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Guzmán sale de gira por Europa en busca de apoyo a la renegociación con el Fondo

Ministro de Economía Martín Guzmán.

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El ministro de Economía Martín Guzmán partió anoche rumbo a Berlín donde iniciará su gira europea. El principal objetivo es pedir apoyo en reuniones cara a cara con sus pares a la postura de la Argentina en la renegociación de los US$ 45.000 millones que el país tomó del Fondo Monetario Internacional en 2018, dijeron dos personas al tanto de los planes del ministro. Concretamente, Guzmán les pedirá a sus contrapartes urgentes recortes en las sobretasas de interés que el Fondo le cobra a los países de ingresos medios y que las economías desarrolladas “no se sienten a empollar” los recursos de liquidez que llegarán en agosto y los canalicen a países como la Argentina, dijeron las personas que pidieron no ser identificadas al comentar detalles de la estrategia del ministro.

Guzmán ya enfatizó esta semana en reuniones virtuales con el FMI y el Banco Mundial este pedido. El viernes, en una reunión virtual en la que participaron la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, y los ministros de Finanzas y presidentes de bancos centrales de América Latina, Estados Unidos y Canadá, el ministro dijo que “es muy importante encontrar urgentemente un mecanismo para que los Derechos Especiales de Giro (DEG) nuevos puedan ser reasignados a los países que los necesiten, incluyendo no solo a las economías de bajos ingresos, sino también a las economías de ingresos medios”.

El FMI distribuirá, tan temprano como en agosto, US$ 650.000 millones en DEGs, una medida de reserva que puede ser convertida a cinco monedas duras (dólar, euros, libras esterlinas, yuanes o remimbis), entre todos sus países miembros en proporción a su cuota en el organismo. La inyección de liquidez apoyada por Estados Unidos –que tiene poder de veto en el directorio del FMI- y otras potencias del G7 está pensada para que el mundo pueda salir de una manera equilibrada de la recesión económica creada por la pandemia.

A la Argentina le llegarían alrededor de US$ 4.370 millones, una cifra que si bien es significativa dada la escasez de reservas líquidas que quedaron en el Banco Central luego de la fuga de hasta US$ 45.000 millones de dólares que hubo entre 2018 y 2019, son ínfimas cuando se las compara con los intereses que tendrá que pagar Argentina en el acuerdo de facilidades extendidas que negocia con el FMI para refinanciar los US$ 45.000 millones que le debe el país al organismo multilateral de crédito.

El planteo de esa discusión es uno de los principales objetivos de las charlas en persona que tendrá Guzmán con sus pares. Como aseguró el viernes, quiere decirles que los sobrecargos que el FMI aplica en sus créditos, “en lugar de atender la preocupación por el riesgo moral, están penalizando a los países que se encuentran en circunstancias más adversas, y tendrán un efecto en los países de ingresos medios que necesitarán un mayor acceso a los recursos del FMI”.

Hay dos mensajes que Guzmán lleva, dijeron las fuentes. Por un lado, pedir por una mejor utilización y optimización global de los mecanismos de distribución de los derechos especiales de giro cuando ocurran –se habla de agosto o setiembre-. Por el otro, la batalla es por la política de sobrecargos que cobra el FMI a los países que le presta dinero.

En los dos temas, la clave es el tratamiento que los países ricos le imprimen a la división que se hace entre países de ingresos medios –donde está la Argentina- y los países pobres. El miércoles pasado, el mismo día que los países del G20 acordaron una moratoria en los intereses de los préstamos a los países pobres,  México y la Argentina reclamaron medidas de alivio en los intereses para las deudas de los países de ingresos medios, que son el hogar para millones de personas que fueron empujadas a la pobreza por la pandemia del coronavirus. Argentina y México, miembros ellos mismos del G20, salieron a decir en un comunicado conjunto, que las economías medianas están siendo “olvidadas” a pesar de que en su conjunto representan al 75% de la población mundial y tienen al 62% de los que viven en la pobreza. En la carta conjunta, los dos países citaron cifras del Banco Mundial que aseguran que la pandemia incrementó en 120 millones el número de personas viviendo en la pobreza, la mayoría de ellos viviendo en países de ingresos medios.  Y pidieron la creación de un fondo internacional que facilite la restructuración de las deudas de ese grupo de países. “Ayudará a prevenir que las crisis de salud y de economía se conviertan en una crisis de deuda en el mediano plazo,” dijeron México y Argentina.

Ese es el mensaje que lleva Guzmán a Europa con su comitiva –que incluye a la virtual secretaria de Estado Maia Colodenco y al representante argentino y del cono sur ante el FMI, Sergio Chodos-. No esperan que cambie de un día para el otro lo que ellos entienden son falencias sistémicas de la arquitectura financiera internacional pero sí aspiran a la creación de consensos a largo plazo que comiencen a desarmar la lógica de las finanzas internacionales, dijeron las personas. El sistema financiero internacional actual puede ser graficado con la imagen que ofreció el Indio Solari en Lobo suelto, cordero atado, dijo una de las fuentes. El desafío es ir cambiando ese sistema donde los países desarrollados son el lobo y los de ingresos medios el cordero, aseguró.

La política de sobrecargos en las tasas de interés inclina la cancha en contra de los intereses de los países de ingresos medios a favor de los países desarrollados, aseguraron dos de las personas al tanto de lo que opina el equipo de Guzmán. La actual política termina cobrándole a los de ingresos medios tasas de interés de hasta el 4%. Es una política que hoy afecta a la Argentina, que se encuentra renegociando su deuda con el FMI, pero que ayer afectó a Grecia, anteayer a los países que fueron afectados por la crisis asiática, pero mañana puede afectar a Egipto y Pakistán, dijeron las personas con conocimiento directo del pensamiento dentro del equipo de Guzmán.

El intento es marcarlo como un tema sistémico que debe ser solucionado más allá de que Argentina sea hoy el principal afectado porque seguramente se agravará porque por la crisis habrá pronto más países necesitando tomar deuda. En concreto, la estructura que se busca eliminar es la que hace que el FMI cobre sobrecargos que terminan siendo de casi 300 puntos básicos por encima de la base que es de poco menos de 100 puntos básicos, dijeron las personas.

La delegación no espera encontrar respuestas inmediatas ni que la nueva política de sobrecargo de tasas sea eliminada de cuajo. Pero sí que el acuerdo de facilidades extendidas que firme la Argentina con la actual política de sobrecargos de tasa quede atado a una reducción automática cuando el FMI adopte una nueva política más favorable, ojalá a fines de este año o el próximo, dijo una de las personas. Por cada 100 puntos básicos, la Argentina pagará un estimado de US$ 450 millones anuales en el acuerdo a 10 años que firmará con el FMI cerca de octubre de este año. Es decir, se discute una torta de al menos US$ 4.500 millones.

Ricos, medios y pobres

En el equipo de Guzmán está convencidos de que existe hoy un problema sistémico en la arquitectura del sistema financiero global que hace que los países de ingresos medios, a la hora de tomar sus acuerdos excepcionales, terminen financiando las operaciones del Fondo y también financien los jubileos –perdón de los intereses- que hace el FMI a los países más pobres. Es decir, cobran sobretasas exageradas los de ingresos medios y tasas cero a los pobres producto de una incapacidad e inhabilidad de los países del G7 de motorizar una capitalización adecuada de la institución en relación a la necesidad de lado los flujos financieros internacionales y la globalización. En el equipo de Guzmán usan la metáfora del sistema de cañerías para apagar incendios: les cobran intereses a los países medios de acuerdo al tamaño de la canilla sin considerar el tamaño del incendio que esos países deben apagar. Miden los intereses de acuerdo a la capacidad de salida de agua de la cañería que los mismos países de G7 se niegan a ampliar, se quejan. Al mantener la cañería sin ampliaciones, al tener la estructura de capital de la institución subcapitalizada, los países de ingresos medios no solo no tienen suficiente agua para apagar sus incendios sino que terminan enviando agua para financiar la amnistía financiera de los países de ingresos bajos.

Las discusiones de estos temas no son sencillas, dijeron las personas que conocen la estrategia del equipo de Guzmán. Cuando los países del G7 escuchan estas quejas de los países de ingresos medios que se sienten perjudicados por el nivel de sobretasas de interés que pagan, ellos les contestan: ¿pero no querrás que le cobremos los mismos intereses a los países pobres? A lo que ellos retrucan: hay más pobres viviendo en el conjunto de países de ingresos medios que pobres viviendo en los países pobres. No buscan mayores intereses para los países pobres sino menores intereses para los países de ingresos medios.

Es por eso que el segundo punto a resaltar será el del uso de los DEGs que llegarán en la segunda mitad del año. El mensaje de la Argentina frente a la monumental liquidez que recibirán los países ricos es: señores, no se sienten a empollar sobre esas reservas y creen los mecanismos más amplios posibles para que esa liquidez sea canalizada no sólo a los países más pobres sino también a los de ingresos medios.

No es casual que a la hora de llevar este mensaje en persona, el primer destino sea Alemania, que recibirá una cantidad significativa de DEGs que no necesitará. Alemania, con quien Alberto Fernández ha creado una relación vía Angela Merkel, es el principal acreedor de Argentina en el Club de Paris –el segundo es Japón, a donde Guzmán ira con su equipo en mayo-. El segundo país de la gira es España, que tiene un conjunto de empresas con intereses en la Argentina con quienes habrá reuniones. El mensaje para ambos países será: no se sienten a empollar sobre los DEGs, envíen ese dinero a los países de ingresos medios -es decir, nosotros- ya sea a través de acuerdos bilaterales o multilaterales, pero no los empollen como muchos hicieron en 2009, cuando el FMI dispuso su anterior ampliación de liquidez –el monto fue la mitad de lo que creará ahora- como respuesta a la crisis financiera iniciada en 2008.  

Para la Argentina lo más importante es que nadie empolle, dijo una de las personas con conocimiento directo de lo que Guzmán hablará con sus pares de Economía europeos. Después se verá cómo se instrumentan las formas para que llegue y cuán bajos serán los intereses para ese repago. Pero Guzmán confía en la creatividad de la jefa del FMI para originar mecanismos que ayuden a esa distribución.

Europa será el tubo de ensayo para entender cómo recibirán los países desarrollados este pedido que en mayo será llevado a Japón, el segundo acreedor más importante de Argentina en el Club de Paris, y con quien también se espera encontrar formas de recibir parte de esos DEGs en acuerdos bilaterales. Lo mismo ocurrirá en esa gira oriental con China, el principal socio comercial de la Argentina y con quien puede soñarse con un acuerdo bilateral a largo plazo para el uso de estos DEGs.

El equipo de Guzmán no cree que por el momento se pueda esperar que Brasil, el segundo socio comercial de la Argentina, pueda ser receptivo a un pedido de este tipo. La mayor economía de Latino América recibirá una cantidad de reservas importante dado su peso en la economía mundial. Y tiene más de US$ 400.000 millones en reservas. Pero la situación geopolítica actual, con un presidente como Jair Bolsonaro, burlándose de Argentina a la que acusa de deudor eterno, no permite pensar que durante su presidencia al menos se pueda obtener un acuerdo bilateral para el uso de estos DEGs.

De regreso al viaje de Guzmán a Europa de esta semana, la delegación no lleva ninguna definición sobre si la Argentina pagará o no el vencimiento que tiene con los miembros del Club de Paris el 21 de mayo, dijeron las fuentes. Ese día vencen alrededor de US$ 2800 millones con organismos multilaterales, de los cuales US$ 2.419 son con el Club de Paris. Las respuestas que se escuchen ahora y en mayo en el viaje a Oriente al pedido de achicar la lógica del sistema financiero global de lobo suelto cordero atado que denunció el Indio Solari serán claves para esa definición.

WC

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