentos en tres tiempos, en los que les habla a su madre, a su pareja y a su hermana muerta. 

Con un poder de observación impactante, la narradora se mete ahí, en lo inaprensible de un dolor íntimo, mientras intenta descifrarlo en la materialidad de las piedras que seleccionaba, registraba y coleccionaba su hermana.

Bonus track: el domingo 7 de agosto, Yamila Bêgné participará de las actividades virtuales de la FED. Será parte, justamente, de la mesa titulada Narrar un duelo, junto a las escritoras Yaiza Conti Ferreyra, Melina Pogorelsky y Julia Coria. Coordina la editora Lila Hassid.

Ensayos, no ficción: una avenida ancha

Otra vez un mix que empieza con un libro singular, analítico, intenso que salió a finales de 2021 por Gourmet Musical (stand 301). Se trata de Un muchacho como aquel, de los investigadores Abel Gilbert y Pablo Alabarces. Una publicación que recorre la vida y la obra de Palito Ortega, una de las máximas figuras del espectáculo argentino. La vigencia de un ícono con más de seis décadas de trayectoria, los amores y rencores que desató, su vínculo sinuoso con Charly García y la redención que recibió por parte de algunos de sus detractores, van quedando, a medida que avanzan las páginas, cada vez más desarmados en la mirada de dos analistas agudos.

Porque, como señalamos por acá, se trata de un chico triste –¿tan chico? ¿tan triste?– que le canta a la alegría con cara seria. Un artista que se niega a entonar las estrofas de la marcha peronista arriba de un escenario pero que décadas después será elegido gobernador de su provincia por el Partido Justicialista. Un hombre que, luego de haber sido visto como un artefacto exitoso y complaciente del cine que se produjo durante la última dictadura, se enfrentó y le ganó en aquella elección al represor Antonio Bussi. Un fenómeno de masas, compositor de temas que se grabaron y se bailaron por todo el mundo, que luego de ser denostado por parte del ambiente musical alcanzó una suerte de redención cuando se convirtió en una suerte de salvador de Charly García. Más información en esta entrevista con los autores.

En otro rincón, un libro de textos cortitos y cautivantes. Es Maneras de desaparecer, de la escritora mexicana Isabel Zapata, que salió hace muy poquito por Editorial Excursiones, presente en la FED en el stand 222.

De cómo es desarmar una casa –la materna, ni más ni menos– al recorrido por los libros con anotaciones al margen y los demás objetos que la integran (“¿No es extraño que las cosas sobrevivan a sus dueños? Yo no debería tener radiografías ajenas, vajillas de hogares que han desaparecido, fotos viejas que alguien recortó sin más criterio que su propio capricho”, sostiene la narradora). De lo que se ve y lo que se pierde en la fotografía a un recorrido por piletas vacías o célebres (la de Tony Soprano en la serie que lo tiene como protagonista, las de El nadador, el cuento de John Cheever, las de las pinturas de David Hockney). 

En todo momento, la autora hace un viaje por una serie de agujeros, de vacantes, de eso que por exponer un vacío nos recuerda algo que existió. Así, presenta una suerte de bitácora del duelo, pero también un repaso casi temático por lecturas alrededor de los tópicos de cada uno de los textos breves que integran su libro.

Para quienes tengan ganas de aproximarse a la obra de Rodolfo Walsh, justo en el año en que se cumplen 45 años de su desaparición y asesinato, a comienzos de 2022 se publicó el notable ensayo Algo se mueve, de I Acevedo (es de Eme Editorial, stand 266). “Nadie sale indemne después de leer a Walsh. Cuando leí textos críticos sobre Walsh, conociendo las producciones previas de algunes de sus críticos y críticas, me sorprendió cuánto les afectaba la lectura de Walsh, cómo producía variaciones en sus maneras de escribir”, apunta I Acevedo en la introducción de este libro que es, en sus palabras, un homenaje al autor de Operación masacre y también “parte de un diálogo inagotable acerca de su obra”.

Con una primera parte concentrada especialmente en la producción de los cuentos de Walsh y en su trabajo con ese género literario, I Acevedo propone una serie de ensayos donde los desmenuza, donde se pone a analizar sus mecanismos, donde los expone y se expone. Así, Algo se mueve echa luz sobre el trabajo del escritor con los documentos, como parte central de su obra, y propone con agudeza lecturas novedosas a partir de la propia experiencia de I Acevedo. 

Por último, un clásico. O algo por el estilo. Se trata de Clases de literatura argentina, de Beatriz Sarlo, una edición al cuidado de Sylvia Saitta. Salió por Siglo XXI Editores, que podrán encontrar en la FED en el stand 305. La publicación recupera las clases, para muchos míticas, que la intelectual argentina brindó para la cátedra Literatura Argentina II entre 1984 y 1988, en tiempos de ebullición: volvía la democracia y, con ella, muchos estudiantes a las aulas, muchos debates, muchos intelectuales que habían permanecido en el exilio. Por aquí los colegas de Pez Banana hablan sobre el libro.

Bonus track

Un libro que se imponía: como un estreno exclusivo de la FED, por estas horas llegará a través de la editorial DocumentA/Escénicas (stand 115) el libro de la obra teatral Imprenteros, de la actriz, dramaturga y directora teatral Lorena Vega.

En esta entrevista la autora se refiere a esa obra tan importante para la escena argentina y a la cocina de un texto que ahora tendrá su merecida versión impresa.

AL