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que es el programa argentina productiva 2030

Inspirado en una economista italiana, Kulfas apuesta a diez sectores a desarrollar entre el sector público y privado

Alberto Fernández, escoltado por Gustavo Beliz, Sergio Massa y Matías Kulfas, en la presentación del plan productivo.

Alejandro Rebossio

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Muchas veces los gobiernos argentinos lanzan planes productivos que nunca se cumplen. Puede que lo mismo suceda con el programa Argentina Productiva 2030 que este martes presentaron el ministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, y su futuro ejecutor, el director del Centro de Estudios de la Producción (CEP), Daniel Schteingart, pero al menos se distingue por su enfoque inspirado en una de las economistas más influyentes del mundo actual, Mariana Mazzucato, italiana que migró de pequeña con su familia a Estados Unidos y ahora está basada en la Universidad College de Londres. Es citada por Alberto Fernández, el papa Francisco, consultada por políticos norteamericanos como las demócratas Elizabeth Warren y Alexandria Ocasio-Cortez pero también por el republicano Marco Rubio, los británicos Theresa May, conservadora, y Jeremy Corbyn, laborista y por gobiernos como fue el de la alemana Angela Merkel. Mazzucato sostiene que los progresistas como ella deben hablar menos de redistribución de la riqueza y más de cómo crearla y por eso defiende el rol del Estado en el impulso de la innovación tanto dentro de la administración pública como en el sector privado.

En su último libro, Misión economía, de 2021, Mazzucato intenta derribar cinco “mitos”. El primero, que “las empresas crean valor y asumen riesgos y los gobiernos sólo aportan seguridad y facilitan el trabajo”. Ella considera que los funcionarios juegan un papel clave en la innovación. El segundo, “el propósito del gobierno es corregir los fallos del mercado”. La economista considera que no debe limitarse a eso. El tercero, “el gobierno tiene que funcionar como una empresa” y el cuarto, “la externalización”, es decir, la contratación de empresas para cumplir funciones que hasta ahora hace el Estado, “ahorra dinero a los contribuyentes y reduce el riesgo”. Con esto no quiere decir que esté a favor de una administración pública ineficiente, derrochadora y burocrática sino emprendedora. Por último, el quinto mito es que “los gobiernos no deben elegir ganadores” y pone como ejemplo que sí lo hicieron Estados Unidos, Reino Unido y Corea del Sur. Mazzucato propone entonces elegir sectores y apoyarlos con un “enfoque orientado por misiones: asociaciones entre los sectores público y privado cuyo objetivo sea resolver los principales problemas de la sociedad”.

Inspirados en Mazzucato, Kulfas y Schteingart eligieron “diez misiones productivas”, con las que se procurará resolver una serie de “desafíos económicos, tecnológicos, sociales y ambientales”. El ministro prometió que “no serán meramente declamativas sino que se ajustarán a metas mensurables, cuantitativas”. Las diez misiones productivas son las siguientes:

1.- “Desarrollar la economía verde para una transición ambiental justa.

2.- Producir más bienes y servicios ligados a la salud para garantizar el acceso equitativo al sistema sanitario nacional.

3.- Impulsar la movilidad del futuro con productos y tecnologías nacionales.

4.- Equipar a las fuerzas armadas y de seguridad con mayor producción nacional de alta tecnología.

5.- Adaptar la producción de alimentos a los desafíos del siglo XXI.

6.- Digitalizar empresas y hogares para aumentar las capacidades tecnológicas del país.

7.- Desarrollar el potencial minero argentino con un estricto cuidado del ambiente.

8.- Modernizar y crear empleos de calidad en los sectores industriales tradicionales.

9.- Potenciar encadenamientos productivos a partir del sector primario para generar más trabajo y más desarrollo.

10.- Duplicar las exportaciones [el año pasado fueron US$ 78.000 millones] para hacer sostenibles las mejoras sociales y económicas“.

Más allá de los muchos números que se prometen con Argentina Productiva 2030, como la creación de 2 millones de empleos privados formales y de 100.000 empresas en blanco y la salida de la pobreza de 9 millones de personas (respecto a las 19 millones actuales), quizás lo más novedoso es la combinación de dos aspectos: elegir sectores -no dejar la selección librada al mercado ni tampoco concentrarse sólo en las áreas que a primera vista aparecen como las más competitivas, como pretendía el gobierno de Mauricio Macri con el campo, la minería, el petróleo y la economía del conocimiento- y plantear misiones. Ahora sólo falta nada más y nada menos que concretarlas. Poner el marco teórico en práctica. Superar el desafío hasta ahora siempre inalcanzable en el camino esquivo al desarrollo armónico de la economía y la sociedad argentinas.

AR

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