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Verano: la Provincia autorizará fiestas de hasta 200 personas al aire libre y podrán ser en la playa

Sergio Berni

Pablo Ibáñez

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La bautizaron “la fiesta del contagio”, ocurrió en un municipio del conurbano norte y su existencia se supo días después, cuando unos treinta jóvenes dieron, en bloque, positivo de COVID-19. El “juego” consistía en pasarse, de mano en mano, un trozo de hielo que cada participantes tenía unos segundos en la boca. ¿Para qué? Para contagiarse, para tener coronavirus ahora y evitar pescárselo en el verano, durante las vacaciones.

El episodio se lo relató un intendente bonaerense a funcionarios del gobierno de Axel Kicillof y refleja, además de la conducta negligente, una mecánica que la estadística registra parcialmente: según las denuncias que recibe la policía Bonaerense y las guardias municipales, se producen cientos de fiestas clandestinas.

La cuenta se pierde porque, como todo lo ilegal, solo se detecta una porción, a veces mínima, del total. El último fin de semana largo, la Policía Bonaerense desarticuló 23 fiestas clandestinas en distintos puntos del conurbano, pero en al 911 hubo más de 1200 llamados para denunciar encuentros de ese tipo, muchos por ruidos molestos o reuniones pequeñas, según detalló a elDiarioAR Marcelo Montero, director Provincial para la Gestión de Seguridad Privada, que tiene a cargo la fiscalización referida a la actividad nocturna.

La cantidad de fiestas obligó a apurar un protocolo de nocturnidad en modo COVID, que implicó ajustes entre la jefatura de Gabinete, Seguridad y Salud. Este último organismo, a cargo de Daniel Gollán, puso reparos por los posibles focos de contagios masivos. En La Plata, dos fuentes plantearon a elDiarioAR que, como en otros aspectos, la actividad tomó una dinámica propia que incluye publicidades y promociones.

El sábado, se desactivó antes de que comience una fiesta en un shopping de Canning, en Ezeiza. Hubo otros casos: días atrás se clausuró un encuentro de 2.300 personas en Moreno y otra de 1.300 en Témperley. En el bosque de La Plata, a 500 metros de la gobernación y a150 del ministerio de Seguridad, se juntaron jóvenes, hubo música y picadas de autos y motos en la noche del sábado.

El fin de semana, la provincia ajustó el protocolo que anunciará esta semana para fijar el modelo de la nocturnidad en pandemia, que se utilizará no sólo para la Costa Atlántica durante las vacaciones sino que servirá para toda la provincia. Hay una explicación: con los boliches cerrados, las fiestas migraron a casas quinta y a espacios abiertos, campings o clubes.

Arreciaron los pedidos de los empresarios de la noche y de los intendentes, y en el gobierno bonaerense se instaló un debate: el planteo de Seguridad sobre la proliferación de fiestas, que además de ser difíciles de controlar ramifican los problemas por distintos puntos de la provincia, y los temores de Salud respecto a fijar un protocolo que minimice los riesgos de contagio.

El último sábado, la provincia alcanzó el indicador más bajo desde junio pasado en cantidad de casos, tomando la media de 7 días: en promedio, en la semana hubo 1.065 confirmados diarios

Al final se fijó un esquema que, como muchas disposiciones pospandemia, lucen rígidas, pero luego se flexibilizan en la práctica. El protocolo fija lo siguiente:

  • Las fiestas deben ser en lugares al aire libre y con perímetro cerrado.
  • En el caso de la Costa, se permitirá que se hagan en balnearios.
  • No podrán ser de más de 200 personas.
  • No podrán superar, en paralelo, el 30% de la capacidad del lugar.
  • Los organizadores deberán demarcar los lugares para que se respete el distanciamiento.
  • Será obligatorio el uso de tapaboca.

Hay dos aspectos puntuales, particularmente complejos, que quedarán en manos de los municipios. Uno son los horarios de apertura y cierre. Hasta la semana pasada, en muchas ciudades el horario tope era la 1 AM, pero se fue extendiendo. Por ley, en la Provincia, en tiempos pre pandemia, el horario de cierre es a las 5.30. “Cerrar a la 1 es un sinsentido porque muchos chicos recién salen a esa hora y no se van a dormir, se quedan en la calle”, argumentó un funcionario municipal.

El otro renglón difícil es el control de que se cumplan los protocolos que, detalló una fuente provincial a elDiarioAR, será responsabilidad de cada uno de los municipios. “El horario de apertura y cierre lo define cada intendente, que debe también controlar que se cumpla el protocolo”, detalló.

PI

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