Sabina Frederic, ministra de Seguridad de Nación: “Dejamos de perseguir al consumidor, apuntamos a combatir al tráfico a gran escala y subió un 40% el decomiso de marihuana”
Sabina Frederic se mensajeaba, hasta antes de Navidad, con Patricia Bullrich. Diálogos quirúrgicos con la cercanía fría de quienes se conocen de otro tiempo. La ministra fue docente de la ex en una maestría de la UNSAM y espadearon, hace años, sobre la orientación en la currícula del Liceo Militar. Ahora hablaban de otra cosa: Bullrich oficiaba de correo de los pedidos de Mauricio Macri sobre la custodia. En diciembre, Seguridad le retiró una camioneta blindada que estaba destinada a la Unidad Presidente y que Macri se había reservado para uso propio, como ex. La reemplazó por un auto blindado pero Bullrich, por impulso propio o como amplificador de una rabieta de su jefe, denunció que le habían sacado parte de la custodia. Cuando se enteró, Frederic la cortó con un mensaje: ya no la reconocía como intermediaria.
Frederic, ministra de Seguridad desde el 10 de diciembre de 2019, parece la antítesis de su antecesora del PRO: habla despacio, sin estridencias, y le escapa -o desconoce- el forcejeo político y periodístico en el que Bullrich sabe moverse. Ahora, Frederic le endilga haber usado el cargo con fines de “proyección política” y haber orientado mal el trabajo de las fuerzas federales. Dice más: que apuntó al narcomenudeo para tener sobreexposición y dejó de atacar al narcotráfico a gran escala y que desatendió otros delitos, como la trata de personas.
Es lunes. En el último piso de su oficina de ministra en la avenida Gelly y Obes, Frederic recibe a elDiarioAR. Arde, desde hace días, el escándalo por el Vacunatorio VIP que horas después sumará personalidades que fueron inmunizadas de manera privilegiada, sin turno y de manera express.
¿Le ofrecieron vacunarse?
Nunca. Hay variables que yo no conozco y no manejo y la verdad que soy bastante obediente en eso. Cuando empezó la vacunación en el Hospital Churruca me preguntaron los medios si yo me había vacunado o me iba a vacunar y dije que no, que hasta que el Ministerio de Salud no lo definiera no lo iba a hacer. Creo que por el hecho de que yo conduzco a las fuerzas federales, debería hacerlo cuando terminen de vacunarse ellos y ellas.
¿Qué sintió con el tema de los vacunados de manera irregular?
Me parece un hecho repudiable. La vacuna es un bien escaso y hay gente que tiene mucho riesgo de vida. Pero me parece muy importante la decisión del Presidente, que fue rápida y firme. Eso es un giro que va en cierta dirección y entiendo que la ministra se apoyará en eso para darle transparencia al proceso de vacunación.
¿Cómo viene funcionando el operativo?
Muy bien. Venimos haciendo la custodia desde que llega a Ezeiza hasta el depósito. Y, desde ahí, la custodia del trayecto. Está bastante aceitado el mecanismo, hay una coordinación muy buena con el Ministerio de Salud.
Hasta ahora hubo algo más de 1.200.000 dosis. Pero se presume que en marzo van a llegar 2 millones o 3 millones. El número y el despliegue va a requerir otra participación.
Sí, será otro esfuerzo y otro despliegue. Lo haremos para que no haya ningún episodio que lamentar. Pero, en este primer tramo, la verdad que no hemos tenido grandes problemas.
¿Las fuerzas federales tienen en claro que no puede haber ninguna discrecionalidad sobre el reparto de esas vacunas?
Claro que sí. Igualmente las fuerzas no tienen ningún contacto con las vacunas, es solo custodia de la carga. La carga está precintada. No hay contacto con lo que que hay dentro de esa carga.
Le cambiamos de tema: ¿Cuál es el balance que hace de este año y dos meses tan excepcionales? ¿En qué cosas siente que hay diferencias con la gestión anterior?
La primera es sobre las intervenciones de las fuerzas federales. Nosotros, de entrada, dijimos que las fuerzas federales, Gendarmería, Prefectura, PFA y Policía Aeroportuaria tienen que estar dedicadas a perseguir delitos complejos y el crimen organizado, los delitos de carácter federal. Después del gobierno de Macri, nos encontramos con que las fuerzas federales habían intervenido en temas que eran más bien competencia de las policías de las provincias. Había infinidad de procedimientos, con la incautación de pequeñas cantidades de drogas. Nosotros dimos vuelta eso y orientamos el trabajo de las fuerzas federales al tráfico de grandes cantidades y a la investigación y el análisis criminal de organizaciones, no del último eslabón. Nuestro trabajo fue enfatizar la lucha al narcotráfico pero en gran escala, así es que tenemos un 40% más de comiso de marihuana en el 2020, respecto al 2019.
¿Por qué cree que la gestión de Patricia Bullrich había apuntado a esa pequeña escala y por qué piensa que las fuerzas federales no deben participar de esos operativos?
Son dos preguntas muy diferentes. El por qué es una y si está bien o mal es otra. Yo creo que hay que reforzar y apoyar el trabajo de las policías provinciales, que también tienen capacidades desaprovechadas porque hay bastante menosprecio hacia ellas. Pero el problema con eso es que vos tuviste muchísimos procedimientos, una cantidad enorme de detenidos, y el negocio no bajó. Ni disminuyó la cantidad de oferta, ni disminuyó el precio, ni disminuyeron los consumidores. Todo aumentó. Entonces si seguimos haciendo lo mismo evidentemente no estamos atacando bien el problema, nuestra estrategia es otra.
¿Y el porqué?
No lo sé. Pero todo esto hacía que el Ministerio de Seguridad de la Nación, con una ministra que tenía una proyección política, que finalmente capitalizó porque es la presidenta del PRO, tuviera una presencialidad extrema en todos los territorios. Puede ser ésa la explicación.
En términos de orientación y de funciones son dos visiones distintas. ¿Cómo lo recibieron las fuerzas?
Generó mucha confusión, por eso estamos tratando también de ordenar, entre el trabajo de las policías provinciales y el trabajo de las fuerzas federales. Si ellos no pueden, nos lo piden y nosotros reforzamos. Hacemos seguridad ciudadana en Capital y Gran Buenos Aires, en Rosario. En el resto del país no. Y es hasta tanto los policías se empiecen a normalizar. Nosotros esperamos que ese momento llegue.
También mencionó que aumentó un 40% la incautación de marihuana. Pero no pasó lo mismo con el tráfico de cocaína. ¿A qué se debe?
Por la pandemia, ahora hay otras rutas que no pasan por la Argentina, tenemos información de que hay un crecimiento del tráfico hacia acá, sin pasar por acá. Sucede algo parecido con las drogas sintéticas también, que bajó mucho en el 2020. Después, sí tuvimos otros procedimientos, muchísimos de divisas y de granos durante el año pasado.
Los operativos por contrabando de granos casi se duplicaron.
Sí. Pasamos de 57 operativos de 2019 a 139 el año pasado. También creció un 57% la cantidad de grano secuestrada. La mayoría, cerca de la frontera. Hay modalidades de transporte y contrabando parecidos al de las drogas. Aunque no es siempre la misma ruta. La mayor cantidad de marihuana decomisada es en la frontera de Misiones y Corrientes con Paraguay. Los granos que decomisamos en Misiones son en la frontera con Brasil. Los operativos por granos aumentaron en Salta, en la ruta 34, y también en Corrientes. Hubo varios procedimientos de las últimas semanas, pero viene creciendo desde agosto o septiembre de 2020.
¿La permeabilidad de las fronteras es un problema de solución compleja?
Esto también ofrece una respuesta a lo que me preguntaban antes. Cuando vos destinás las fuerzas federales al narcomenudeo, terminás distrayéndolas de otras tareas que no las hace nadie. Porque no las va a hacer la policía de la Provincia porque hablamos de los delitos federales. Tenés que decidir cómo administrás lo poco que tenes. Los 90.000 efectivos que tenemos son para todo el país. Es la misma cantidad que tiene la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Entonces también ese movimiento cambia la lógica de acción de las fuerzas federales. Hoy están dedicadas a los delitos ambientales también, al tráfico y contrabando de granos que es de interés nacional. Por el peso de los alimentos, por las divisas, por la tributación, pero además porque es muy injusto respecto a todos los que hacen las cosas bien. Y a otros delitos, como la trata de personas, que tambien estaba con pocas intervenciones y procedimientos.
¿Dice que la trata había dejado de ser un tema?
El narcotráfico había sido el único tema. Creo que hubo 100 intervenciones sobre casos de trata en 2019, que es muy poco.
El 90% de los operativos en los que se secuestra marihuana son por menos de 100 gramos. Demandan esfuerzo y, por su dimensión, son causas que no prosperan. ¿Qué se debe hacer con la penalización del consumo?
Nosotros con esta direccionalidad de las fuerzas armadas, estamos cambiando el rumbo. Había procedimientos contra quienes tenían, no solo para quienes vendían.
¿Se percibe ese cambio?
Se percibe, nosotros recibimos cantidad de partes diarios de todas las fuerzas. Para ellos está perfectamente claro cuál es la dirección. Ellos esperan que uno les diga para donde ir.
¿Se debe impulsar la despenalización del consumo?
El Poder Legislativo ya tomó el tema. Hay en el Senado un debate que se está dando, en el cual nosotros participamos mostrando datos. Nosotros vemos que los datos muestran que desde el 89, cuando se aprobó la ley contra el tráfico de estupefacientes, que penaliza el consumo más que la ley anterior, no solo no se resolvió nada sino que el problema empeoró. Entonces, evidentemente, la penalización tal como está hoy planteada en la Argentina tiene que ser revisada. Y eso lo está haciendo el Senado, me parece que está bien que lo haga el Senado. Nosotros orientamos a las fuerzas federales a grandes cargamentos, redes de tráfico, eslabones intermedios, para desalentar, para que no llegue a los consumidores.
¿Lo correcto es que se haga en el Congreso?
Yo creo que sí.
¿No le gustaría que haya un proyecto del Ejecutivo?
Yo creo que tiene que ser un debate en el Congreso. Buena parte de los Legisladores, también entiende eso. Hay mucho acuerdo, más del que uno cree. Los proyectos de la Cámara de Diputados, oficialistas y opositores,en general coinciden en que la cuestión de la penalización hay que revisarla. Yo creo que sí, que tiene que ser un proyecto legislativo inicialmente.
Berni y el debate por la sindicalización policial
Usted mencionó antes que había otra diferencia clave con la gestión Bullrich y luego seguimos por otro lado la charla.
La segunda diferencia es nuestro lineamiento estratégico en todo lo que es reforzar el bienestar y el cuidado de las fuerzas federales. Que también es una enseñanza para los gobernadores y las policías provinciales. La gestión anterior tenía una narrativa verosímil pero irreal sobre el cuidado que le proveían a las fuerzas federales. Nosotros encontramos un tendal acá.
¿Qué situaciones se encontraron?
-Por ejemplo, salarios. Nosotros empezamos a resolver la irregularidad de los salarios de las fuerzas federales, que cobraban un porcentaje altísimo en negro y generaba una cantidad impresionante de juicios que provocaban diferentes tipos de problemas. No solo diferencias en las liquidaciones posteriores, sino también un problema para el Estado porque a su vez estaba en deuda. Esa regularización de los salarios se va a hacer en tres etapas. Es un estímulo también para el crecimiento profesional, para el retiro. Antes la gente no se quería retirar porque iba a pasar a cobrar hasta 40% o 50% menos de lo que cobraba en actividad. Luego encontramos, por ejemplo, que de todas las aeronaves de Gendarmería en la zona del AMBA, que eran 20 entre helicópteros y aviones, solamente funcionaban dos. La gestión de Cecilia Rodriguez, que es Jefa de Gabinete actual, había dejado todo funcionando cuando se fue. Del parque automotor había 460 vehículos parados, porque se había paralizado la gestión para mantenimiento.
Hablemos de la violencia de género en las fuerzas de seguridad. Si bien los últimos casos competen a la Bonaerense, ¿qué sucede en las fuerzas federales?
Tenemos una dirección de bienestar y una dirección de género que también trabaja sobre todo lo que es el cuidado hacia adentro. Es decir, la relación de los varones y las mujeres con otros varones y mujeres dentro de la fuerza y todo el tema de la violencia doméstica de los integrantes de las fuerzas federales. También hicimos un cambio de la normativa para ordenar la restricción en el uso de armas de quienes tenían denuncias, no solo algún tipo de proceso judicial sino con la sola denuncia ya restringimos total o parcialmente el uso de armas de fuego. Tenemos 800 efectivos que tienen o bien medidas de restricción parcial o total del uso del arma
¿Hay que redoblar la capacitación para poner el tema en el centro de la escena?
La violencia es un problema social y los policías no están exentos. Pero tienen armas y son funcionarios públicos, con lo cual hay que estar más atentos ahí que en el resto de la sociedad. Yo creo que hay una tarea para hacer con los varones, además de con las mujeres. No con los varones violentos, con los varones en general, porque también los varones actúan como grupo y son contenedores y transmisores y hay mayoría de varones que no son violentos, y que son cuidadosos con sus mujeres y con sus compañeras. Estamos terminando de diseñar un taller sobre masculinidades que está pensado para eso, no para convertir a todos los varones en victimarios, sino para preguntarles qué es lo que ellos ven también en su grupo de género. Las medidas punitivas hay que tomarlas cuando hay un caso que lo amerita, pero en lo que hay que trabajar es en la prevención. En ver qué les pasa a los varones que tienen esa clase de reacción cuando una mujer les dice que no.
En 2020, con el tema salarial, en la Provincia de Buenos Aires hubo una protesta de los policías, que se terminó saldando con un aumento salarial. ¿Qué pasó? ¿Se podría haber evitado? ¿Cree que se resolvió?
No estoy para juzgar la gestión de otros en otras jurisdicciones, sobre todo con la complejidad que tiene la provincia de Buenos Aires y con lo que heredó el gobernador y el ministro de Seguridad. Con una policía con una pérdida del poder adquisitivo superior a la del resto de los empleados de la provincia. Hace años que veo a los patrulleros destruidos. El destrato y el descuido hacia los policías tiene larga data. Respecto de las protestas creo que también las Policías y los empleados saben a quién demandarle. No es lo mismo demandarle a un gobierno neoliberal que a un gobierno que se ocupa de los trabajadores. Durante la gestión de Ritondo parecìa que no pasaba nada pero la policía estaba igual o más destruida. No estuvo bien la protesta, pero porque este grupo de funcionarios públicos, ya sean provinciales o federales, no tienen posibilidad de asociarse gremialmente, es que nosotros tenemos que estar con una alerta triple hacia lo que les va pasando.
Entonces, no hubo un interés político en el reclamo. ¿Solo reivindicaciones gremiales?
Yo no sé si hubo interés político. Lo que digo es que si hay un sustrato de base, eso hace que, si hubiera un interés político, todo prenda rápidamente. Vos lo que tenes que hacer es sacar el sustrato de malestares, de disconformidades. Unos 14.000 policías entraron en el gobierno de Scioli desde las Policías locales, que lo único que hicieron fue tener un curso de 6 meses y un arma. Nunca más tuvieron ninguna instancia de promoción ni perspectivas. Si no tenés sustrato, el interés político no prospera.
Habló de la sindicalización de la Policía ¿Sostiene que sería conveniente? ¿Es el momento?
Claramente no. Después de todo lo que pasó, el momento no es. Hay que dar ese debate razonablemente en los tiempos que haya que discutirlo. Tenemos un país donde el sindicalismo es muy fuerte. Si lo comparás con cualquier país de América Latina, es mucho más fuerte que en la mayoría. Pero no tenemos ningún país de América Latina, salvo Uruguay que tiene la policía sindicalizada.
Es difícil pensar la sindicalización clásica de 90.000 personas armadas queriendo ejercer presión.
Es que eso ya sucedió sin sindicalización. Hay que dar ese debate en algún momento, probablemente cuando los policías estén mejor cuidadas, no ahora. Cuando haya varias instancias de reparación. Ese no es el debate urgente. Y hay mucho que nosotros como conductores de las fuerzas políticas podemos hacer para mejorar las condiciones en las que ellos trabajen.
Habla de la gestión de Berni y siempre es muy cauta, pero da la impresión de que con Berni tienen miradas distintas sobre lo que hay que hacer.
Si, pero tenemos jurisdicciones diferentes. Yo no polemizo con él: tenemos jurisdicciones distintas, policías con características distintas, con estados distintos de policías. Respeto por supuesto la jurisdicción y al gobernador, con quien venimos trabajando, y al ministro también. Acordamos un despliegue y hacemos lo que la Provincia nos pide. Hay 4.000 efectivos de las fuerzas federales, Gendarmería, Prefectura, PSA y Policía Federal, desplegados en el Gran Buenos Aires. En 31 distritos, en los lugares en los que la provincia nos dice que hay que estar, el tiempo que hay que estar.
¿Construyeron una relación en base a cierto pragmatismo y así la llevan adelante?
Digamos que sí. Eso fue a fin de julio. Coordinamos el trabajo, lo hablamos con el propio gobernador, y ahí quedó claro con los intendentes cuál era la decisión con la provincia, y desde entonces se trabajó bien. Estamos permanentemente en contacto, el trabajo es de colaboración y articulación.
¿Qué espera para este año?
Espero que el Gobierno Nacional pueda vacunar y contener la pandemia lo más rápido posible y lo más ordenadamente posible. Es un gran desafío, cada uno tiene su cuota de responsabilidad, nosotros tenemos que vacunar a 90.000 efectivos. Para mí eso es un tema clave. Lo otro es la recuperación económica que también es importante para la inseguridad. La recuperación económica no va a mejorar en términos sustantivos la inseguridad, pero creo que va a permitir generar otras expectativas.
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