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Congreso El oficialismo en minoría

Misión difícil pero no imposible: LLA deberá reconstruir puentes con la oposición para avanzar con su reforma

Javier Milei, saludando a los diputados y senadores, en la última Asamblea Legislativa. Ahora, como presidente, tendrá que negociar para conseguir los votos para que le aprueben sus leyes.

Juan José Domínguez

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Todo gobierno recién asumido goza de una fortaleza única: la del apoyo popular. Esa luna de miel política solía durar varios meses en el pasado. Pero en los últimos tiempos puede arruinarse en unas pocas semanas. Por eso las nuevas gestiones ahora aprovechan sus primeros días para pisar el acelerador y avanzar en sus propósitos lo más rápido posible. El problema para Javier Milei y su ya anunciado “paquete enorme de leyes para la reforma del Estado” es que empezará su mandato como presidente de la Nación con el número más bajo de bancas en el Congreso que se recuerde en los últimos 40 años de democracia que, curiosamente, se cumplirán el mismo día en que el libertario se siente por primera vez en el sillón de Rivadavia.

La Libertad Avanza, el partido del futuro presidente, tendrá 38 bancas en Diputados (es decir el 15%) y 7 en el Senado (10%). Los más optimistas creen que tras el famoso “pacto de Acassuso” —que Milei, Mauricio Macri y Patricia Bullrich cerraron tras la derrota del 22 de octubre contra Sergio Massa, que después se revirtió y les permitió ganar el balotaje— el nuevo oficialismo podría sumar, con suerte, unos 80 diputados propios (son 257) y poco más de una veintena de senadores (son 72).

Como el número para el quórum es la mitad más uno de cada cámara, 129 en Diputados y 37 en el Senado, el gobierno de Milei está obligado a negociar con toda la oposición. Y una de las bancadas a las que deberá seducir, casi obligadamente, es la del radicalismo.

De ellos, los radicales, el futuro presidente dijo que son “parte del problema y no de la solución”, que “traicionaron” a Bullrich y a Macri, que con ellos “no hay afinidad de ideas” porque “son gente que adhiere a ideas de la izquierda o de centroizquierda” y que “es bastante difícil escucharlos y que no suenen parecido a lo que representan Massa y el kirchnerismo”.

En 2021, tras ser elegido por primera vez diputado nacional, en un programa de TV se había jactado de haberse comprado un muñeco, a quien le colocó impresa la cara de Raúl Alfonsín, y de golpearlo hasta romperlo, porque el expresidente, prócer del radicalismo, fue un “fracasado hiperinflacionario”.

Ahora Milei, o bien sus alfiles en el Congreso, deben demostrar capacidad de negociación porque del radicalismo —entre otras bancadas— depende que sus propuestas lleguen a buen puerto.

Cómo es la situación en cada cámara

Entre los 38 diputados de LLA y los posibles aliados —mayormente los del PRO, aunque no todos—, sumarían 80 bancas, con toda la fuerza. Es decir, 49 menos que los necesarios para iniciar una sesión en la Cámara baja. El radicalismo tendrá 35 diputados: los 25 de la UCR y los 10 de Evolución Radical, el espacio que lidera el senador Martín Lousteau.

En el Senado las mayorías necesarias para aprobar leyes serán para el futuro gobierno de Milei aún más difíciles, ya que a los 7 senadores de LLA podrían sumárseles como aliados permanentes los 6 del PRO y los 3 de Unidad Federal (peronistas no kirchneristas). ¿Cuántos suman? Dieciséis. Para iniciar una sesión se requieren 37. Es decir que le faltan 21 más. La UCR tendrá 13 senadores.

Esto significa que en el Senado el gobierno de Milei necesita no solamente a todos los radicales de su lado sino también a algunos senadores del interbloque Frente de Todos, un sello ya fantasmal que con seguridad cambiará de nombre.

El escenario es, por lo tanto, extremadamente complejo para el futuro gobierno a la hora de conseguir el quórum y las mayorías necesarias para que le aprueben sus planes. Sin embargo, no es imposible y el éxito parlamentario dependerá de qué digan los proyectos y de que haya voluntad real de negociación. Y, por supuesto, de que los radicales y otras bancadas heridas por los dichos de Milei en el pasado hagan, como él mismo dice, tabula rasa.

Propuestas con sentido federal y en beneficio de las personas

“¿Quiere modificar la estructura del Estado? Estamos de acuerdo, nadie lo va a privar de las herramientas para hacerlo”, dijo a elDiarioAR el diputado radical Julio Cobos, en alusión a la reforma de la ley de Ministerios, que es la que le permitirá a Milei reducir la veintena de ministerios actuales a los 8 que propuso en campaña, con la creación de la cartera de Capital Humano, que estará a cargo de Sandra Pettovello y bajo cuya órbita funcionarán Educación y Salud, como secretarías.

Cobos dijo, sin embargo, que no podía opinar sobre la reforma del Estado sin conocer el proyecto que presentará Milei, así como del Presupuesto 2024. Pero subrayó: “Nosotros vamos a brindarle la gobernabilidad al Presidente pero, obviamente, que esa gobernabilidad no se transforme en ingobernabilidad depende de señales para nuestra provincia (Mendoza) porque somos un país federal y vamos a defender los intereses de nuestra provincia”.

El exgobernador de Mendoza (2003-2007) subrayó que “en cada medida” el radicalismo estará “evaluando su alcance y su impacto en las arcas del Tesoro provincial”, en alusión a posibles bajas de impuestos coparticipables que podrían significar menos recursos.

A su vez, la diputada reelecta del PRO Silvia Lospennato dijo a elDiarioAR, al igual que Cobos, que “hasta no conocer el texto emitir una opinión sería irresponsable” pero indicó: “Vamos a esperar la propuesta en la convicción de que toda reforma que mejore la calidad de los servicios públicos que reciben los ciudadanos es bienvenida”.

En el Senado también hay, en principio, predisposición de senadores opositores a acompañar al nuevo gobierno. La futura vicepresidenta Villarruel se mostró en una foto con los tres integrantes del bloque Unidad Federal (peronismo no kirchnerista), la cordobesa Alejandra Vigo (esposa del gobernador Juan Schiaretti), el entrerriano Edgardo Kueider y el correntino Carlos “Camau” Espínola, quien dijo que la idea es sostener la bancada tal como funciona en la actualidad y con “siempre con voluntad constructiva”.

También se reunió con el senador saliente y futuro gobernador de Chubut, Ignacio Torres, e inclusive con la conducción del interbloque Frente Todos, el formoseño José Mayans, la mendocina Anabel Fernández Sagasti y la bonaerense Juliana Di Tullio, que representan a la que pasaría a ser la oposición más dura del Senado. Esta semana ya había hecho lo propio el futuro ministro del Interior, Guillermo Francos, al reunirse con gobernadores. Es decir que en LLA están tendiendo puentes. Pero eso, por sí solo, no garantiza los votos.

La diputada de Evolución Radical Dolores Martínez, que termina su mandato y trabajará con Lousteau en el Senado, señaló que Milei y su fuerza política “tienen un esquema en la cabeza con claridad en cuanto a los deseos pero no en cómo llevarlos a cabo”. De todas maneras, dijo que “a ellos hay que saber interpretarlos” y diseñar juntos soluciones legislativas para cada problema.

En tal sentido, resaltó que “la boleta única, que ya tiene sanción de Diputados y quedó trabada en el Senado, fue votada a favor por Milei como diputado” y que otra discusión que termine con una ley que mejore el sistema electoral puede ser respecto de las PASO. “Unos proponían derogarlas, nosotros desde Evolución Radical creemos que no pero sí mejorarlas. Por ejemplo, que a aquellos que no participen en las PASO se les reduzca el financiamiento electoral, o achicar el plazo entre las PASO y las generales a no más de un mes. En esas cosas podemos ponernos de acuerdo”, señaló.

Martínez, politóloga, admitió también que la postura política de la oposición respecto de cada iniciativa entrará en tensión con la presión social de apoyar a un gobierno nuevo. “Si Milei conserva su popularidad o inclusive crece, no apoyarlo te deja en la vereda de enfrente”, señaló pero dijo que, de todas maneras, la oposición debe actuar con “responsabilidad” frente a cada iniciativa. “En la necesidad de reformar el Estado, que sea más eficiente, más ágil, que establezca prioridades, yo no veo que nadie pueda oponerse. Pero hay que ver cómo”, agregó.

Qué podría proponer el “enorme paquete de leyes” anunciado por Milei

En los últimos días trascendió que la ley de reforma del Estado que mandará Milei propondrá, entre otros puntos, una mayor flexibilidad para contratar personal, con un esquema de seguro de desempleo promocionado desde los gremios como el que tiene hoy la UOCRA (es decir que los nuevos empleados dejen de cobrar indemnización si los despiden); eliminar subsidios a las tarifas energéticas para propender a “esquemas tarifarios realistas”; y la eliminación de los intermediarios para el cobro de planes sociales con una tarjeta electrónica intransferible para el beneficiario.

Además, una reducción de impuestos que podría ser compensada con un drástico recorte de gastos públicos (en campaña proyectó un -15% del PBI); medidas para una apertura comercial; y un plan de promoción de inversiones.

Ya se habla de un proyecto de ley ómnibus, típico de todo gobierno nuevo, pero de 7.000 páginas y con la derogación de centenas de leyes. De ser así, se trataría de una propuesta bastante ambiciosa para la inferioridad numérica que presenta en el Congreso. Sin embargo, una de las principales voceras de LLA, la futura ministra de Relaciones Exteriores, Diana Mondino, no tuvo ningún miramiento en afirmar, esta semana, que Milei podrá dictar decretos para avanzar en su plan de gobierno.

“Si el Congreso no nos aprueba las leyes, vamos a sacar todo por decreto”, dijo el jueves último la futura canciller Mondino. Pero, para pesar de la economista cordobesa, no todo se puede legislar por decreto.

La Constitución prohíbe expresamente legislar en materia penal y electoral, y establece que los proyectos de esta índole deben ser aprobados “mayoría absoluta del total de los miembros de las Cámaras”, es decir como mínimo 129 diputados y 37 senadores.

Es decir que si quisiera, por ejemplo, que se apruebe la instauración de la boleta única —ya sancionada por Diputados— debería reunir un apoyo que hoy por hoy parece difícil de conseguir en el Senado, porque el peronismo/kirchnerismo tendrá 33 senadores y rechaza la boleta única. Lo mismo, por ejemplo, para derogar las PASO.

Tampoco puede legislar por decreto en materia impositiva ni del régimen de los partidos políticos. Es decir que buena parte de las iniciativas deberán, sí o sí, ser convalidas por el Congreso y, algunas de ellas, con importantes consensos.

En cambio, Milei sí podría, por ejemplo, derogar por decreto leyes como la de Etiquetado Frontal de Alimentos, la de Alquileres o la de Góndolas, teniendo en cuenta su aversión a la intromisión del Estado en el mercado. Sin embargo, al igual que con las PASO, tampoco podría derogar por decreto la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), porque se trataría de una modificación al Código Penal y eso está prohibido por la Constitución.

Ignacio Labaqui, analista político y docente de la Universidad Católica Argentina (UCA), dijo en un hilo de X que “la Constitución le da, con ciertos límites, la facultad al Presidente de legislar por decretos de necesidad y urgencia” pero que sería “un error serio creer que el DNU sirve para que un gobierno hiperminoritario pase por encima del Congreso”.

“Las declaraciones de la futura canciller en la UIA son poco felices. Creer que si el Congreso rechaza discutir un proyecto de ley, el presidente puede aprobarlo por DNU denota cierta ingenuidad. La película no termina bien cuando un gobierno hiperminoritario opta por legislar usando DNU en vez de negociar con el Congreso. Mientras el presidente es popular, el Legislativo no es un problema. Cuando la popularidad cae, espera la revancha, que es un plato que se sirve frío”, dijo Labaqui.

La inteligencia del gobierno de Milei estará puesta, entonces, en la letra de sus proyectos —en particular, la reforma del Estado— y en su capacidad negociadora y la de sus espadas parlamentarias. La discusión de este paquete de leyes puede llevar algunos meses y Milei ya anticipó que convocará a sesiones extraordinarias a partir de diciembre para impulsar el debate. La pregunta es si “algunos meses” no es demasiado tiempo cuando se trata de decisiones probablemente impopulares. Las lunas de miel son cada vez más cortas.

JJD/DTC

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