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Economía

Tras la baja de tasas, suben los dólares paralelos, mientras preparan la reforma laboral

Dólares estadounidenses.

Alejandro Rebossio

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Un día después de que el Banco Central decidiera bajar la tasa de interés del plazo fijo del 133% anual al 110%, los dólares paralelos rebotan este martes después de venir bajando tras la devaluación del peso oficial del miércoles pasado. El dólar blue sube 2,5% a $995; el MEP (Mercado Electrónico de Pagos), 0,2%, a $964 y el contado con liquidación (CCL), 0,5%, a $950. Algunos analistas del mercado atribuyen la reacción a la baja de tasas pero otros niegan esa relación y atribuyen el alza de los dólares paralelos al cobro del aguinaldo a partir de ayer.

El Gobierno, mientras tanto, prosigue con su retahíla de medidas. Federico Sturzenegger, recordado por su paso como viceministro de Economía en la crisis de 2001 y como presidente del Banco Central en la devaluación de 2018, prepara un pelotón de reformas, incluidas la laboral.

Entre los cambios de la legislación laboral, en el Ejecutivo dudan de una rebaja de aportes patronales, en tiempos de vacas flacas en el Estado y cuando Milei se desdice de sus promesas de rebajas impositivas, pero sí quieren decretar una extensión del periodo de pruebas de tres a ocho meses, una reducción de la indemnización por despido —ya no se habla de eliminarla, sino de limitar su base de cálculo sin contar extras del salario— y una quita de multas por trabajo sin derechos laborales.

Cada sector empresarial pactará con su sindicato si arma un fondo de cese laboral para que empleados y trabajadores aporten a las futuras indemnizaciones por cesantías, como sucede en la construcción. Es decir, este esquema ya no se quiere imponer a todos los gremios. También está en duda la idea de eliminar la cuota solidaria de trabajadores no afiliados a los sindicatos.

El paquete de medidas arrancó el ministro de Economía, Luis Caputo, el martes pasado anunciando un salto del 100% en el dólar oficial, de $400 a $800 el mayorista, con la intención de acercarlo al nivel del paralelo. Así activó la liquidación de exportaciones y desalentó la importación, gravada además con el doble del impuesto PAÍS. De este modo, busca recuperar las alicaídas reservas del Banco Central. La pregunta es para qué juntar activos en la autoridad monetaria.

En un principio se preveía que formaba parte de un plan ortodoxo clásico de devaluación y ajuste fiscal para equilibrar las balanzas comercial y fiscal, y sincerar precios artificialmente reprimidos por la anterior gestión como paso previo a un eventual plan de estabilización de precios. Pero las recientes declaraciones de Caputo de que la dolarización sigue siendo un objetivo del gobierno de Javier Milei llevan a pensar que tal vez se busque reservas para concretar esa promesa electoral en el mediano plazo. Claro que esas afirmaciones desalientan la demanda de pesos, tal como advierte el economista jefe de Invecq Consulting, Matías Surt. Y quienes desconfían de la moneda nacional se van a la norteamericana.

La idea del equipo económico de Caputo y el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, era que el salto del dólar oficial sirviera para después casi anclarlo en subas del 2% mensual. Así buscaban en teoría alentar que los inversores se pasaran a colocaciones en pesos, con intereses menores a los previos, pero mayores que ese 2%. Lo que hay que ver es si los dólares paralelos se acomodan a esa variación del 2% o si saltan a mayor ritmo por impacto de la inflación.

“Los dólares paralelos suben por la baja de tasas, pero mucho plazo fijo es dinero de empresas que están con cepo”, analiza Christian Reos, de la sociedad bursátil Allaria Ledesma, que aconseja invertir en bonos en dólares y bienes dolarizados como vino, aceite y whisky. En cambio, Juan Manuel Pazos, de la firma TPCG, observa que la relación entre una variable y otra “no es tan lineal”. “Ayer se pagaron aguinaldos. El dólar paralelo en general está anclado por el deslizamiento lento del oficial y por la oferta de exportadores”, se refiere Pazos a que el que exporta debe liquidar el 80% al tipo de cambio oficial y 20% al MEP. “La tasa de plazo fijo igual ya era súper negativa (por debajo de la inflación). Alternativas hay, como los plazos fijos UVA”, alude a los que se actualizan por el índice de precios al consumidor (IPC). En la sociedad SBS Trading sostienen “no necesariamente hay una relación directa” entre tasa de plazo fijo y tipo de cambio paralelo, “pero suele ocurrir de esa forma, depende mucho del contexto de mercado y de los precios de los dólares libres”.

Otro capítulo del ajuste fiscal pasa por el alza de impuesto del 2% del PBI, frente al recorte de gastos del 3%. Milei deberá negociar hoy con los gobernadores la reposición del impuesto a las Ganancias a los trabajadores que más ganan, que es coparticipable. Pero los peronistas, en lugar de desandar la quita que había adoptado el anterior gobierno con el voto del actual presidente, prefieren que se les coparticipe el gravamen al cheque. Claro que es sería un buen negocio para ellos pero no para las cuentas nacionales. Caputo pretende recaudar 0,4% del PBI con Ganancias.

Otro 0,5% provendrá del aumento de retenciones. Ayer, el secretario de Agricultura, Fernando Vilella, negoció dar marcha atrás con la suba a 18 economías regionales, que estaban exceptuadas del tributo. A cambio, esa merma se compensa con una suba del 31% al 33% para la soja. Así es que festejan los productores de diversos rubros (oivicultura, arroz, cueros bovinos, lácteos, frutícola (excluido el limón), hortícolas, porotos, papa, ajo, garbanzos, lentejas, arvejas, miel, azúcar, yerba mate, té, equinos y lana), mientras protesta la Cámara de la Industria Aceitera (Ciara).

Un 0,5% de recaudación tributaria adicional vendría de un anticipo de Bienes Personales sumado a una moratoria y un blanqueo. Claro estos cambios vendrían con una rebaja de este impuesto a la riqueza: en 2024, en lugar de las tasas de entre 0,75% y 1,50% actuales, con 2,25% para los bienes en el exterior, pasarían a ser de entre 0,75% y 1,30%; en 2025 bajarán a entre 0,75% y 1,10%; en 2026, entre 0,75% y 1% y en 2027 quedaría una única alícuota de 0,75% del patrimonio, según adelantó Infobae.

El Gobierno, mientras tanto, pone números a sus ajustes. Ayer, definió que el dólar tarjeta para los resúmenes con cierre posterior al 14 de diciembre será de $1.313 porque al oficial deben agregarse el PAÍS y el anticipo de Ganancias. También determinó que la asignación universal por hijo (AUH) pasará en enero de $20.661 a $41.332 y la Tarjeta Alimentar de $ 22.000 a 33.000 por niño. Los jubilados que cobran el haber mínimo recibirá el bono prometido por el anterior gobierno para diciembre, de $55.000, pero ningún extra en 2024. Para compensar los fuertes aumentos de precios, el Gobierno pide a los supermercados que creen “canastas convenientes” con algunas ofertas como hizo la cadena Changomás, de Francisco de Narváez. Pero todo es voluntario, ya no más controles ni acuerdos.

Para completar el plan económico de emergencia, el Gobierno requiere que el Fondo Monetario Internacional (FMI) le postergue vencimientos de los próximos meses. El de diciembre lo salvará con un préstamo de la Corporación Andina de Fomento (CAF). Para conseguir el aval del FMI fue clave la visita este domingo y lunes del subsecretario de Asuntos Internacionales del Tesoro, Jay Shambaugh, que se reunió con el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, Caputo, el ministro del interior, Guillermo Francos, y Bausili. El enviado del gobierno de Joe Biden, remarcó “el compromiso y destacó las medidas adoptadas por el Gobierno para restablecer la estabilidad económica”, según un comunicado de la embajada de su país. Pero Shambaugh conversó “la importancia de centrarse en mantener el apoyo a los argentinos más vulnerables durante el difícil proceso de ajuste”, advirtió.

AR/JJD

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