Por qué el reconocimiento de Palestina llega tarde y no es suficiente: “Habría tenido sentido en otra fase, no en medio de un genocidio”

Francia, Canadá, Reino Unido, Portugal… Son algunos de los países que han anunciado recientemente que reconocerán el Estado palestino o que podrían hacerlo después del verano. Los anuncios llegaron en cascada antes de las vacaciones de agosto en Europa y tras las imágenes y los datos de una hambruna sin precedentes en Gaza, provocada por el férreo bloqueo de Israel desde el comienzo de su ofensiva contra la Franja hace 22 meses.
El presidente francés, Emmanuel Macron, ha dado un giro importante en los pasados meses respecto a Israel y su “derecho a defenderse”, después de que haya matado a más de 61.000 palestinos en Gaza desde octubre de 2023 –cuando lanzó una guerra de castigo contra la población del enclave en respuesta a los atentados del grupo islamista Hamás del día 7 de octubre–. Si París reconoce el Estado palestino en septiembre, sería el primer integrante del G7 en hacerlo y la primera potencia de la Unión Europea (en 2024 lo hicieron España, Irlanda y Noruega).
Reino Unido ha puesto varias condiciones para ese reconocimiento: lo ha planteado como un “premio” para Palestina y como un “castigo” para Israel si el Gobierno de Benjamín Netanyahu no pone fin a la “catastrófica situación” en Gaza y si no se compromete con la llamada solución de los dos Estados (uno hebreo y otro palestino que convivan en paz). Esa solución sigue siendo la fórmula mágica a la que recurre la comunidad internacional desde hace décadas, aunque en la práctica ya no es viable porque Israel ha aumentado considerablemente su ocupación de las tierras palestinas en Cisjordania y Jerusalén Este –y se dispone a ampliar su ocupación de Gaza–.
La presión dentro del Gobierno británico y del Partido Laborista, así como de la opinión pública, han hecho que el primer ministro Keir Starmer plantee ese posible reconocimiento, que representaría un cambio destacado de la postura histórica de Reino Unido. Su ministro de Exteriores, David Lammy, señaló la “responsabilidad” de Londres, potencia colonial en Palestina en el periodo que culminó con la creación del Estado de Israel (1922-1948). Fue el entonces secretario de Exteriores británico, Arthur Balfour, quien redactó la famosa declaración Balfour en 1917 en la que respaldaba el establecimiento de una “patria judía” en Palestina.
Los Gobiernos “aparentan” que actúan
“Se trata de un gesto simbólico, no acompañado de las medidas necesarias para que los palestinos puedan ejercer su derecho a la autodeterminación y a la estatalidad”, afirma Haizam Amirah Fernández, director ejecutivo del Centro de Estudios Árabes Contemporáneos (CEARC). El experto señala que el objetivo es, por un lado, “aplacar a las opiniones públicas” de esos países, que se oponen mayoritariamente a las acciones de Israel en Gaza; y, por otro lado, “aparentar” que se está actuando frente al genocidio. “Es una apariencia de que están haciendo algo, pero no lo que hace falta hacer”, continúa.
“A estas alturas ya no basta con un reconocimiento sobre el papel del Estado palestino, estamos en la fase de aplicar todas las herramientas disponibles para cambiar el comportamiento del Estado de Israel”, explica Amirah Fernández, detallando que esas herramientas incluyen las sanciones contra Israel, su aislamiento y su tratamiento como Estado paria. El director de CEARC considera que “esas medidas de presión se aplicarían a cualquier otro estado que estuviera cometiendo lo que está cometiendo Israel para que cambie su comportamiento”, tal y como se hizo con el régimen del apartheid en Sudáfrica.
Si bien Amirah Fernández admite que es difícil que el Ejecutivo israelí cambie sus políticas –que tanto en Gaza como en Cisjordania son abiertamente racistas con los palestinos–, las potencias occidentales deben mandar un mensaje a los ciudadanos israelíes: “Por este camino por el que los llevan sus gobernantes van a llegar a un destino muy malo, que es el de un Estado paria”.
Israel reaccionó airadamente ante las intenciones de su histórico aliado, Reino Unido, y lamentó el cambio de postura del Gobierno británico. Tanto en ese caso como en el de Francia o Canadá, el Ministerio de Exteriores israelí advirtió que el reconocimiento de Palestina sería una “recompensa para Hamas”, a pesar de que esos países han declarado su apoyo a la Autoridad Palestina (rival de Hamas), que actualmente encabeza el débil Gobierno palestino con sede en la Cisjordania ocupada, donde tiene prerrogativas limitadas por la ocupación militar israelí.
Cuando anunció que su Gobierno reconocerá Palestina en septiembre, el primer ministro de Canadá, Mark Carney, también dijo que “Hamas debe desarmarse” y no podrá tener “ningún papel en la gobernanza futura de Palestina”. Por su parte, Macron comunicó directamente su decisión al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abás, actual jefe del Estado palestino y principal interlocutor de la comunidad internacional. Según el mandatario galo, el futuro Estado tiene que “aceptar su desmilitarización y reconocer plenamente a Israel” –la Autoridad Palestina reconoce a Israel desde que entabló negociaciones de paz con sus líderes en los años 90 del siglo pasado–.
¿Quién representa al pueblo palestino?
Aparte de las exigencias de la comunidad internacional –mucho más rígidas en el caso de los palestinos que de Israel–, la Autoridad Palestina también se enfrenta a una crisis de legitimidad frente a sus ciudadanos, que tendrá que resolverse para que el reconocimiento de su Estado se traduzca en algo más que en un mero gesto diplomático.
“La Autoridad Palestina no responde a las aspiraciones de la mayoría de los palestinos”, afirma Amirah Fernández, describiéndola como una “institución anquilosada”, encabezada por “una gerontocracia desacreditada” que no ha convocado elecciones desde 2006 (después de las cuales, la pugna por el poder llevó a la separación de Cisjordania y Gaza bajo dos Gobiernos diferentes). El experto advierte de que no servirá de nada reconocer el Estado palestino si no se apoya, se ayuda y se garantiza que los palestinos puedan tener unas instituciones que respondan a su voluntad democrática y necesidades reales.
Antes de cualquier reforma política y antes de plantear quién es el representante legítimo de los palestinos o de convocar unas elecciones, lo más urgente es poner fin a la matanza en Gaza, donde a los bombardeos del ejército israelí se han sumado los ataques contra los hambrientos que van en busca de la escasa ayuda humanitaria que Israel permite entrar a la Franja. Cada día mueren alrededor de un centenar de gazatíes por la violencia y, desde mediados de julio, varios lo hacen como resultado directo de la desnutrición (en total, han fallecido más de 200 personas de hambre y casi la mitad de ellos eran niños y niñas).
Tal y como ha señalado la relatora especial de Naciones Unidas para los Territorios Palestinos Ocupados, Francesca Albanese, “el reconocimiento del Estado palestino, en el culmen de un genocidio, es un acto de coherencia (...) pero corre el riesgo de ser una distracción de la amenaza existencial a la que se enfrenta el pueblo palestino ahora mismo”.
También el director de CEARC dice que el reconocimiento de Palestina “habría tenido algún sentido en otras fases, no en medio de un genocidio. Ya no estamos en un tiempo de gestos sino de evitar una limpieza étnica y un caladero de odio multigeneracional”, después de una guerra que ha dejado decenas de miles de heridos, amputados, huérfanos, viudas y vidas truncadas.
La respuesta de Israel
Además, Amirah Fernández no descarta que Israel escale la violencia antes del momento del reconocimiento formal, que Francia y Canadá han dicho que oficializarán durante la Asamblea General de Naciones Unidas el próximo septiembre en Nueva York. “No cabe descartar que el Gobierno de Netanyahu, antes de la fecha del reconocimiento formal, escale en su campaña de la huida hacia adelante y la guerra infinita”, apunta.
Israel podría volver a atacar a Irán, hipotiza el experto, quien recuerda que cuando iba a celebrarse la conferencia internacional a favor de la solución de los dos Estados el pasado mes de junio Israel lanzó una ofensiva contra Irán. La iniciativa lanzada por Francia y Arabia Saudí estaba prevista entre el 17 y el 20 de junio, con la presencia de líderes mundiales, incluido el propio Macron, pero Tel Aviv empezó a bombardear la República Islámica el día 13.
Finalmente, el encuentro (que no fue de alto nivel, porque no acudieron jefes de Estado ni de Gobierno) tuvo lugar a finales de julio con el boicot de Estados Unidos y menos repercusión de la que se esperaba en un primer momento. Los países participantes –incluidos España, Canadá, Francia, Irlanda, Nueva Zelanda y Portugal– hicieron un llamamiento al término de los tres días de reuniones a favor de reconocer el Estado de Palestina “como paso esencial hacia la solución de los dos Estados” e instaron a los países que aún no lo hayan hecho ni hayan prometido hacerlo que lo hagan. En un comunicado dieron su respaldo a la Autoridad Palestina, que deberá unificar bajo su gobierno la Franja de Gaza y Cisjordania. Cuando la guerra termine.
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