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Análisis

En Argentina ganancias representa el 2% del PBI y en los países ricos el 8%

Reunión de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) en 2017.

Alejandro Rebossio

Buenos Aires —

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Latindadd, la Red Latinoamericana por Justicia Económica y Social, presentó el mes pasado su informe “Ahora o nunca: impuestos a la riqueza y las grandes fortunas en América Latina y El Caribe”, que abogó por establecer tributos a los patrimonios más grandes del continente como forma de paliar las devastadoras consecuencias de la pandemia del Covid-19 y combatir la creciente desigualdad sistémica que afecta al continente. Pero en el caso de la Argentina ya se votó un aporte extraordinario y existen impuestos como Bienes Personales que gravan el patrimonio tanto o más que en los países desarrollados, según reconoció ese mismo estudio. Lo que falta es recaudar más en el gravamen a las ganancias personales.

Ganancias a las personas recauda en la Argentina el equivalente al 2% del PBI, pero en los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), casi todos ellos ricos, llega al 8,2%. Por tanto, la brecha por mejorar alcanza al 6,2% del PBI, según evidencia el informe de Latindadd. También se recolecta menos que en otros países latinoamericanos: Brasil, 2,8%; México, 3,4% o Uruguay, 4,2% del PBI.

En cambio, los tributos a la propiedad en la Argentina suponen el 2,6% del tamaño de la economía, al tiempo que en la OCDE representan el 1,9%. Por tanto, este país está recolectando un 0,7% del PBI más de este tipo de gravámenes que los desarrollados. Incluso, en este caso la brecha puede ser mayor porque el estudio toma las cifras de 2018, pero en 2020 comenzó a regir un aumento de la alícuota de Bienes Personales, que impulsó Alberto Fernández al comienzo de su gobierno.

En la Argentina, la tasa que se aplica en Ganancias es del 35%, menor al 40% de Chile, 39% de Colombia o 36% de los residentes de Uruguay. La renta personal del capital se grava con el 15%, por debajo del 22,5% en Brasil, el 40% en Chile o del 10% al 39% en Colombia.

En cuanto a Ganancias aplicado a las empresas, la alícuota es del 30%, menor que el 34% de Brasil o el 32% de Colombia. La recaudación de este gravamen a las compañías representa el 2,7% del PBI, menos que el 3% de la OCDE, el 3,8% de Bolivia, el 2,8% de Brasil, el 4,6% de Chile, el 4,9% de Colombia, el 3,4% de México, el 3,8% de Perú y el 3% de Uruguay. Habría que analizar en qué medida el primer año de la crisis estallada en el gobierno de Mauricio Macri redujo los beneficios de las empresas y las personas y, por tanto, su contribución al fisco.

En lo que hace a impuestos al patrimonio, en 2018 en la Argentina representaban el 0,1% del PBI, menos que el 0,16% de la OCDE o el 0,95% de Uruguay. No existen aquí gravámenes a las sucesiones y donaciones, a diferencia de Brasil, Chile, Colombia, Ecuador o países de la OCDE. Los tributos inmobiliarios suponen el 0,4%, menos que en Brasil (0,6%), Chile (0,7%), Colombia (0,8%), Uruguay (2%) o la OCDE (1,3%). En cambio, en la Argentina se paga un elevado gravamen a las transacciones financieras, dado que llegan al 2,2% del PBI, superior a todos los países latinoamericanos y del club de los ricos.  

Según el estudio de Latindadd, la crisis del coronavirus hará retroceder más de 15 años la lucha contra la pobreza en la región: a finales de este año, 45 millones de personas habrán caído en la pobreza mientras que el PBI se desplomará cerca de -9.1%. Como contrapartida, los dueños de fortunas superiores a los 1.000 millones de dólares en la región aumentaron su riqueza en 48.200 millones solamente durante los primeros dos meses de la pandemia. Es decir, en el periodo más estricto de confinamiento. “Fueron los grandes ganadores de la crisis”, sostiene el texto de autoría de la economista Rosa Cañete, experta en desigualdad. De acuerdo con los cálculos de Latindadd, un impuesto a las grandes fortunas tendría un potencial de recaudación en 20 países de la región de US$26.504 millones al año.

La riqueza en América Latina y el Caribe, la región más desigual del planeta, está híper concentrada en pocas manos y casi no tributa. El 41% de la riqueza lo tiene el 1% más rico, que solo aporta el 3,8% de la recaudación total. “Uno de los problemas en América Latina es que la riqueza está escondida. En los datos, las figuras legales, en guardias fiscales en el extranjero o en el secreto bancario. ¿Cuál es la riqueza que controlan estas elites?”, planteó Jorge Coronado, de la Comisión Nacional de Enlace (CNE) de Costa Rica, uno de los tres expositores que presentaron el texto.

“¿Cómo enfrentamos estos desafíos en una caída tributaria? Tenemos un amplio espacio para gravar, con sectores que se han beneficiado en los últimos años, que tiene más milmillonarios, como el sector de alimentos, tecnologías o el financiero. Todos esos ámbitos deben colaborar más, no quienes están en la pobreza”, sostuvo Verónica Serafini, de Latindadd Paraguay durante su presentación. La crisis también golpea las arcas públicas, donde la recaudación disminuirá del 18,5% del PBI regional en 2019 a un 17% este año. “Esta baja genera estados nacionales con poca capacidad de incidir en la distribución del ingreso, en la garantía de derechos económicos, sociales y culturales y, por lo tanto, también en la respuesta a la crisis”, sostienen en la organización. El documento señala que: “Actualmente el 50% de los ingresos tributarios de los países de la América Latina y el Caribe proviene de impuestos al consumo, que no discriminan entre ricos y pobres y por lo tanto llegan a aumentar la desigualdad. En comparación, los ingresos tributarios en la OCDE dependen tan solo un 33%”.

AR

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