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Larreta y Kicillof adaptan el decreto de Fernández a sus propias economías

Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta, cuando todavía se sacaban fotos juntos

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Desde la foto satelital que ofrece Google Maps, el área metropolitana de Buenos Aires, donde vive el 37% de la población argentina, aparece como una ciudad única e indivisible. Pero no lo es.

En principio hay dos estados, los más ricos de la Argentina, gobernados por dos partidos políticos con diferentes ideologías. Pero hay, sobre todo, dos economías. La industrial, que casi no sufrirá restricciones para mantener su ritmo de generación de riqueza, y la que vive en gran parte del ocio, la gastronomía y de la noche. La primera vive de día. La segunda recauda por las noches cifras similares a las que recauda durante el día.

Más allá de las diferencias que hay entre Larreta y Kicillof, hay una gran coincidencia: que las medidas sean lo menos nocivas posibles para sus economías que contribuyen al 60% de la economía argentina que ya crece al 6% anual luego de la caída de 11% que registró en 2020 por la pandemia. Pero sus matrices de generación de recursos son diferentes. Es por eso que los gobernadores que comparten responsabilidad política sobre el área urbana donde viven más de 15 millones de personas acomodan las restricciones en sus distritos con diferencias horarias de acuerdo a sus principales industrias. Comercios cerrados en la PBA desde las 20 y cierres de restaurantes y bares a las 23 con fuertes multas versus restaurantes abiertos hasta las 24 en CABA para permitir el segundo cubierto y transporte público después de la medianoche, reflejan esas dos economías diferentes, una basada en la industria y la otra en los servicios.

En ambos distritos, y en la Nación, coinciden que las restricciones no recortarán ni siquiera medio punto del PBI si duran hasta el 30 de abril.. La medida más fuerte de esta cuarentena es evitar las reuniones sociales en los domicilios particulares, lo que no impacta en la economía. Restringir algunas actividades nocturnas va a tener un impacto sectorial, mayor en CABA que en PBA, es cierto. Pero al no incluir una cuarentena a las industrias metalmecánicas ni a la construcción, que son los motores de la actual recuperación, no habrá necesidad de recortar el pronóstico para el año. La restricción en el fondo es nada o es muy poco.

Claro que al final del día, nadie cree que estas restricciones duren apenas tres semanas. La pregunta del millón es si esto va a durar tres semanas o tres meses. El tema no son las restricciones de los próximos 21 días, sino la velocidad de vacunación. La clave será si las vacunas aparecen o si se prolonga la espera. Si ocurre lo segundo, alertan en el gobierno nacional, las expectativas de crecimiento se van a dar vuelta. Y ahí puede comenzar una crisis seria.

Pero en un escenario de prolongación durante meses de esta cuarentena, será sin dudas CABA la que resultará más golpeada por las nuevas restricciones ordenadas por el gobierno federal, que busca restringir la circulación nocturna como modo de evitar el dato que nadie niega: hay una segunda ola con cifras récord que obligan a tomar medidas para evitar mayores contagios.

Para ponerlo en palabras de Juan Domingo Perón: mientras que a la provincia de Buenos Aires le sirve aquella frase que ordenaba a las personas ir “del trabajo a la casa y de la casa al trabajo” para surfear la segunda ola, a la Ciudad de Buenos Aires le conviene para la recolección de sus impuestos vía ingresos brutos que la gente vaya “del trabajo al bar y recién después que vaya a su casa.”

Las diferencias entre Larreta y Kicillof, claro, no son solo para proteger sus matrices económicas. El jefe de CABA quedó golpeado por lo que pasó el año pasado, cuando después de sacarse decenas de fotos con Kicillof y Fernández quedó en offside ante sus socios políticos cuando le sacaron 2 puntos del coparticipación federal. Lo que está tratando de hacer ahora Larreta es mostrar que obedece pero no cumple el decreto de Fernández, alargando una hora la estadía de los comensales en los restaurantes y avisando que los controles a la circulación después de la medianoche serán con sentido común, es decir nulos.

Es un guiño a sus votantes, pero también un mensaje a los gastronómicos a los que en agosto pasado eximió del pago de Ingresos Brutos hasta febrero pasado. Restaurantes, cantinas -con y sin espectáculo-, servicios de fastfood, locales de venta de comidas y bebidas al paso, heladerías, todos habían sido exceptuados de un impuesto que ahora, apenas un mes después de su regreso, volverán a reclamar no sea pagado. El beneficio alcanzó a unos diez mil comercios gastronómicos de la ciudad que les da trabajo a más de ciento cincuenta mil personas. Es a ellos que les está hablando.

WC

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