El crimen impune de Poli Armentano: las hipótesis de un caso que sacudió la cima del poder de los 90
Era miércoles y Poli Armentano comía en el restaurante el Mirasol, en la Recoleta. Estaba en una mesa alejada junto a su amigo Guillermo Coppola y al secretario privado de Carlos Menem, Ramón Hernandez. Los mozos se les acercaban y veían como la charla subía de tono. Desde lejos, según declararon después varios testigos, se veía a Armentano mover sus manos ampulosamente y negar con la cabeza. Coppola y Hernández no perdían la compostura. Terminó de cenar y Armentano se fue del lugar. Más tarde, estacionaba su auto en unas cocheras cercanas al ACA de Palermo. Al llegar a su departamento, alguien se le acercó a menos de un metro y le disparó en la cabeza. Armentano se desplomó en la entrada. El diariero que hacía el reparto todas las mañanas, se lo confundió con un borracho y siguió de largo. Recién una hora después el encargado del edificio se dio cuenta de que era él. Lo encontró totalmente ensangrentado intentando entrar. Al abrirle la puerta, Poli subió cinco pisos por la escalera hasta su departamento. Lo llevaron al hospital Fernandez, donde moriría dos días más tarde. El crimen tuvo decenas de hipótesis que aún hoy siguen sin esclarecerse.
De 37 años, ex jugador de rugby, el “Rey de la Noche” estaba soltero y no tenía hijos. Era el dueño de las discotecas “Trumps” y “El Cielo”, dos templos de la noche porteña durante los años 90. Del lugar eran habitués los dos hijos del entonces presidente, Carlos Jr. y Zulemita, Guillermo Vilas, Franco y Mauricio Macri, Hernández, Cóppola y decenas de políticos, modelos y personajes de televisión. Los fotógrafos de las revistas se pasaban horas sacando fotos en el VIP de esos dos boliches.
La historia de esa noche dramática comienza con la cena con Coppola y Hernández. Muchos de los que comían en El Mirasol declararon que habían tenido una cena acalorada pero ninguno pudo dar detalles de lo que los tres hablaban. Aunque Armentano se levantó de la mesa y partió del restorán, pasadas las 4 de la mañana tuvo una nueva conversación con Coppola. El representante lo invitaba a ver el regreso de Maradona a la Selección, que jugaba en Salta como gira previa al Mundial. No tenía idea pero ésa sería su última llamada.
Dejó su BMW en un estacionamiento del ACA y caminó una cuadra hasta su departamento de Demaría 4719. Antes de llegar a la puerta del edificio alguien le tiró con un revólver calibre 38. El disparo le entró por el pómulo y le afectó la vista. Según dirían luego los peritos, el proyectil le afectó por completo las funciones cognitivas. Para ellos, la subida hasta el quinto piso fue un acto reflejo.
A pesar de que la Policía fue alertada de inmediato y que los periodistas ya sabían del ataque, el juez que llevaría la investigación, Francisco Trovatto, recién fue notificado de la situación siete horas después. La intervención judicial tardía generó las primeras dudas. Las versiones e hipótesis comenzaron esa noche y no se detuvieron durante varios meses.
En su testimonio el encargado del edificio, Luis Vizcarra, sostuvo ante la Justicia que poco después de que trasladaran a Armentano al Fernández apareció Coppola con otros hombres. Coppola fue imputado no procesado en la causa y siempre negó esa versión. Acusó al portero por falso testimonio. “Es totalmente mentira lo que dice”, repetía ante los medios y aseguraba que había pasado por la tarde cuando los policías estaban presentes.
A pesar de los intentos de saber quién le había disparado, Armentano no pudo entregar ningún indicio. Su estado era muy grave y nunca mejoró hasta que, dos días después, el cuadro se precipitó.
La familia Armentano, con su hermana Andrea como vocera, sostenía que lo habían matado por negarse a vender droga en sus boliches. “Poli molestaba porque no quería vender droga en su negocio”, dijo la hermana al programa Cámara del Crimen. Más allá de sus declaraciones, no pudo presentar pruebas para apoyar esa hipótesis. En algún momento se refirió a una deuda que su hermano tenía con Coppola pero luego dijo que no estaba documentada y que no era tan importante la suma.
En paralelo, las versiones periodísticas se renovaban todas las semanas, pero también caían casi por su propio peso. Las tapas de las publicaciones sugerían que Carlitos Menem Jr. había ordenado la muerte de Armentano por una relación sentimental que mantenía su hermana con Zulemita Menem. Ahí fue la propia Andrea quien salió a negar la existencia de la relación.
También se apuntó a Daniel Bellini, el dueño del boliche Pinar de Rocha, de Morón, por una supuesta deuda. Luego se mencionó una rivalidad entre ellos por su actividad en locales nocturnos y la disputa de personajes de la farándula. Tampoco hubo pruebas. Bellini fue condenado por matar en 2008, también de un tiro en la cabeza, a la joven bailarina Morena Pearson, madre de su hija.
El caso fue muy cuestionado judicialmente. La presencia de Hernández en la cena previa lo vinculaba con el poder. A eso se sumaba que la hija del ex titular de la Casa de la Moneda, Armando Gostanian, trabajaba en el juzgado que llevaba la causa. Siempre se cuestionó que declararan todos los que estuvieron en contacto esa noche con la víctima, menos Hernández, que nunca fue citado. Las relaciones de Armentano, que eran interminables y en los círculos más diversos, nunca salieron de foco. El pulso de los medios provocó que Trovato detuviera y liberara a muchos de los que él entendía sospechosos.
Trovato procesó como autores materiales del crimen a dos agentes del Servicio Penitenciario de Córdoba pero la Cámara del Crimen revocó la decisión. Luego a un hombre que estaba preso. El que lo acusaba era otro agente penitenciario. Luego de que Trovato dejara la causa, la investigación continuó su declive ya que por decisión de la Cámara del Crimen, 20 jueces subrogantes atendieron por turnos los casos del Juzgado de Trovato.
El Senado destituyó a Trovato en 1997, tras acusarlo de mal desempeño por haber recibido un vestidor, como coima para cerrar una investigación por la muerte de una nena que cayó por el hueco del ascensor. Trovato se profugó y fue detenido en Brasil el 4 abril de 1998, donde se escondía con una amante. Al año siguiente lo condenaron a seis años de prisión.
Ante las dificultades en el caso, la entonces flamante diputada Elisa Carrió inició una investigación extrajudicial y sostuvo que un sicario italiano había matado a Armentano. La causa prescribió en 2006, con todas las hipótesis derrumbadas. Los restos de “El Rey de la Noche” están en el cementerio de la Recoleta, donde todos los 22 de abril, sus familiares y amigos, van a dejarle ramos de flores.
AM
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