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Historias de un sistema sanitario al borde del colapso

Crece la ocupación en las terapias intensivas, especialmente en el AMBA.

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No había visto algo así en la primera ola”. Mariana habla de la fila que vio esta semana en la vereda del Sanatorio Güemes para que las personas con síntomas de Covid-19 se hisoparan. Esas filas son una de las puertas de entrada al sistema sanitario en plena segunda ola de esta pandemia. Según definió este miércoles la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, la Argentina está “en un momento crítico (...) no sólo desde lo sanitario sino también desde lo social y emocional”.

Fernando, que trabaja en un centro de atención primaria del Gobierno de la Ciudad, recibió este miércoles un mensaje de su jefe: “Ya no quedan camas en CABA. Las derivaciones se van a hacer cuando haya altas o bajas. Nada más”. En una clínica privada de rehabilitación de Belgrano tampoco hay derivaciones: según fuentes de su equipo profesional, hay cuatro pacientes que por la complejidad de sus casos -shock séptico, inestabilidad de la presión arterial, complicaciones cardíacas- deberían ser derivados a clínicas más equipadas, con salas de terapia intensiva. “Ya se hizo el pedido de derivación pero las obras sociales dicen que en ningún lado hay camas”, describen esas fuentes.

Agustín fue papá por primera vez este martes en una clínica privada de Saavedra. “Apenas llegamos nos dijeron que todas las camas estaban ocupadas. Cuando entramos al quirófano para la cesárea no sabíamos si la recuperación iba a ser ahí o en otra institución, sólo que las primeras horas después del nacimiento las íbamos a pasar en la sala de preparto, dentro de la zona de quirófano. Primero nos dijeron que si nos trasladaban sería a La Trinidad, pero después nos explicaron que también estaban llenos”, cuenta Agustín. Y suma: “La atención de los profesionales fue de diez pero claramente una sala de preparto no era el lugar para recuperarse de una cesárea porque, entre otras cosas, nos morimos de frío. Nos explicaron que a obstetricia le sacaron camas de internación para dárselas a otras especialidades a las que a la vez les sacaron camas para los pacientes de Covid-19. Todo fue muy estresante y costó mucho. Zafamos de la derivación porque finalmente la obstetra nos consiguió una cama, pero fue después de diez horas en la sala de preparto con nuestra hija”.

Este martes, en el Hospital Británico, hubo pacientes que fueron atendidos en sillas hasta que pudieron ser trasladados o devueltos a sus casas. “Estaba con casi 40 de fiebre pero fui con el auto porque me decían que no había ambulancia y ya no quería esperar más, necesitaba saber”, dice Darío, que tiene 53 años y vive en Caballito. “La espera para el hisopado fue de cinco horas y me habían dicho que el resultado demoraría 12 horas pero tardó 36”, describe. Cecilia también cuenta su espera en largas horas: “Llamé a la línea especial de CoVid-19 de Swiss Medical. Te toman los datos y te dicen que te va a llamar un médico. A mí me llamó una doctora 20 horas después. Cuando me comuniqué por primera vez tenía 38,4 de fiebre, por suerte después bajó, pero en un caso grave 20 horas es mucho”, explica.

En el Sanatorio Otamendi, este martes los cirujanos contaron que habían visto algo inédito: pasillos con embarazadas en una especie de fila de espera para poder entrar a su cesárea. La demora era de hasta dos horas. “Nunca nos había pasado”, decían.

“Pa cobrar la cuotita no hay demora. Muy bueno @osde”, posteó en su cuenta de Twitter la usuaria @Maquihaus el 4 de abril. Con una captura de pantalla, daba cuenta del tiempo de espera que esa empresa de medicina prepaga le anunciaba para que un médico se comunicara con ella: 32 horas. Casi un día y medio.

“Es un momento crítico”, fue la definición que usó este miércoles la titular de la cartera sanitaria. Se ve en las casas que esperan el llamado de un médico o que el timbre suene y sea una ambulancia, en las familias que esperan el resultado de un testeos, en los pacientes que esperan un traslado a una terapia intensiva o a una habitación en la que un bebé recién nacido no pase frío.

BJ

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