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Los BRICS en expansión

Cinco países integran los BRICS. Uno de ellos tiene más poder económico que los otros cuatro juntos.

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“Lo que está ocurriendo económicamente en el país es una locura. Ahora tenemos una inflación de 140 %. Los precios suben diariamente. Mi almuerzo cuesta diferente cada día”, cuenta a DW la directora de la fundación Konrad Adenauer en Argentina, Susanne Käss. Decir que el país suramericano atraviesa una profunda crisis económica no es noticia. Y en esta situación, llega la noticia que provocó un acalorado debate en el país: Argentina ingresará en enero de 2024 al grupo de economías emergentes de los Brics , conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica.

Muchos lo califican como un paso “histórico” y ven a Argentina ya como “protagonista en el tablero de ajedrez mundial”. En la argumentación a favor se repiten como un mantra las mismas cifras: el bloque representa más de 40 % de la población mundial, tiene 30 % del territorio del planeta, 23 % del PIB y 18 % del comercio global.

Pero el hecho de que 99,44 % de la población mundial esté representada en la ONU no ha dado precisamente ventaja excepcional en el tablero de ajedrez mundial. Y los datos económicos tampoco son tan convincentes. El grupo de los Brics no es un mercado de libre comercio, como por ejemplo el Mercosur o la Unión Europea. A aparte de eso, para Argentina, los miembros del Brics, China y Brasil, ya son los socios comerciales más importantes.

Por el momento, el Brics es una asociación bastante laxa: no hay secretaría general, ni sede, ni reglas claramente definidas. Incluso los cinco miembros actuales no siempre están de acuerdo. China e India, por ejemplo, mantienen disputas fronterizas. ¿Cuáles son entonces las ventajas de pertenecer a los Brics?

“Para Argentina, la adhesión a los Brics abre nuevas oportunidades. Después de todo, el país ha sufrido mucho bajo las restricciones de las organizaciones internacionales dominadas por Estados Unidos. Argentina tiene ahora alternativas y creo que eso es un hecho positivo”, afirma en entrevista con DW el sinólogo Benjamin Creutzfeldt, autor del libro China en América Latina: reflexiones sobre las relaciones transpacíficas e investigador en la Universidad de Leipzig.

Käss, sin embargo, subraya los intereses chinos en la ampliación de los Brics. “A estas alturas, el ingreso de Argentina y otros países tiene que ver sobre todo con la geopolítica. China quiere dejar claro que su tensa relación con Occidente puede compensarse con lazos más fuertes con otras economías emergentes del mundo”, afirma.

¿Nuevas oportunidades o nuevas dependencias para Buenos Aires?

La principal ventaja que ofrece el Brics es la posibilidad de acceder a créditos del Nuevo Banco de Desarrollo (NBD), que tiene su sede en la ciudad china de Shanghái. Con ello, Argentina obtiene una alternativa valiosa a los créditos del Fondo Monetario Internacional (FMI), con sede en Washington.

El swap de divisas con China, en particular, parece provocar un entusiasmo eufórico en el gobierno argentino. “Nos deberíamos llamar Argenchina”, dijo el ministro de Economía, Sergio Massa, durante una visita en China hace dos meses, donde renovó el acuerdo swap.  

El swap es un canje de monedas en el cual dos países intercambian un monto en sus respectivas divisas por un determinado plazo. Argentina evita así tener que pagar importaciones en dólares y los paga directamente en yuanes chinos.

“El 'swap' de divisas con China da un respiro a Argentina a corto plazo, pero no es una solución a las verdaderas causas de la miseria económica: la inflación galopante y la elevada deuda pública”, precisa Käss. Buenos Aires intenta liberarse de su dependencia de Estados Unidos incrementando su dependencia de otro país, sostiene.

¿Qué significa el ingreso de Argentina para el resto de América Latina?

El ingreso de Argentina a los Brics no tendrá mucha repercusión en el resto de los países de América Latina, coinciden ambos expertos. Brasil es el factor decisivo en este caso y no Argentina. “Para Brasil, Argentina es un socio comercial importante y también un socio político dentro del Mercosur”, asegura Käss. Por su parte, Creutzfeldt subraya otro aspecto: Argentina no tiene mucho interés en renunciar tan rápidamente a su singularidad como único país hispanohablante dentro de los Brics. Además, entre los países latinoamericanos la rivalidad sería demasiado grande.

Occidente debe cooperar en vez de dar lecciones

¿Cómo deben reaccionar los Estados occidentales ante la adhesión? Käss se muestra pragmática. Según ella, no sentó nada bien en los países del Sur Global que Occidente criticara la diplomacia de las vacunas de China y Rusia durante la pandemia, pero que él mismo suministrara un número insuficiente de vacunas. Esto es algo que no se habría olvidado. “Occidente debería abstenerse de condenar y esforzarse más bien por hacer ofertas concretas de cooperación”, apunta. La rápida ratificación del acuerdo de libre comercio UE-Mercosur, por ejemplo, sería una de esas medidas, subraya. (rr)

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