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La cantidad de empresas que emplean en blanco se recupera pero está lejos del nivel prepandémico

Comercios de Buenos Aires

Alejandro Rebossio

7 de diciembre de 2022 18:10 h

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Cada vez crece más el trabajo precario, sin contratos. Están los trabajadores pobres que reciben el plan Potenciar Trabajo y que no consiguen nada en blanco o si lo logran, les pagan tan poco que les conviene quedarse con el subsidio sumado a unas changas. Están los del sector creativo que son explotados para colaborar por poco dinero o ad honorem con tal de buscar reconocimiento en su profesión. Están también los jóvenes del área tecnológica que, en cambio, prefieren la libertad de trabajar free lance, sin patrón y con flexibilidad para manejar sus tiempos. Pero en el medio de todo eso crece la cantidad de empresas que emplean en la formalidad, aunque lejos de recuperar el nivel previo a la pandemia de 2020 y mucho menos aún que el número que lo hacía antes de que estallara la crisis económica en el gobierno de Mauricio Macri en 2018.

La cifra de empleadores con trabajadores registrados, según las estadísticas de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), ha ido creciendo mes a mes en 2022 hasta alcanzar los 528.722. Se trata de un alza del 1,5% respecto de diciembre de 2021, cuando eran 520.479 empresas. Es decir, se crearon unas 8 mil menos. Un año antes eran 521.372. El número actual todavía resulta inferior a las 544.232 que había dejado el gobierno de Mauricio Macri, antes de la destrucción de 24 mil firmas que provocó la pandemia. Pero aún más lejos está del estadio previo a la crisis de la gestión de Cambiemos en 2018.

En diciembre de 2015, cuando Cristina Fernández de Kirchner entregó el poder a Macri, había 568.737 compañías con empleados en blanco. Unas dos mil desaparecieron en el primer año de la administración de Cambiemos, pero otras 24 mil en los últimos dos años, con lo que en total se perdieron 26 mil. En la de Alberto Fernández el balance por ahora es negativo en 16.000 firmas, aunque le resta un año más.

El primer gobierno de Cristina Kirchner había finalizado en 2011 con 567.348. Es decir, en su segunda gestión se crearon mil. Mejor le había ido en su debut como presidenta, cuando el número había aumentado en 84 mil, desde los 483.385 de diciembre de 2007.

Si se analiza por sectores, en el campo sigue habiendo 55 mil empresas, como en enero; en la industria hay 51 mil, mil más que a principios de año; y en la construcción suman 22 mil, también con un alza de mil.

Con respecto al comercio, se registran 151 mil empresas con un incremento de 4 mil. En los servicios de transporte y almacenamiento hay 37 mil, con un aumento de mil. En tanto en hotelería y gastronomía totalizan 24 mil, también mil más. Las inmobiliarias siguen siendo 21 mil; mientras que las firmas de servicios profesionales, científicos y técnicos continúan en 29 mil. Además, las empresas de salud y servicios sociales se mantienen en 23 mil y las asociaciones y servicios personales son 60 mil, con una suba de mil.

Consultado por elDiarioAR, el presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, señala que el empleo en blanco crece en 2022 entre 3% y 4%, pero el informal aumenta 20%. “Ha crecido el empleo, pero con marcadas diferencias -señaló el empresario-¿A qué se debe esto? En primer lugar, la presión fiscal sobre el sector formal es muy alta, disuade y termina convalidando la informalidad. El segundo aspecto son las normativas laborales, sobre todo los regímenes de multas, que también son un factor de disuasión. En tercer lugar, porque no hay formas de promoción de la contratación que verdaderamente alienten. Por último, está la brecha de capacitación. La mano de obra de baja capitación es lo que más rápido se cubre, pero hay una distancia entre la oferta y la demanda para la nueva economía del conocimiento, de la tecnología y la industria 4.0, que está expandiéndose en el país”.

El presidente de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios (CACS), Mario Grinman, también lo analizó para este cronista: “La creación de empleo privado registrado venía creciendo hasta que en marzo de 2018 cambió la tendencia por los distintos episodios de crisis que sufrió la economía. El sector de comercio y servicios fue uno de los más dinámicos hasta ese momento y fue el que más amortiguó la caída en el nivel de empleo durante la pandemia. El impulso del consumo permitió una rápida recuperación en algunos sectores pospandemia, aunque esta recuperación es heterogénea y no luce sostenible. La acumulación de desequilibrios macroeconómicos y la falta de expectativas positivas con respecto al futuro inmediato están haciendo que la velocidad de recuperación esté bajando de forma notoria poniendo a la economía en niveles de actividad prepandemia, pero sin muchos sustentos para que siga creciendo de forma vigorosa. Esto se refleja en la creación de empleo privado registrado, empujado, principalmente, por esa falta de expectativas y de la incógnita de cómo van a resolverse esos desequilibrios macroeconómicos. En este contexto es difícil esperar que la dinámica de creación de empleo privado sea positiva. Estamos viendo ya una notoria desaceleración en el nivel de consumo y de actividad en general”.

“La cantidad de empresas durante el gobierno de Macri se redujo en 24.500, 4,3%. Es una caída incluso más fuerte que la del empleo asalariado registrado en el sector privado”, recuerda la economista Mariana González, del Centro de Investigación y Formación (Cifra) de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA). “Luego, con el pandemia se perdieron 27.300 empresas más, con un efecto fuerte muy concentrado en pocos meses. El inicio de la recuperación en el número de empresas recién se dio desde mediados de 2021, cuando ya la actividad económica y el empleo venían expandiéndose desde muchos meses antes. La decisión de registrar una empresa parece reaccionar más lentamente a estímulos económicos positivos, requiere de un horizonte de certidumbre mayor que el de la contratación de trabajadores en una empresa ya existente”, resume González.

AR/MG

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