Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
Un caso que conmovió al país

Arranca el juicio contra los rugbiers acusados de matar a golpes a Fernando Báez Sosa

Silvino y Graciela, padres de Fernando Báez Sosa.

2

A casi tres años del asesinato y en plena feria judicial, el lunes comienza el juicio por el asesinato de Fernando Báez Sosa. Se trata del joven de 18 años que había ido a pasar una semana de vacaciones en Villa Gesell y a la salida de un boliche fue agredido por un grupo de rugbiers. La autopsia determinó que la muerte se produjo por las trompadas y patadas que le propinaron. En los Tribunales de Dolores estarán presentes los ocho acusados, a quienes se les imputa el delito de “homicidio agravado por alevosía y premeditación de dos o más personas”, por el que podrían recibir una condena a prisión perpetua; y “lesiones leves”, por haber lastimado a los amigos de la víctima que, al momento del ataque, intentaban defenderlo.

Los imputados son Máximo Thomsen, Blas Cinalli; los hermanos Luciano y Ciro Pertossi; el primo de ambos, Lucas Pertossi; Ayton Viollaz, Enzo Comelli y Matías Benicelli. Todos son oriundos de Zárate, localidad ubicada al norte de la Provincia, y compañeros en un club de rugby. Juan Pedro Guarino y Alejo Milanesi, que también integran el grupo, fueron detenidos junto al resto, pero sobreseídos en abril del año pasado por falta de mérito. Podrían declarar como testigos en alguna de las 22 jornadas previstas para el debate. Todos tienen entre 20 y 22 años. De no haber sido asesinado, Báez Sosa habría cumplido 21 años en marzo.

Cuatro minutos mortales, un grupo de WhatsApp y las cámaras de seguridad: reconstrucción del caso

Fernando José Báez Sosa llegó a Villa Gesell junto a un grupo de amigos el 16 de enero de 2020 con la idea de quedarse una semana, hasta el 23. El 17 de enero por la tarde, decidieron ir al boliche Le Brique, ubicado en Avenida 3 y 102. Ingresaron a la disco pasadas las 2 de la mañana. En plena temporada de verano, esa noche había un show y el lugar estaba lleno de gente. Entre los baños y la barra, entre empujones por la cantidad de personas que ocupaban la pista, un amigo de Fernando es agredido por Luciano Pertossi, integrante del grupo de rugbiers. Fernando los separa. En un tironeo le rompen la camisa.

 Advertidos de la pelea, el personal de seguridad del local sacó a Fernando y a dos amigos por un acceso lindero a la puerta principal, y a los diez rugbiers por la cocina. De acuerdo a las cámaras de seguridad y al video que filmó con su celular Lucas Pertossi, eran las 4.30 de la mañana. Según testigos, Fernando cruzó la calle junto a sus amigos y se compró un helado. La idea era volver al hotel, así que avisan por WhatsApp al resto que los esperan afuera. 

 Según la investigación, dentro del boliche y luego del enfrentamiento con el amigo de Fernando, los 8 imputados acuerdan “darle muerte” a Fernando. Thomsen, Pertossi, Comelli, Benicelli y Cinalli, cruzan la calle e interceptan y golpean a Fernando. Mientras, Viollaz, y Lucas y Luciano Pertossi rodean a la víctima y a sus amigos. Fernando recibe un primer golpe que lo desvanece. Sobrevienen las patadas y los golpes cuando está en el piso. Las cámara municipales muestran un movimiento de la policía hacia la zona de la agresión a las 4.44.  

En ese mismo horario otro domo registra a 8 varones que huyen hacia el norte. En esa dirección, la distancia entre el boliche y la casa que alquilaban los rugbiers es de 150 metros. A las 4.46, según la cámara de un supermercado ubicado a media cuadra del lugar que los rugbiers habitaban, personal de Infantería intercepta a cinco del grupo que habían dejado de correr. Mientras tanto, frente al boliche, Fernando estaba inconsciente. Una chica intentaba reanimarlo a la espera de la ambulancia. Media hora después, en el hospital municipal de Gesell lo declararán muerto. 

Infantería no detecta que los cinco rugbiers que habían interceptado son los agresores y los deja seguir. Thomsen, Cinalli y Lucas Pertossi habían logrado llegar a la casa que alquilaban y se cambiaron de ropa. Sobre esto, la fiscal Verónica Zamboni dirá que fue “una coartada”. Los tres salieron de la vivienda junto a otro chico que no está imputado. Lucas Pertossi, se acerca al lugar del crimen y escribe, a las 4.55, en el grupo de WhatsApp que comparten: “caducó”, en referencia a la víctima. Para Zamboni a esa hora todos los rugbiers estaban al tanto de la muerte de Fernando y huyeron para esconderse. Él, Cinalli y Thomsen van a desayunar al Mc Donald 's. A las 5.48 Lucas Pertossi envía una foto al grupo de WhatsApp en la que se muestran en el local de comidas rápidas. A las 6.06, Ciro Pertossi escribe: “Chicos no se cuenta nada de esto a nadie”

Ese fue el último mensaje de la madrugada en el grupo. A las 10.38 uno de los rugbiers escribe “Policía afuera”. Entre los testigos del hecho y el registro de las cámaras de seguridad, la policía dio con la casa que alquilaron los rugbiers, ubicada en Pinar del Norte. Durante la detención de los diez jóvenes, uno de ellos responsabilizó por el crimen a Pablo Ventura: dijo que a las 7.30, antes de que llegara la policía, se subió a un auto blanco y huyó. Ventura resultó ser un chico de su edad y de su barrio, que se dedicaba al remo, y que la noche del crimen no estaba en Gesell. A Ventura lo detuvieron esa tarde y fue liberado dos días después porque constataron que no había estado en el lugar. Ventura  hizo una demanda millonaria al Poder Judicial Bonaerense.

 Los diez rugbiers, todos integrantes de un club de Zárate, fueron trasladados y luego a la Alcaidia III de Melchor Romero, en La Plata.  En febrero de 2020, un mes después del crimen, ordenaron la prisión preventiva. Máximo Thomsen y Ciro Pertossi son los más complicados por ser co-autores. El resto sería partícipe necesario. La pericia determinó que el golpe mortal lo dio Máximo Thomsen dado que en el lado izquierdo del rostro de Baéz Sosa quedó la marca de la suela de su zapatilla. Durante este tiempo compartieron cuatro celdas, aislados del resto de los presos. Contrajeron COVID. No participan de ninguno de los talleres que ofrece el penal. Reciben visitas semanales y solo pueden acceder al patio tres horas al día.

VDM/CC

Etiquetas
stats