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ENTREVISTA

Natalia Moussienko, investigadora de la Academia de las Artes de Ucrania: “Es difícil competir con misiles, pero el arte es un arma de guerra importante

Natalia Moussienko durante la entrevista con elDiario.es en Madrid.

Javier Biosca Azcoiti

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“Los rusos pintan y tapan nuestros murales porque son muestras de arte público que hablan directamente a la gente”, dice Natalia Moussienko, miembro del Instituto de Investigación de Arte Moderno de la Academia Nacional de Artes de Ucrania. La estrategia le recuerda a otras épocas de la historia “cuando los invasores pintaban sobre los frescos de las iglesias”. “Entonces no tuvieron éxito porque los descubrimos, quitamos la pintura y hoy esos frescos están brillando. Los nuevos invasores tampoco lo lograrán”, añade convencida.

Moussienko, especializada en arte y legado cultural durante conflictos armados, opina que “es muy difícil para el arte compararse y competir con armas como misiles, pero es un arma muy importante en la guerra”. “Ambas cosas van de la mano”, dice. La especialista otorga especial importancia a las expresiones artísticas aparentemente más banales. “Cuando los investigadores estudien dentro de 100 años cómo ganó Ucrania la guerra, porque está ganando, verán que una de las herramientas más importantes fueron los memes y los murales”, apunta. 

“En esta situación trágica, los ucranianos buscan memes e imágenes que les ayuden a mantener la moral alta. Han descubierto un nuevo superpoder en esta forma de expresión porque son muy rápidos y van directamente al grano”, asegura. “Son una producción de arte público muy importante”, insiste. Un buen ejemplo de esas imágenes para levantar la moral es Santa Javelin (en honor al misil antitanque desarrollado en EEUU), una adaptación de la obra ‘Madonna Kalashnikov’ –en la que aparece una virgen con una metralleta–, de Chris Shaw. Una iniciativa del periodista Christian Borys ha recaudado más de un millón de dólares vendiendo productos con Santa Javelin. La producción en masa y consumo público de imágenes de la virgen y santos para alentar a las tropas en la guerra comenzó en la Primera Guerra Mundial con el uso, por ejemplo, de Juana de Arco, considerada una heroína en Francia por su papel en la Guerra de los Cien Años.

Otra imagen que se ha convertido en símbolo de la resistencia ucraniana es la flor de algodón. De hecho, Moussienko ha vuelto de su visita a España en la marco de la asociación de alumnos de la beca Fulbright -una beca para estudiantes y académicos que da Estados Unidos y que Moussienko recibió en 2011- con buena parte de la maleta llena de algodón de un campo que encontró en Sanlúcar de Barrameda. Sus compañeros de viaje no entendieron nada cuando Moussienko les pidió por favor que pararan y se puso a recoger flores. “No tengo tanto dominio del inglés, así que les dije: ‘No entraré en detalles, lo único que os puedo decir es que es la flor de la victoria ucraniana'”, cuenta. 

El algodón se ha convertido accidentalmente en un meme de guerra. Cuando se produjeron los primeros ataques y explosiones en territorio ruso, Moscú trató de minimizarlos, definiéndolos como un ‘bang’, hlopok en ruso. La misma palabra con otra pronunciación diferente significa algodón en ucraniano. Así, el algodón se ha convertido en una forma de enaltecer los ataques contra Rusia. “Ahora, con la contraofensiva ucraniana, se espera un suministro regular de algodón a los rusos”, reza la página web oficial de Ucrania.

“Cuando hablamos del papel del arte en esta guerra, veo una influencia directa con el arte de la revolución del Maidán”, asegura Moussienko. “Maidán fue un territorio de arte, una gran exposición artística con todo tipo de obras. Y no olvidemos que la guerra empezó tras la victoria de la revolución, que fue una elección de civilización a favor de la libertad, de la familia europea y de sus valores”, añade. La experta menciona la importancia del arte callejero a favor de Ucrania en todo el mundo y asegura que la llegada del artista Banksy y sus obras en muros de la capital “es como la llegada de un astronauta”.

Pero las formas de expresión artística más tradicionales también se han convertido involuntariamente en arma de guerra para levantar la moral. El pasado 29 de noviembre abrió sus puertas en el Museo Thyssen de Madrid la colección ‘En el ojo del huracán. Vanguardia en Ucrania’, una exposición de alrededor de 70 obras que salieron de un camión desde Kiev en un peligroso trayecto durante uno de tantos ataques masivos de Rusia.

“Me gustaría destacar la figura de uno de los artistas que está en Madrid, Oleksander Bohomozav, apodado el Picasso ucraniano”, dice Moussienko. Una de sus obras, la cual no está en la exposición y tampoco es la más conocida, se ha convertido estos días en otro de los grandes símbolos de la resistencia, se trata de El electricista. “Como los electricistas están salvando y protegiendo Ucrania junto al ejército, su obra es emblemática”, sostiene.

La Organización Mundial de la Salud informó el pasado 21 de noviembre de que el 50% de la infraestructura energética del país, convertida en objetivo de Rusia, está dañada o destruida.

El Ministerio de Cultura de Ucrania ha habilitado una página web en la que los artistas pueden publicar sus colecciones de arte relacionadas con la guerra. El portal acumula un total de 280 proyectos artísticos. El de Fanny Levelval, que crea piezas basándose en obras de grandes clásicos, es uno de ellos.  

Destrucción del patrimonio

“El patrimonio cultural de Ucrania es objetivo de Rusia porque es nuestra identidad y Putin está atacándola. No quiere que Ucrania exista y este es el punto principal de esta historia”, dice Moussienko. “Y no es solo la identidad ucraniana, sino europea”, añade. La especialista denuncia que las fuerzas rusas están “saqueando” los museos y “destruyendo los monumentos”.

La UNESCO, la agencia de la ONU especializada en patrimonio, ha verificado daños en 227 puntos de interés cultural desde el inicio de la invasión, entre ellos 101 lugares religiosos, 17 museos, 79 edificios de interés artístico o histórico, 19 monumentos y 11 bibliotecas. El Ministerio de Cultura ucraniano, por su parte, denuncia que actualmente hay 553 objetos de patrimonio cultural e instituciones culturales dañadas en todo el país. “Estos ataques repetidos contra lugares culturales ucranianos deben parar. El patrimonio cultural, en todas sus formas, no debería ser atacado. Reitero mi llamada al respeto de la legislación humanitaria internacional y, en particular, la Convención de La Haya para la Protección de los Bienes Culturales en caso de Conflicto Armado”, dijo la directora general de UNESCO, Audrey Azoulay.

La UNESCO ha ayudado a las autoridades ucranianas a marcar los puntos de interés cultural con el emblema de la organización para proteger el patrimonio en guerra Blue Shield (“escudo azul”). “Este símbolo indica que la propiedad está protegida bajo la convención de La Haya de 1954 y cualquier violación puede ser juzgada”, señala la organización.

Dos de los museos más afectados son el Museo de Arte y el Museo de Historia Local de Jersón. Blue Shield International, a menudo comparado descrito como una Cruz Roja cultural, ha documentado en una visita reciente “la aparente pérdida de toda la colección de ambos museos”, descubierto tras la marcha de las tropas rusas.

Moussienko cree que se abrirán “muchos museos sobre la guerra en todo el país”. “No podemos tener solo uno en Kiev”, asegura. “La memoria lo es todo. Sin memoria no somos seres humanos y aquellos sin memoria son los apoyaron la guerra”, concluye. 

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