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El Presidente y EE.UU.

La visita de Richardson envalentonó a Milei en su “batalla cultural” a escala internacional

Milei buscó sellar una "alianza estratégica" con la principal militar estadounidense que vela por los intereses del Pentágono sobre Latinoamérica.

Pedro Lacour

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La estadía en el país de la generala Laura Richardson, jefa del Comando Sur de los Estados Unidos, expuso como nunca antes en lo que va de gobierno de La Libertad Avanza el alineamiento geopolítico de Javier Milei con las autoridades norteamericanas. Se trata, según fue anunciado el viernes con bombos y platillos, del inicio de una “nueva doctrina” en materia de política exterior, algo que en Casa Rosada definen como un capítulo más en la “batalla cultural” que el Presidente declama llevar adelante y que es delineada en su trazo fino por su asesor estrella, Santiago Caputo.

“¿Qué duda cabe ahora de que estamos decididos a ser libres y occidentales?”, deslizó con orgullo una fuente que camina los pasillos de Balcarce 50 a elDiarioAR. Hace tiempo que en el Gobierno se golpean el pecho al momento de referirse a la política impulsada por Milei en el plano internacional, con Estados Unidos e Israel como principales aliados. La omnipresencia de Richardson en la agenda oficial de los últimos días, con un raid de apariciones junto a un abanico de miembros del gabinete, constituyó el corolario de un camino que comenzó en diciembre y que incluyó la visita a la Argentina de funcionarios del más alto rango del gobierno de Joe Biden, como son el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, y el jefe de la CIA, William J. Burns.

En su rol de anfitrión, el presidente Milei se planteó un solo objetivo: sellar una “alianza estratégica” con la principal militar estadounidense que vela por los intereses del Pentágono sobre Latinoamérica y colocar a Rusia y China en la lista de “enemigos”. Por eso, la autorización para la construcción de una base naval conjunta en Tierra del Fuegouna iniciativa que el vocero Manuel Adorni destacó como un “avance” en la integración de Argentina “al mundo occidental y desarrollado”— estuvo acompañada por otro gesto igual de contundente. En un guiño más de Milei a los Estados Unidos, el oficialismo anunció una eventual inspección a la base satelital con la que cuenta el gigante asiático en Neuquén.

“Estamos en contra de la tiranía, en todos lados”, subrayó Milei durante su discurso del viernes en el área militar del Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery, donde se realizó la ceremonia de entrega del Hércules C-130, un avión que fue donado por los Estados Unidos a la Fuerza Aérea Argentina. Según expuso el Presidente, ambas naciones fueron “fundadas al calor de las mismas ideas, casi al mismo tiempo”, por lo que compartirían “un ADN cultural” en cuya base están “las ideas de la libertad, la defensa de la vida y la propiedad privada”. 

Lo cierto es que, en el marco de la disputa global que mantiene Washington con Beijing, la Argentina de Milei se volvió por demás atractiva para la Casa Blanca. Además de interesarse, como reveló elDiarioAR, en la reforma legislativa que impulsa el Gobierno para habilitar a las Fuerzas Armadas a realizar tareas de seguridad interior en el marco de su llamada “lucha contra el narcoterrorismo”, Estados Unidos mira con especial atanción los importantes recursos de litio ubicados en el norte. La encargada de hacerlo público fue la propia Richardson en declaraciones que dio en 2023 ante el Atlantic Council, un think tank vinculado a la OTAN. “¿Por qué es importante esta región? Con todos sus ricos recursos y elementos de tierras raras, está el triángulo de litio, que hoy en día es necesario para la tecnología”, fueron sus palabras en aquella oportunidad.

La agenda de Richardson, que aterrizó en el país el martes pasado, se había iniciado con una visita al Ministerio de Defensa, donde mantuvo una reunión con el titular de esa cartera, Luis Petri. Y tuvo su punto final el viernes, cuando la generala visitó a la vicepresidenta Victoria Villarruel en el Senado. Según pudo saber este medio, el encuentro duró más de una hora y se abordaron “temas estratégicos en común”, entre los que estuvo presente la cuestión Malvinas.

Sin embargo, un dato llamó la atención del paso de la militar norteamericana por territorio argentino: la poca participación de la canciller Diana Mondino en la comitiva oficial que la recibió. No por casualidad fue la propia ministra de Relaciones Exteriores quien se encargó de bajarle el tono a las nuevas “relaciones carnales” con los Estados Unidos. El viernes, durante una charla en la Bolsa de Comercio de Córdoba, prefirió corrigió a su interlocutor cuando éste hizo referencia al “alineamiento” con el país del norte. “Con las democracias liberales, que no es lo mismo”, aclaró Mondino.

Doble juego

Desde mucho antes de alzarse con la victoria en las elecciones, Milei no esconde su simpatía política e ideológica por los Estados Unidos. El mandatario argentino sabe que debe acumular apoyos de cara a las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Por ese motivo, su fugaz encuentro con el expresidente y precandidato republicano Donald Trump en febrero, durante la Conferencia de la Acción Política Conservadora (CPAC), el evento anual que reúne a referentes de la derecha norteamericana, tuvo tanta significancia para él. A pesar de no haber podido concretar una reunión, ambos se dedicaron guiños mutuamente. Incluso, Milei anticipó que espera que el norteamericano pueda consolidarse en las internas de su espacio y vuelva a la Casa Blanca.

La sintonía entre ambos es innegable y una victoria del republicano en las próximas elecciones presidenciales de los Estados Unidos es uno de los anhelos más profundos de Milei. “Le diría que continúe con su lucha contra el socialismo, porque es uno de los pocos que entendió cabalmente que la pelea es contra el socialismo y los estatistas”, le dijo el hoy presidente al periodista Tucker Carlson el año pasado, en plena campaña, luego de que se le consultara por la figura del multimillonario. En esa oportunidad, el todavía candidato elogió a Trump al mencionar que “comprendió perfectamente que la generación de riqueza proviene del sector privado” y no del Estado.

Sin embargo, más allá de la preferencia por el republicano, Milei siempre supo que no debe descuidar los lazos con la administración demócrata. “No hay ninguna posibilidad de daño en las relaciones bilaterales de la Argentina con Estados Unidos”, fueron las palabras del portavoz Adorni, en febrero, al descartar que aquel abrazo entre Milei y Trump en la trastienda de la CPAC haya herido alguna susceptibilidad. Sucede que un día antes de viajar a Washington para participar de esa convención republicana, el Presidente había recibido en Casa Rosada al secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, de visita en la Argentina en el marco de una gira relámpago que realizó por América Latina.

Durante la rueda de prensa posterior que dio el funcionario estadounidense junto a Mondino, la canciller debió arreglárselas para no quedar en offside tras ser consultada por las diferencias en el plano ideológico entre Milei y Biden, sobre todo en lo referido a la justicia social y a las políticas de género. “No puedo hablar sobre sus futuras reuniones, eso depende de Milei”, atinó, en tanto, a responder Blinken luego de que se le preguntara por los fluidos contactos entre el presidente argentino y Donald Trump. El mensaje es claro: para los Estados Unidos, hay intereses que están por encima de cualquier distinción partidaria.

PL/DTC

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