Mercosur celebra 30 años con un sinfín de desafíos y rodeado de tensiones
Argentina será anfitriona este viernes de un acto virtual en el que, además de su presidente, participarán los mandatarios de Brasil, Paraguay y Uruguay, todos países miembros del Mercosur, y de Bolivia y Chile como asociados, para conmemorar el 30 aniversario del bloque suramericano.
Si bien originalmente se había proyectado que la reunión fuera presencial en Buenos Aires, la evolución de la pandemia de la covid-19 en la región llevó a Argentina, que ostenta la presidencia semestral del Mercosur, a trasladar el encuentro a la virtualidad.
La irrupción del coronavirus ha transformado por completo las prioridades de la geopolítica y es uno de los grandes desafíos para el bloque, en un momento de fuertes roces ideológicos entre sus dos gigantes: el Brasil del ultraderechista Jair Bolsonaro y la Argentina del progresista Alberto Fernández.
Una reunión sin anuncios
A priori, se descarta que en la ceremonia de este viernes haya deliberaciones sobre tema alguno, al ser un evento convocado solo para conmemorar los 30 años de la firma del Tratado de Asunción por el que se creó el Mercado Común del Sur.
El acto comenzará a las 10 hora argentina (13 GMT) con la reproducción de un video conmemorativo. Desde Buenos Aires, Fernández pronunciará las palabras de apertura y seguidamente intervendrán desde sus países Bolsonaro; Mario Abdo Benítez, de Paraguay; Luis Lacalle Pou, de Uruguay; Luis Arce, de Bolivia, y Sebastián Piñera, de Chile.
Bolivia, estado asociado al Mercosur junto con Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú y Surinam, firmó en 2012 el protocolo de adhesión como miembro, aunque el proceso para su incorporación plena aún sigue en curso, a la espera de que dé su visto bueno el Parlamento de Brasil, único socio que falta.
La ceremonia se aprovechará para presentar el Estatuto de Ciudadanía del Mercosur, fruto de un plan propuesto por los miembros en 2010.
Esta iniciativa compila derechos y beneficios para los ciudadanos de la región, que aglutina casi 300 millones de habitantes, en materias como la circulación de personas, las fronteras y la educación.
Por ejemplo, se busca que un ciudadano de un país del Mercosur obtenga de forma simplificada la residencia en otro, y acceda a un trabajo, estudie y ejerza sus derechos y libertades en las mismas condiciones que los nacionales.
Pacto con la UE
Además de la habitual agenda de trabajo del bloque, enfocada a consolidar el proceso de integración con el arancel externo común o el Fondo de Convergencia Estructural, sobre la mesa está ahora la discusión por la flexibilización del bloque propuesta por Uruguay y Brasil, para avanzar en acuerdos comerciales por fuera del Mercosur.
Pero sin duda, uno de los principales retos es llevar definitivamente a la práctica el acuerdo de libre comercio que, tras 20 años de negociaciones, firmó el Mercosur con la Unión Europea (UE) en 2019, cuando en Argentina aún gobernaba el conservador Mauricio Macri (2015-2019).
Más allá de haber logrado rubricar el convenio, con el que Fernández se mostró crítico a su llegada al poder por los supuestos perjuicios que podría ocasionar en la industria nacional, aún quedan asuntos en negociación que siguen demorando su ratificación.
Ya en la última cumbre del Mercosur, celebrada de forma virtual en diciembre pasado, sus miembros reafirmaron su “máxima voluntad” de cerrar el acuerdo y apostaron por la necesidad de un bloque fuerte en un mercado internacional complejo por la pandemia.
Venezuela en el horizonte
El debate por la crisis de Venezuela -que en 2012 se sumó al Mercosur pero fue suspendida del grupo en 2017 al considerar que en ese país hubo una “ruptura del orden democrático” por parte del Gobierno de Nicolás Maduro- mantiene en las antípodas ideológicas a Bolsonaro y Fernández.
A esto se suma la afinidad política que desde hace años tiene el argentino con el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003- 2011), rival de Bolsonaro, lo que hizo estallar cortocircuitos incluso antes de que Fernández llegara al poder.
Bolsonaro lo tildó de “bandido de izquierda” y no asistió a su investidura. Mientras que Fernández lo llegó a llamar “racista, misógino y violento”. Y hasta noviembre pasado, cuando se vieron por videoconferencia, no había existido contacto directo.
En esa reunión, Fernández abogó por dejar “las diferencias” que ambos tuvieron en “el pasado” y potenciar los “puntos de acuerdo”, para darle al Mercosur “el impulso que está necesitando”.
EFE
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