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Una fiebre que no se detiene: las camisetas de fútbol de los 80

Maradona y la camiseta del Mundial 86

Andrés Burgo

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A fines de 2019, la revista inglesa Four Four Two eligió las 50 camisetas más lindas de la historia del fútbol. El ranking, juguetón, subjetivo y arbitrario como todos, mostró una preferencia hacia lo vintage: en el top ten quedaron seis remeras de clubes y selecciones de la década del 80, tres del 70 y una del 90. Otra lista idéntica, elaborada en 2015 por el sitio especializado en indumentaria The Football Attic, mostró una proporción similar: entre los diez primeros puestos hubo seis modelos de los años 80, dos de los 90 y dos de la primera década de este siglo. Ambas clasificaciones también coincidieron en que las únicas dos presencias argentinas en el top 50 fueron las camisetas de Boca en 1981 y de la selección en el Mundial 1986, o sea ambas con Diego Maradona en los 80.

Pero esos rankings, tan característicos de los medios ingleses, son solo una muestra. En Argentina, el aumento de la oferta de indumentaria retro en el mercado online -oficial o trucha-, la proliferación de coleccionistas de remeras antiguas y la decisión de los clubes de diseñar modelos homenaje a casacas históricas parecen confirmar esa tendencia. La pregunta queda picando: ¿Por qué gustan más las camisetas de los 80? ¿Porque realmente fueron imbatibles en estética, diseño y calidad? ¿O por simple nostalgia, otra demostración del fútbol como viaje a la infancia para una generación, ya entre sus 40 y 50 años, que sigue fascinada por el vistoso modelo de Dinamarca en México 86, se babea por cualquier modelo de la Unión Soviética (o de Alemania del Este) y hasta recuerda la publicidad que mostraba la remera de San Miguel en la Primera B de 1985?

Spoiler: ambas respuestas pueden ser correctas y complementarias a la vez.

“Aclarando que lo lindo y lo feo es muy subjetivo, muy de uno, yo creo que las de los 80, en la mayoría de los casos, son más lindas, pero que además hay una cuestión nostálgica muy fuerte de la que no se puede escapar”, responde el diseñador y creador de lacasaca.com, Santiago Chichizola. “A las viejas camisetas les juega a favor que en el mercado actual vemos muchos modelos y que, como a veces las marcas hacen cosas medias holgazanas, eso nos desencanta y nos lleva a elegir las remeras más viejas”.

Cune Molinero, autor junto a Alejandro Turner de Atlas de camisetas (Planeta, 2017), acentúa un punto a favor de lo que, parafraseando a los temas musicales, podrían ser llamadas “las camisetas que sabemos todos”: “Las de antes eran más perdurables y tenían más tiempo para que generaran una identificación. Uno se quedaba con la camiseta que veía todos los domingos y que recién cambiaba cada tanto. Además en los 80 y los 90 había una sola publicidad en la remera y terminaba siendo emblemática. Los diseños eran más homogéneos, sencillos. La audacia a veces es buena y otras queda pagando”.

Pero al mercado, por supuesto, no le importa tanto lo estético como lo rentable. Entre enero de 2019 y 2020, River jugó con cinco camisetas alternativas: en once partidos vistió un modelo rojo y negro y, en un único encuentro por vez, usó una prenda gris, otra bordó, otra violeta y otra blanca con razas horizontales negras y rojas. Esa cantidad, sumada a las dos prendas titulares diferentes que usó en ese lapso -con y sin publicidad sobre el pecho-, totalizaron siete. El choque para una generación que se había acostumbrado a pocos cambios en el diseño, los colores y los sponsors es inevitable: mientras Independiente mantuvo la publicidad de la fotocopiadora japonesa Mita entre 1985 y 1992, hoy los diseñadores hacen malabares para que entren todas las publicidades que acumulan los equipos para sobrevivir económicamente. En 2018, entre camiseta y pantalón, Argentinos sumó 23 parches de 13 sponsors diferentes.

Si hasta hace poco la novedad era que los clubes argentinos mostraran una tercera camiseta por temporada, ahora ya presentan una cuarta: las empresas de indumentaria apuntan a nuevos consumidores en un público no tradicional. ¿El peculiar modelo que Boca exhibió por primera vez este mes ante Unión, supuestamente inspirado en Caminito, cuántas veces volverá a ser utilizado? Solo tres meses atrás, en enero de 2021, Boca había estrenado otra camiseta alternativa. Podría haber un cartel que diga “estrénelas y tírelas”.

Pero Chichizola, que tiene 37 años, insiste en el poder de la nostalgia: “Ponemos el ojo en las camisetas de la época en que nos empezó a gustar el fútbol. Pensá en el Mundial que te marcó: seguramente las remeras que elegís serán de esa época. A mí me pasa con las de Italia 90 y Estados Unidos 94. Nací en 1984 y pienso que las del 90 eran maravillosas, pero también tengo cariño por muchas de las 80. En @LaCasacaBlog nos siguen jóvenes que prefieren las de 2002 o 2006. Incluso ya hay chicos que empiezan a ver con nostalgia las del Mundial 2010. Es el ciclo de la moda”.

Está claro que, desde la tecnología, la indumentaria actual es infinitamente superior. Si un equipo hoy saliera a jugar con ropa de los 70, de piqué, o de los 80, estaría en desventaja: pesaban mucho. Pero ese avance es una de las causas por las que las camisetas perdieron la fuerza del color. El verde vivo que Alemania Federal vistió contra Argentina en la final de México 86, o el azul intenso de Francia al comienzo de los 80 o el naranja fulgurante de Holanda en la Eurocopa 1988, son imposibles de encontrar en las prendas actuales. “Ahora se hacen camisetas más livianas, cómodas y anatómicas -explica Chichizola-. En el afán de que las remeras respiren mejor, para su hilado se utilizan microfibras de poliéster, por lo que el brillo es más fino. Las camisetas de antes era más gruesas y tenían un brillo más fuerte porque eran de un poliéster más grueso, más virgen”.

Para algunos hinchas, volver a aquellas camisetas no solo implica un regreso a su infancia sino también a una época en la que el fútbol estaba menos dictado por las grandes empresas. José Esses, couator junto a Dalia Ber del libro Los 80, la década, habla de ese romanticismo: “Antes las remeras tenían la belleza del error -dice el periodista-. Ahora vienen hasta con la fecha del partido impresa, a diferencia de la improvisación y la falta de recursos que había antes. Era habitual que los equipos jugaran con dos y hasta tres modelos diferentes en el mismo partido”. Es cierto: la noche en que River ganó su primera Copa Libertadores, en 1986, algunos jugadores vistieron número de Adidas en su espalda y otros de Topper, la principal competidora.

Finalmente, Chichizola cree que las camisetas de culto también están relacionadas a las victorias del equipo y a los jugadores emblemáticos. “La de Boca del 81, o de Argentina del 86, no sé si son estéticamente más lindas que otras, pero ahí entra lo icónico -dice el diseñador-. Lo mismo pasa con la ropa que River usó en Madrid contra Boca. Cuando ese modelo salió, recibió algunas críticas, pero ahora es insuperable desde lo emocional para los hinchas de River”.

Si esta nota fuese un video de YouTube, debería terminar con la siguiente pregunta: “¿Y para vos, cuál fue la camiseta más linda?”

 AB

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