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La tónica de la crueldad

Dos de las mujeres atacadas por lesbianas en Barracas murieron y una continúa grave. Personas se reunieron frente al hotel familiar en el que vivían y prendieron velas alrededor de los restos de su colchón.

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“Hoy escuchamos en televisión relatos que se construyeron a la luz de las velas”, escribió Vanina Paniego esta semana, en una nota que reflexiona sobre el asesinato de la pareja de lesbianas en Barracas. La frase permite varias lecturas. Yo la entiendo así: los discursos crueles e ignorantes que estaban antes acotados a círculos marginales, la conversación de los sótanos, son ahora mainstream, lo que se escucha cuando se prende la radio, se abre un portal o se pone el micrófono delante de la boca de un funcionario. 

Es parte de esa “batalla cultural” de la cual se siente abanderado el Presidente, que viene a decir que los derechos y el reconocimiento y respeto de la diversidad son cosas de zurdo insano. Terreno sobre el que hay que dar marcha atrás. 

Este relato se articula ya no en penumbras ni en libritos artesanales como el que publicó Nicolás Márquez en 2004, sino iluminados por reflectores que dejan expuesto, absolutamente visible para quien quiera ver, su impacto en la vida de las personas reales. Sobre esto escribió Celeste del Bianco

La lógica individualizante de esta época escamotea la presencia real de los demás –dice Ezequiel Adamovsky en su conmovedora columna de hoy–, convertidos en avatares virtuales que pueden entrar o salir de nuestras vidas con un click. “Aquel que no se pueda eliminar con un click, el prójimo real que afecta mi vida individual, se vuelve una amenaza. Piquetero, terrorista, planero, sindicalista, empleado público, feminista, desempleado, jubilado, indio, negro, zurdo, pobre con su colchón en la calle: fuera de mi camino, fuera de mi campo visual. Dejen de poner obstáculos a mi libertad. Dejen de afear mi mundo”, escribe.

Si la crueldad es la tónica de este momento, en elDiarioAR estamos decididos a nadar en contra, como vamos en contra de “lo que vende” al sostener una agenda progresista cuando serlo se volvió un insulto incluso para algunos amigos. 

En la edición de este fin de semana escribe por primera vez Ezequiel Fernández Moores, que recuerda al Menotti “político”. Acompaña a nuestros columnistas talentosos de siempre, entre los que sumamos hace muy poco al actor/escritor Gonzalo Heredia. Su columna mensual estará disponible mañana, escrita con la ambigüedad que marca el título que eligió para su espacio en elDiarioAR: Persona personaje. 

Este sábado publicamos una entrevista de Mariana Verón a Miguel Angel Pichetto, jefe del centro, abanderado de los modales que la política va dejando en desuso. La recibió con mate en su despacho –un pequeño palacio restaurado a nuevo, despojado de los rastros de La Cámpora– y hablaron desde el protector gástrico que toma todos los días y subió abruptamente de precio hasta su estrategia para “darle gobernabilidad” a Milei y su relación con los nuevos líderes del oficialismo como “Santi” Caputo.  

Agustina Larrea conversa con el escritor Horacio Convertini, que acaba de publicar la novela La exactitud del dolor. Él se jacta de que su libro no es “ni necesario ni urgente”, motes con el que el mandato de la utilidad terminó por teñir, en forma de elogio, también a las obras literarias. 

Alejandro Rebossio anticipa los planes del Gobierno sobre la hidrovía: prepara la licitación de su concesión para fin de año y apuesta a que empresas de Estados Unidos se interesen, aunque no se destaquen por su expertise en ese rubro. 

Emilia Delfino entrevista al juez federal Sebastián Casanello, una de las cabezas detrás de un proyecto de ley que busca establecer un sistema para poner al servicio de las comunidades damnificadas los bienes y ganancias restituidos de la corrupción, el narcotráfico y otros crímenes. Sebastián Lacunza disecciona la interna del peronismo, con un mapa que se vuelve más diáfano a partir de las –ahora habituales– intervenciones públicas de la jefa. 

En El Lobby, Alejandro Bercovich expone las limitaciones del Presidente para convertir la simpatía de los empresarios aliados en inversiones y, entre muchísimos datos, suma uno sobre cómo hace el Gobierno para disciplinar a los medios de comunicación: “Con la pauta publicitaria provincial restringida al mínimo y un mercado privado famélico, a Karina Milei le alcanza con administrar el pago de las deudas (de publicidad oficial) que dejó el gobierno anterior”. 

Ese dato es una explicación posible de por qué solo dos medios publicamos la investigación sobre la sociedad en Miami mediante la que Karina y sus padres compraron cuatro departamentos por US$2,7 millones en Estados Unidos. Explica también por qué pudimos mantener el tema al tope de nuestra portada (“de uno”, como decimos internamente) todo el domingo pasado. Somos independientes de todos los poderes y nos resguardamos en el apoyo económico de nuestra comunidad para cumplir este mandato, que hace a la identidad de elDiarioAR y que sostenemos cueste lo que cueste.  

Por eso si te gusta lo que hacemos, si nos leés habitualmente y te importa que este diario exista, sé parte y apoyanos. Hasta la próxima. 

DTC

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