La elección bonaerense como laboratorio del poder: Milei y Kicillof se miden más allá de las urnas

La Libertad Avanza llega a las elecciones bonaerenses de este domingo con un plan calculado: poner la figura de Javier Milei en el centro de la escena y asumir que, ganen o pierdan sus candidatos, podrá capitalizar políticamente el resultado. En el círculo íntimo del Presidente se repite la idea de que el desenlace será incierto, pero nunca un problema. “Habíamos arrancado 10 puntos abajo y todos los números que estamos viendo ahora nos dan 3 o 4 puntos abajo, así que mejoramos. Hasta 5 puntos abajo está bien”, deslizó un alto funcionario en diálogo con elDiarioAR. Y enseguida remató: “Los dos escenarios tienen cosas ventajosas. Si ganamos, nos da un impulso para adelante. Y si perdemos, puede generar miedo de cara a octubre y beneficiarnos”. Ese cálculo, que en público nunca se admite, refleja el clima interno del oficialismo, atravesado por la cautela y la expectativa de convertir cualquier resultado en un insumo de campaña.
La provincia de Buenos Aires, el mayor distrito electoral del país, será el escenario de la primera gran prueba de fuego para el mileísmo. No es un territorio sencillo: allí el peronismo conserva un aparato municipal robusto y un gobernador, Axel Kicillof, que se proyecta como candidato presidencial. Por eso, la elección de este domingo se presenta como mucho más que un recambio legislativo: será un termómetro del Gobierno nacional, un referéndum anticipado sobre la gestión y una señal de cómo se reordenará el mapa político de cara a octubre.

El comicio tiene además un valor histórico: es la primera vez desde el retorno de la democracia que se desdoblan las legislativas bonaerenses de las nacionales. Ese calendario inédito convierte a la provincia de Buenos Aires en un laboratorio político donde se ensayan estrategias nacionales y se miden liderazgos con proyección. Milei lo sabe y por eso se involucró personalmente en la campaña provincial, a diferencia de 2023, cuando dejó que Carolina Píparo encabezara con relativa autonomía. Esta vez, su decisión fue ocupar el centro de la escena y funcionar como garante de cohesión en un espacio atravesado por internas.
Dos postales
La campaña libertaria tuvo dos postales fuertes. En agosto, en Villa Celina, Milei posó junto a su hermana Karina, el armador bonaerense Sebastián Pareja, el diputado Cristian Ritondo y los ocho candidatos seccionales junto a una bandera con la inscripción “Kirchnerismo, Nunca Más”. El mensaje fue claro: polarización sin matices, nacionalización de la disputa y alianza con el PRO bajo un esquema de reparto (75% de candidaturas para LLA, 25% para los macristas). Esa sociedad permitió sumar nombres competitivos como los de Diego Valenzuela (Tres de Febrero) y Guillermo Montenegro (Mar del Plata), pero también dejó heridas internas: entre los libertarios duros persiste la desconfianza hacia los socios amarillos y la sospecha de que la alianza es más táctica que estratégica.

La segunda postal fue el cierre de campaña en Moreno del miércoles pasado. Allí, Milei denunció “operaciones” contra su hermana, agradeció a Pareja por haberse “cargado la campaña al hombro” y prometió “pintar de violeta” la provincia. El acto estuvo rodeado de un fuerte operativo de seguridad y choques en las inmediaciones, en continuidad con los incidentes que ya se habían vivido en Junín, Lomas de Zamora y Corrientes. La elección del distrito tampoco fue azarosa: Moreno, gobernado por el kirchnerismo, se convirtió en un símbolo del enfrentamiento territorial y del discurso presidencial de que su espacio es víctima de un “asedio” de la casta.
Pareja se consolidó como el gran ganador del cierre de listas del 19 de julio. Blindado por Karina y Lule Menem, ordenó las ocho secciones, integró a referentes locales reciclados —como Ramón “el Nene” Vera en la Primera— y garantizó la logística territorial. Su poder despierta recelos en otros sectores libertarios, que lo acusan de priorizar sus propios intereses, pero en los hechos es quien controla el dispositivo bonaerense.
El asesor presidencial Santiago Caputo, relegado en julio, reapareció tras el cierre de listas para coordinar la comunicación y la estrategia digital desde la consultora Move Group. Su regreso, sin embargo, quedó relativizado por el caso Spagnuolo: los audios del extitular de la Agencia Nacional de Discapacidad (Andis) y los que se le atribuyen a Karina golpearon la imagen del Gobierno, obligaron a Caputo a correrse de la centralidad y abrieron un interrogante sobre el impacto del escándalo en las urnas. Una de las principales incógnitas de este domingo es justamente esa: si la crisis de los audios se traducirá en castigo electoral, algo que podría profundizar la caída de imagen registrada en las encuestas en las últimas semanas.

Un mapa complejo
El mapa provincial refleja la complejidad de la apuesta libertaria. En la Tercera Sección, el peronismo, con la vicegobernadora Verónica Magario a la cabeza, confía en quedarse con once de las dieciocho bancas en disputa, relegando al libertario Maximiliano Bondarenko a un segundo lugar. En la Primera, la pelea entre Valenzuela y Gabriel Katopodis anticipa un resultado ajustado, con chances de un reparto equilibrado.
En la Quinta, en tanto, Montenegro apuesta a su gestión en Mar del Plata para imponerse a la camporista Fernanda Raverta y quedarse con tres de las cinco bancas. En la Sexta, los libertarios confían en un buen desempeño: podrían quedarse con hasta seis de las once bancas. En la Cuarta y la Séptima, la paridad es total, mientras que en la Octava, La Plata, Ariel Archanco compite voto a voto con el libertario Francisco Adorni, hermano del vocero presidencial.

La participación será la variable decisiva. Según señalan en las filas libertarias, una concurrencia por debajo del 60% favorecería al peronismo por el peso de sus aparatos municipales, mientras que una mayor movilización podría darle aire a Milei para capitalizar voto opositor disperso, sin estructura pero sensible a su magnetismo. “Si no pasa nada raro, prácticamente podríamos tener el mismo número que en la elección de la Ciudad, calculo mínimo 40% de ausentismo”, confió una fuente con llegada al Presidente.
Más allá del reparto de bancas, lo que se juega este domingo trasciende la provincia. El resultado definirá el peso legislativo en el distrito más grande del país, pero sobre todo marcará el rumbo de las dos figuras en pugna: Kicillof, que busca consolidar su proyección presidencial, y Milei, que se juega la posibilidad de transformar una elección adversa en combustible para su relato. Entre la apatía de un electorado cansado y la polarización extrema que dominará la escena, la incógnita sigue abierta: quién logrará capitalizar el veredicto de las urnas y con qué relato quedará sellada la primera gran batalla electoral del año.
PL/MG
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