El oficialismo inclina la balanza en favor del veto de Milei al aumento para los jubilados
Diputados discute el veto de Javier Milei al aumento de las jubilaciones en un clima de cierto optimismo en el oficialismo ante el resultado final. La oposición corre en desventaja para conseguir los dos tercios que necesita para voltear la medida presidencial tras el quiebre en la UCR. Pero aún hay dudas entre quiénes serán los legisladores sentados en sus bancas al momento de la votación, que se estima para las 15. El recinto se abrió al mediodía con el hemiciclo prácticamente completo, con apenas pocas ausencias.
La definición sobre la insistencia de la ley se conocerá en medio de la protesta que los gremios más combativos y organizaciones sociales y piqueteras llevan adelante frente al Congreso. En la oposición esperan que la presión callejera pueda dar vuelta un escenario complejo.
“Parece que tienen el número”, se lamentó en el recinto Juan Manuel López, de la Coalición Cívica. Junto con el resto de los radicales que no siguieron la sangría que encabezó Mariano Campero, más el espacio de Miguel Pichetto, Unión por la Patria, Encuentro Federal, la Izquierda y fuerzas provinciales, los lilitos ratificarán su voto en favor del aumento de los jubilados, pero si están sentados los 257 diputados en sus bancas, el arco opositor necesita voluntades extras que no tiene.
La oposición sí sumó el poroto de Lourdes Arrieta, que fue expulsada de La Libertad Avanza luego de denunciar a sus compañeros por la visita de represores a la cárcel de Ezeiza. De las primeras en tomar la palabra, al frente de su monobloque FE, la mendocina avisó que dará vuelta su voto, lo que vale doble para la oposición: en su momento había votado en contra de la ley que cambió la fórmula jubilatoria y ahora votará en contra del veto de Milei. “Tengo el honor de defender a los jubilados”, señaló. “Creíamos que el ajuste iba a ser para la casta y aquellos que se quedan con los negocios del Estado”.
Para juntar votos extras, el espacio de Pichetto logró que viaje a Buenos Aires el chubutense Jorge Ávila, que en la votación de la media sanción se ausentó. Pero hay incertidumbre sobre qué hará el entrerriano Francisco Morchio, que tampoco estuvo en junio.
Una estocada para las intenciones opositoras fue la actitud que revelaron los legisladores de Innovación Federal, que responden a los gobernadores de Salta, Gustavo Sáenz; de Misiones, Hugo Passalacqua, y de Río Negro, Alberto Weretilneck. De votar a favor en su momento, ahora se abstendrán.
Aunque no tenga el número, en la oposición creen que la mejor estrategia política es apostar todo o nada al momento de la votación. Buscarán así exponer públicamente a los diputados que se den vuelta, además de los que ya avisaron que están a favor del veto: el oficialismo, el PRO y el MID de Oscar Zago, entre otros. Al jefe del espacio amarillo, Cristian Ritondo, se lo vio varias veces cruzando las bancas del hemiciclo para conversar con sus pares del radicalismo, pero también con el espacio de Pichetto y de Elisa Carrió.
“De ninguna manera somos degenerados fiscales”, le dedicó Pichetto a Milei en su discurso. Anticipó que vendrá un proceso de judicialización por la falta de una fórmula previsional a partir del veto presidencial. “¿Qué es eso de que no hay plata? Hay plata y bastante. Pero de nosotros depende es que autoricemos cómo se aplica eso”, cuestionó Nicolás Massot.
“Darse vuelta es claramente darle la espalda a los jubilados. No le encuentro una sola razón objetiva, política, material, ni cambio en la realidad de los jubilados en la Argentina que justifiquen que algunos diputados voten contrario al mandato de Juntos por el Cambio”, le apuntó el lilito Maximiliano Ferraro a sus ex socios radicales.
Párrafo aparte fue cómo gestionó el radicalismo su interna dentro del recinto. “Roma no paga a los traidores y el pueblo no los vota”, le espetó Danya Tavela, ligada a Martín Lousteau, al grupo de la UCR que acompañará al Gobierno. Además de los cinco que se dieron vuelta, habría otros que se plegarían al oficialismo según las señales que dieron en sus discursos, como Francisco Monti y Roxana Reyes, que avisó que se abstendrá.
Si el Gobierno consigue ratificar el veto, habrá echado por la borda la ley que planteó una nueva fórmula jubilatoria que proponía una recomposición del 8,1% en los haberes y un aumento anual a partir de la diferencia entre el índice Ripte (Remuneración Imponible Promedio de los Trabajadores Estables) y el Índice de Precios al Consumidor (IPC). En el bolsillo significaban unos $15.000 extra para los haberes. La ley además garantizaba un haber mínimo y la discutida medida de que se cancelen las deudas que mantiene la Anses con las cajas previsionales no transferidas (en total 13).
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MC/DTC
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