Bolsonaro evita un impeachment pero queda atado al Congreso tras elección de aliados como presidentes de Senado y Diputados
Después de las elecciones internas del Congreso en Brasilia de esta semana, el presidente brasileño ya cuenta con dos aliados clave en la presidencia de cada Cámara: un político centroderechista como presidente del Senado y un derechista como presidente de la Cámara de Diputados. Dos candidatos victoriosos, por los que Jair Bolsonaro había hecho abiertamente campaña las semanas anteriores: el Poder Ejecutivo había dejado bien en claro qué quería que hiciera y cómo debería votar el Legislativo a sus propias autoridades. La victoria de uno y otro deja al Presidente satisfecho y confiado de que llegará a las elecciones de octubre de 2022, cuando espera ser reelecto, sin verse interrumpido por un juicio político. El costo de esta seguridad, sin embargo, es de los más altos: a partir de ahora, para Bolsonaro, gobernar, como para sus predecesores en Planalto, será pactar.
El senador Rodrigo Pacheco, del partido Demócratas (DEM), quedó el lunes al frente de la Cámara Alta, y el diputado Arthur Lira, del Partido Progresistas (PP). al frente de la Cámara Baja. Bolsonaro queda así a salvo de cualquier tentativa de poner fin a su periodo presidencial por vía del impeachment. Pero es un triunfo de doble filo. Si algo había singularizado como único al mandato de Bolsonaro, había sido su libertad de acción: el Presidente más independiente del Congreso en la democracia brasileña recuperada en 1985. Estará sometido a las mismas limitaciones extremas y necesidades de pactar cada iniciativa que sufrieron sus antecesores. El martes y el miércoles, las dificultades para formar las “mesas” o equipos de subordinados inmediatos a la presidencia de cada Cámara ya lo demostraron.
Aunque inicialmente se habían postulado para la presidencia de la Cámara Alta cuatro senadores de diferentes partidos, el cargo se dirimió entre Pacheco y Simone Tebet, abogada, senadora de 39 años por Matto Grosso del Sur, del Movimiento Democrático Brasileño (MDB, centrista). Pacheco, de 44 años, abogado, senador por Minas Gerais, quien tenía el apoyo del presidente del Senado, Davi Alcolumbre (DEM), obtuvo 57 votos de los 78 senadores que participaron en la votación, muy por encima de los 41 necesarios. Tebet perdió apoyo en las últimas horas, por lo que cosechó sólo 21 votos.
Como programa de acción legislativa, el presidente del Senado Pacheco, candidato vencedor gracias al apoyo del Ejecutivo, dice que el principio rector ha de ser la autonomía del Congreso: “No habrá ninguna influencia externa capaz de influir en la voluntad libre y autónoma de los senadores. Habrá que insistir en la búsqueda de consensos, pero contamos con fuertes instrumentos de la democracia”. Instalado como nueva autoridad, inició negociaciones con el Ministerio de Economía para buscar el modo que reconcilie la ampliación de la asistencia social (que él propugna para 2022, con el equivalente de prever la regularización del equivalente brasileño a un IFE argentino) con la regla que establece un techo máximo al crecimiento de los gastos públicos. El vicepresidente del país, Hamilton Mourão, ya mostró su escepticismo acerca de dónde encontrar los fondos para tal programa, aun cuando se obtenga una autorización para gastarlos.
En la misma sesión del lunes, que abrió en Brasil el año legislativo, también la Cámara de Diputados eligió nuevas autoridades para su cuerpo. Arthur Lira, abogado y empresario de 51 años, diputado federal por el estado nordestino de Alagoas, fue elegido presidente de la Cámara Baja con 302 votos sobre un total de 503 diputados que votaron. Obtuvo más del doble de los votos que su rival, Baleia Rossi, empresario de 48 años, diputado federal por San Pablo, y actual presidente nacional del MDB, que ganó el apoyo de 145 diputados.
La elección de Lira significa el fin de la presidencia de Rodrigo Maia, que estuvo al frente de la Cámara de Diputados por cuatro años y medio, el mandato más largo en la democracia brasileña. Significa también el fin de un estilo de gobernar que, en palabras del propio Maia al diario gaúcho Zero Hora, había sido una anomalía y equivalido a una reforma política de hecho. Maia, político de profesión de 50 años, nacido en Chile en 1970 cuando su padre César, economista y ex alcalde de Río de Janeiro estaba exiliado de la dictadura brasileña, había pertenecido al partido DEM, pero había abandonado la afiliación partidaria, y era independiente desde que fue elegido presidente de la Cámara de Diputados. En esto, su situación presentaba analogías con la del propio presidente de la República. Vencedor en las elecciones de octubre de 2018 como candidato del Partido Social Liberal (PSL, liberal en economía, conservador en política social), desde su asunción en 2019 Bolsonaro no tiene afiliación partidaria, y por lo tanto, tampoco existe en el Congreso un partido oficialista.
Los candidatos triunfantes en Senado y Diputados son unos pocos años mayores que sus rivales. Es significativo que el presidente del Senado sea un lustro más joven que el presidente de Diputados. Más importante todavía es que todos los partidos que se disputaron los cargos nunca haya ganado la presidencia, o incluso nunca hayan aspirado a ella, e ideológica y retóricamente resulten muy parecidos.
Lira es el líder reconocido del Centrão en el Congreso. La traducción por Centro es engañosa. Políticamente no representan una forma de centrismo, sino que es la denominación del conjunto de los lemas partidarios de parlamentarios conservadores, cuyas campañas electorales estuvieron fundadas en responder a demandas locales y prometer su satisfacción una vez en el poder.
Los adversarios derrotados en una y otra Cámara pertenecen al MDB, que nunca presentó candidato presidencial y que si escapa a la taxonomía de Centrão es porque se lo clasifica en la aún más abarcadora de pega-tudo u ómnibus, de partido que busca al votante evitando conservar toda línea ideológica que podría hacerle perder el favor de un electorado que se desilusione con una doctrina o con los resultados que se atribuyen a ese ideario. Es el partido del vicepresidente Michel Temer, que en 2016 tomó el poder tras el impeachment express contra Dilma Rousseff, la heredera de Lula da Silva y presidenta del Partido de los Trabajadores (PT).
La alianza con este centrismo parlamentario ya pesa sobre Bolsonaro. El lunes de la votación se supo que el gobierno federal había concedido más del equivalente a 90 millones de dólares avalando propuestas de diversos congresistas. Por primera vez, los partidos alzan la voz sugiriendo nombres de sus propias filas para el gabinete. No es casual que aquellas a las que aspiran estén entre las que tienen más “caja”, las que mueven más fondos o están en contacto con el dinero líquido. Carteras ministeriales tradicionales en el renglón crematístico, como las de Minería o Desarrollo Regional. O a la orden del día, en tiempos de pandemia, como el Ministerio de Salud.
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