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Crisis en el Frente de Todos

Bajo un festival de rumores, sugerente encuentro entre Fernández y Massa

Alberto Fernández y Sergio Massa en el primer piso de Casa Rosada

Pablo Ibáñez

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Primero fue un desayuno, a solas, en la quinta de Olivos. Luego mudaron la charla a Casa Rosada: juntos, a bordo del helicóptero presidencial, volaron hasta plaza de Mayo y estuvieron reunidos en el despacho presidencial. De allí, caminaron hasta el Museo del Bicentenario donde compartieron un anuncio y, luego, siguieron con reuniones conjuntas.

El raid lo protagonizaron Alberto Fernández y Sergio Massa, y generó todos los interrogantes cuando volvió a sonar la hipótesis de que el jefe de los Diputados, en medio de una lluvia de versiones y rumores de cambios en el gabinete nacional, pueda convertirse en super ministro. No es una teoría nueva: sonó una y otra vez en estos meses, a veces promocionado por el kirchnerismo, a veces empujado desde el massismo pero, hasta acá, sistemáticamente resistido por el presidente.

En la última semana se potenció el fuego K sobre Martín Guzmán y aunque en el entorno de Fernández niegan que esté en agenda mover al ministro de Economía, la crisis en torno a la inflación parece perforar el escudo del ministro de Economía que, sin embargo, cuenta todavía con el respaldo del presidente. Este viernes, Guzmán está en Brasil junto al embajador argentino Daniel Scioli para terminar de cerrar un tema hipersensible: la provisión de gas para el invierno. Fue un tema donde se involucró, al detalle, el ex gobernador bonaerense.

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Entre los Fernández, Massa se mueve para tratar de construir un enlace entre dos terminales que están, cada día, más alejadas y más molestas entre sí. Su rol de hipotético mediador, en el que el diputado se siente cómodo y a gusto, se topa con una dificultad: en el ajedrez de estas horas, tanto el presidente como la vice, por distintos motivos, tratan de anotar a Massa entre sus aliados. “Es poco lo que Sergio puede hacer más allá de tender puentes para ordenar la situación. Pero depende de ellos”, explican en la cercanía del diputado.

“En lo único que coinciden Alberto y Cristina es que dudan de Sergio”, afirma, irónico y mordaz, un funcionario nacional que opera en la órbita albertista pero que admite que, en medio de la crisis de los Fernández, Massa recuperó protagonismo y aparece como tironeado entre Alberto y Cristina. De hecho, hace quince días, que el presidente y la vice parecen dedicarle especial atención. El jueves, Massa posó junto a la vice para anunciar un aumento de 20 mil pesos para empleados legislativos y horas después tuvo un largo encuentro, entre Olivos y Rosada, con el presidente.

“Hablaron de la agenda legislativa”, dijeron a elDIarioAR desde el gobierno y del entorno del jefe de la Cámara baja. Parece difícil que en medio de la crisis interna del FdT eso haya sido único que apareció en esa conversación larga y reservada. Massa hizo movimientos, además, para producir un acercamiento entre el presidente y la vice, gestionó un encuentro fallido y milita, además, como plan B, que se forme una mesa política como instancia donde los distintos actores del oficialismo discutan la marcha del gobierno.

Fernández, hasta acá, rechazó una y otra vez esa instancia. “No es una presidencia colegiada, escucho a todos pero las decisiones las tomo yo”, dijo hace veinte días.

Hace dos semanas, desde que se naturalizó la pelea entre los Fernández, Massa pivotea para funcionar como enlace pero, además, en defensa propia: como socio menor, no puede más que tratar de facilitar un acuerdo pero sería, a su vez, una víctima de una potencial ruptura del FdT. “Alberto y Cristina se tiran con fotos de Sergio”, describe un dirigente peronista del conurbano.

Massa abraza un paquete de leyes “productivas” que Fernández impulsó desde el Ejecutivo y que aparecen, además, como una especie de soporte legislativo a la expectativa de la remontada económica en la que el presidente pone todas sus expectativas: las de encarrilar el gobierno pero, montado sobre eso, el deseo -ya declarado- de poder buscar un segundo mandato en el 2023.

Ese combo está, hace tiempo, en agenda y no logra avanzar. Son los proyectos que en el oficialismo defienden porque motorizan sectores que, entre otras virtudes, permitirían incrementar el ingreso de dólares. Todo, claro, aparece cruzado por movimientos y tensiones. La ley de Agroindustria, por caso, se acordó en otro contexto cuando se proyectaba la eventual rebaja de las retenciones, mientras el escenario actual es inverso. En el paquete aparecen, además, la de Construcción, de Hidrocarburos, Turismo y cannabis industrial, un rubro con mucho desarrollo.

Sin embargo, esa agenda legislativa aparece trabada por otros temas: la reforma del Consejo de la Magistratura y el proyecto K de repatriación de fondos fugados para el pago al FMI generan una discusión de fondo con la oposición. Si el respaldo de parte del dispositivo opositor, ninguna de las leyes puede avanzar en Diputados, aunque pase ajustadamente por el Senado.

PI

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