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El Estado importa gas al cuádruple del precio de 2021 y le encarga a Techint los tubos del gasoducto Kirchner

Planta de Tenaris en Campana. Fabricará los tubos para el gasoducto Néstor Kirchner.

Alejandro Rebossio

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Con demora, pero el Gobierno está poniendo manos a la obra para evitar cortes de gas en la industria en el invierno próximo. Por un lado, la empresa estatal Integración Energética Argentina (IEASA) concretó este martes la segunda licitación del año de gas natural licuado (GNL, que se importa por barco) y se terminaron adquiriendo ocho barcos por un valor del gas de entre US$ 36 y 46 el millón de BTU (unidad de medida), más del cuádruple del promedio de 8,50 que se abonó en 2021, porque el precio ya venía subiendo por la recuperación económica mundial pero se disparó por las sanciones al gas de Rusia por la invasión a Ucrania. Por otro lado, negocia con Bolivia una mayor provisión de gas natural, que cedería Brasil. Por último, coronó a Tenaris, la fabricante de tubos petroleros del grupo Techint, como ganadora de la licitación que cerró este miércoles IEASA para adquirir los tubos necesarios para construir el gasoducto Néstor Kirchner, que en 2023 elevará un 25% la capacidad de transporte del gas de Vaca Muerta a los centros de consumo.

La compañía estatal que preside Agustín Gerez cerró la compra de ocho barcos a la francesa Total, la suizoholandesa Vitol, la suizochipriota Gunvor, la singapurense Trafigura y la española Naturgy a un “precio criminal, pero de mercado”, según admiten en el Gobierno. La estatal rusa Gazprom perdió la compulsa tras ofertar a una cotización aún mayor. Tendrá que conformarse con seguir exportando a Europa, pero ese continente quiere reducir en lo inmediato un tercio de sus compras a Rusia y reemplazarlas por GNL, lo que encarece su precio. Además, el presidente ruso, Vladimir Putin, quiere que Alemania y los demás clientes europeos le paguen en rublos por las sanciones que ha sufrido y que le impiden acceder a divisas occidentales. La angloholandesa Shell y la británica BP también ofertaron sin éxito por abastecer a la Argentina.

En tanto, IEASA declaró como vencedor en la subasta de los caños del gasoducto a Techint, que fue el único oferente y es el único proveedor nacional de este tipo de tubos. Ahora deberá convocar a la licitación para la construcción, que en seis o nueve meses debería terminar. Gerez pretende que en el invierno de 2023 esté lista esta obra de 563 kilómetros entre Neuquén y Salliqueló, en el oeste de la provincia de Buenos Aires.

Este proyecto permitirá liberar más gas hacia el polo petroquímico de Bahía Blanca. Por eso, Profertil, la fabricante de urea (fertilizante que tiene al gas como insumo), prevén ampliar su planta con una inversión de US$ 1.200 millones. La empresa pertenece a YPF y a capitales canadienses y su producción podría reemplazar las importaciones de Rusia, principal proveedor mundial de urea, clave para las plantaciones de trigo y maíz. El gasoducto Néstor Kirchner permitiría además reducir en un tercio las importaciones invernales de gas de la Argentina, evitar cortes en todo el país y liberar más exportaciones en verano a Chile, Brasil y Uruguay.

Pero todo eso ocurriría recién en 2023. Para el próximo invierno, la Unión Industrial Argentina (UIA) teme cortes y negocia con el Gobierno un plan para programarlos. Sin embargo, las autoridades prometen que no habrá faltantes y expertos independientes consideran que es posible si la oferta mundial se normaliza y si los funcionarios hacen bien su tarea. Por lo pronto, el Ministerio de Economía, la Secretaría de Energía, IEASA y la Compañía Administradora del Mercado Eléctrico Mayorista (Cammesa) están trabajando para evitar interrupciones. Negocian con Bolivia para que les provea más gas por un aumento de producción y porque Brasil les pediría menos ante la recuperación del caudal de agua de sus centrales hidroeléctricas.

AR

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