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Provincias vs. Nación

La guerra por los vetos: Milei busca blindaje y los gobernadores rompen el molde

Javier Milei en Córdoba, junto al gobernador Martín Llaryora.

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En medio de la pulseada entre la Casa Rosada y las provincias por los inminentes vetos presidenciales, cinco gobernadores dieron este miércoles en Buenos Aires un paso decisivo: formalizaron la construcción de un frente electoral nacional que buscará disputar las elecciones legislativas de octubre por fuera de La Libertad Avanza y del kirchnerismo. El bloque, liderado por el patagónico Ignacio “Nacho” Torres (Chubut) y acompañado por Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Martín Llaryora (Córdoba), Claudio Vidal (Santa Cruz) y Carlos Sadir (Jujuy), se propone como una “vocería del federalismo productivo” en el Congreso, sin anclaje en territorio porteño ni en la provincia de Buenos Aires.

“Decidimos no tomar atajos ni hacer la cómoda. Vamos a dar la pelea representando a una Argentina federal que necesita voz propia en el Congreso”, sostuvo Torres tras el encuentro que tuvo como sede la Casa de Chubut en la ciudad de Buenos Aires. Junto a él apareció una figura clave: Juan Schiaretti, exgobernador de Córdoba y excandidato presidencial en 2023, quien sería el primer nombre confirmado para encabezar una boleta en este nuevo armado. La presencia de Schiaretti, que viene trabajando en una fuerza centrista, funcionó como la señal más clara de que esta alianza buscará proyectarse más allá de los límites provinciales.

Los gobernadores de Santa Cruz, Claudio Vidal; Chubut, Ignacio Torres; Córdoba, Martín Llaryora; Santa Fe, Maximiliano Pullaro, y Jujuy Carlos Sadir, anticiparon el miércoles por la noche que competirán “mancomunadamente” en las elecciones legislativas de octubre, y en contra de La Libertad Avanza en sus respectivos distritos.

El documento difundido por los mandatarios planteó un mensaje doble: por un lado, la reivindicación del equilibrio fiscal alcanzado en sus provincias “sin resignar el desarrollo”; por el otro, un rechazo explícito a las formas “unitarias” con las que el gobierno nacional gestiona los recursos y define la agenda parlamentaria. “Nuestra vocación es clara: construir todos los días la Argentina de los sueños de todos”, concluye el texto, en una fórmula que intenta sustraerse de la polarización y colocar al nuevo frente en un espacio de representación difusa pero activa.

Relación compleja

La movida llega en un momento sensible. Los gobernadores buscan impulsar su propia agenda legislativa. Este miércoles, Torres ratificó el impulso a dos proyectos clave con media sanción del Senado: la distribución del Fondo de ATN y el redireccionamiento de los impuestos a los combustibles líquidos, eliminando los fideicomisos que los administran. El chubutense aprovechó la ocasión para recordar que la propia Casa Rosada había prometido terminar con esos mecanismos opacos. “Esa voracidad recaudatoria nacional que vemos hoy también la vimos en los últimos 20 años con las asignaciones específicas”, disparó el dirigente del PRO.

En simultáneo, desde el Gobierno se intensificaron los contactos con las provincias para blindar en el Congreso el paquete de vetos que Javier Milei firmará en los próximos días. La prioridad del oficialismo es garantizar la caída de las insistencias parlamentarias sobre las leyes de jubilación mínima, emergencia en discapacidad y moratoria previsional. Para eso, el jefe de Gabinete Guillermo Francos, el vice de Interior Lisandro Catalán y el titular de Diputados Martín Menem iniciaron una ronda de llamados que incluyó también a legisladores alineados con los gobernadores que ahora armaron frente propio.

Francos y los gobernadores se cruzaron en La Rural en medio de la tensión por los fondos.

El deterioro del vínculo de Milei con las provincias tuvo un punto de inflexión silencioso tras las elecciones legislativas en Misiones. Allí, La Libertad Avanza hizo una buena elección en un distrito gobernado por un oficialismo provincial aliado, el Frente Renovador de la Concordia. El resultado encendió alarmas: el Gobierno no solo recorta fondos, sino que también comenzó a disputar poder en territorios donde hasta hace poco regía un pacto tácito de no agresión política. Varios gobernadores interpretaron el avance libertario como una señal de ruptura.

El Ejecutivo juega ahora a dos puntas. Por un lado, negocia con gobernadores “dialoguistas” para sellar alianzas electorales —como hizo en Chaco con Leandro Zdero y avanza con Alfredo Cornejo en Mendoza y Rogelio Frigerio en Entre Ríos—. Por el otro, presiona para asegurarse el número necesario que le permita sostener los vetos en Diputados. En los despachos oficiales descuentan que no lograrán convertir a muchos votos, pero sí aspiran a que algunos legisladores no bajen al recinto. La clave está en los dos tercios: con asistencia perfecta, se requieren 172 votos para revertir un veto presidencial.

Un nuevo juego

En ese contexto, el flamante frente federal de gobernadores no solo pretende disputar la agenda económica y política del Congreso. También marca límites a la dinámica binaria que ordena la escena nacional entre libertarios y kirchnerismo. “Hay muchos diputados y senadores que se sienten huérfanos de representación nacional y que comparten esta mirada. Aquí van a encontrar un espacio que no pierda el tiempo en discutir el pasado, sino que entienda las urgencias del presente”, dijo Torres.

El entramado es complejo. En Córdoba, el oficialismo libertario alienta una lista propia liderada por Gabriel Bornoroni, pese a que Llaryora y Schiaretti intentan consolidar su boleta. En Santa Fe, la competencia será directa: Pullaro enfrentará al armado puro de La Libertad Avanza, que ya anunció que jugará sin alianzas. En cambio, en Mendoza, la negociación prospera: Cornejo logró que el oficialismo acepte compartir el color y la marca electoral en las boletas, al menos en el tramo local. Y en Entre Ríos, Frigerio ya tuvo reuniones reservadas con “Lule” Menem para avanzar en un esquema mixto que garantice representación sin perder identidad propia.

Frigerio, Pullaro y Llaryora.

Donde no hubo acuerdo fue en Corrientes, donde Gustavo Valdés rompió lanzas con los libertarios en el último tramo. Lo mismo ocurre en provincias como Misiones, Tucumán, Catamarca y Salta, donde los gobernadores —algunos cercanos al Gobierno nacional— verán competir a listas violetas sin integración oficial. En tanto, en San Luis, el vínculo con el Ejecutivo es casi nulo.

El tablero de octubre empieza a clarificarse. A dos semanas del cierre formal de alianzas, el frente de los gobernadores marca una tercera vía en construcción, mientras Karina Milei y los Menem tejen pactos a medida con quienes estén dispuestos a jugar bajo la boleta violeta. El Congreso es el campo de batalla inmediato, pero lo que se disputa es algo más profundo: el control de la narrativa federal frente a un gobierno nacional que, tras meses de ajustes, empieza a chocar con sus propios límites.

PL/JJD

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