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Elecciones 2023 El candidato oficialista con hombres de negocios

Sergio Massa, el que dice que no tiene amigos en el empresariado, dividió aguas en ese público

Grinman, Massa y Pereda en el pasillo del Alvear Palace Hotel.

Alejandro Rebossio

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“Yo no tengo amigos empresarios”, dijo Sergio Massa en el debate presidencial del domingo pese a que Daniel Vila, dueño de Edenor, Andes Energía y del grupo de medios América, muchas veces lo llamó amigo y tuvo conflictos con él con dos de sus experiodistas, Viviana Canosa y la diputada electa libertaria Marcela Pagano. También se sabe que mantiene buena relación, quizá no de amistad, con otros hombres de negocios como José Luis Manzano (socio de Vila), Jorge Brito (Banco Macro), Mauricio Filiberti (Transclor), Marcelo Mindlin (Pampa Energía), Francisco de Narváez (dueño de Changomas y su principal aportante en la campaña) o Javier Faroni (Deportick, que vende las entradas de la selección). Pero de todos ellos sólo De Narváez se hizo presente este jueves en el almuerzo que compartió en el Alvear Palace Hotel con los integrantes del Consejo Interamericano de Comercio y Producción (Cicyp).

Un día antes, en esta platea compuesta por Alejandro Bulgheroni, (Pan American Energy, controlante de Axion), Eduardo Elsztain (Cresud, dueña de campos y shoppings), David Uriburu (ejecutivo del grupo Techint) y los presidentes del Cicyp, el ruralista Marcos Pereda, la Sociedad Rural (SRA), Nicolás Pino, la Bolsa de Comercio porteña, Adelmo Gabbi y de la Cámara de Comercio (CAC), Mario Grinman, Javier Milei había conseguido amplios apoyos con su discurso a favor del mercado y del ajuste fiscal. Pero algunos de ellos comentaron hoy que Massa trajo su hinchada y por eso varias veces hubo quienes aplaudieron sus palabras.

Quizá entre ellos estaban algunos que también había escuchado a Milei como Gustavo Weiss, jefe de la Cámara de la Construcción (Camarco a la que el libertario llama “de la Corrupción”); el dueño de la electrónica Newsan, Rubén Cherñajovsky, o el director ejecutivo de la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos (Cilfa), Eduardo Franciosi.

Entre los presentes también estaba Eduardo Eurnekian (Aeropuertos Argentina 2000 y Compañía General de Combustibles, CGC), ex empleador de Milei pero que ha tomado distancia de él y siempre mantuvo buen contacto con Massa; Adrián Werthein (DirecTV, Cachamai y Experta Seguros), el presidente de la Asociación de Bancos Argentinos (Adeba), Javier Bolzico, que responde a Brito; el de la Unión Industrial Argentina (UIA), Daniel Funes de Rioja, que tiene la entidad divida entre grupos grandes como Techint a favor de Milei —la corporación de Paolo Rocca aportó a su campaña— y los medianos y pequeños con Massa; el de la Unión Industrial de la Provincia de Buenos Aires (Uipba), Martín Rappallini, y el lobbista Gustavo Cinosi. Bulgheroni y Eurnekian suenan en el sector petrolero como potenciales interesados en una privatización de YPF si gana el libertario.

“Es la versión un poco mejorada pero de más de lo mismo que nos viene gobernando desde hace 20 años”, disparó apenas se levantó de la mesa uno de los empresarios más poderosos de la Argentina, a quien le gustó más Milei. Otro dirigente empresario, más inclinado al libertario, rescató al menos que “Massa es amigo de todos nosotros, pero necesariamente va a tener que diferenciarse de lo que se vino haciendo hasta ahora”. Vaticina que aplicará un plan de ajuste, aunque menos brutal que el que propone el diputado y además en consenso con opositores y sin la violencia en las calles que él teme que ejerzan los sindicatos y los movimientos sociales si triunfa el libertario. Un colega suyo, que prefiere al ministro de Economía, considera que el programa será más bien gradual y celebra que defienda la obra pública, a diferencia de Milei, que la quiere reemplazar por la iniciativa privada.

“¿Quién estuvo mejor, Massa o Milei?”, preguntó elDiarioAR por el pasillo que iba del salón del almuerzo a la puerta del Alvear. “¿Me lo preguntás a mí?”, respondió otro que amasó una de las fortunas más grandes del país con sus fábricas. “Sergio hizo una presentación más clara y ordenada. Dijo muchas cosas que sonaron música para los oídos de la audiencia”, agregó, aunque para muchos supuso una canción repetida con promesas poco creíbles de cambio. Mientras tanto, el dueño del patrimonio de la Argentina, Marcos Galperin, el creador y líder de Mercado Libre y residente en Uruguay, llamaba por Instagram a votar sin miedo, en una clara alusión a favor de Milei.

Massa arrancó prometiendo que “si los argentinos y Dios” le dan responsabilidad de presidir la Argentina, “el 10 de diciembre empieza una etapa nueva”. Repitió que buscará el equilibrio fiscal y el superávit comercial, que según él le son esquivos por el endeudamiento que dejó Mauricio Macri y la sequía histórica de este año, pero que también se acrecientan por sus decisiones políticas. Además abogó por la competitividad cambiaria, a pesar de que ahora está perdiéndose a pasos agigantados. Llamó a corregir asimetrías territoriales y sociales. “Es cierto que en 2024 la Argentina tendrá un alivio”, se esperanzó con la cosecha. Hay quienes dudan de que aplique el plan de estabilización de precios, que implica un ajuste inicial, con la ilusión de zafar con la recolección de soja y maíz en abril.

El ministro candidato dijo que el mundo se disputa bienes que tiene la Argentina: alimentos, energía, minerales y economía del conocimiento. Prometió retenciones cero a las exportaciones que incrementen las pymes, fortalecer el Mercosur, rechazó una “apertura indiscriminada con fábricas cerradas y gente en la calle” y reivindicó el papel del Gobierno para negociar mercados, como cuando quiere colocar “camionetas y acero en Estados Unidos”, en una sutil apelación a Techint.

“Quiero ser el presidente que entierre la grieta, abra nuevos mercados, inaugure una nueva etapa donde dialogo, el fin de la idea amigo enemigo, es el campo y la industria, es el interior y la ciudad”, arengó. “Habiendo aprendido de mis errores y fracasos”, aclaró quien comenzó militante en la liberal Unión del Centro Democrático (Ucedé), después se hizo peronista, llegó a la jefatura de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses) con Eduardo Duhalde y después con Néstor Kirchner, fue jefe de gabinete por un año de Cristina Fernández de Kirchner, después gobernó Tigre, se peleó con ella y armó el Frente Renovador con el que terminó tercero en las elecciones presidenciales de 2015, después se reconciliaron y ahora es el ministro de una economía con 142% de inflación.

Quiero ser el presidente que entierre la grieta, abra nuevos mercados, inaugure una nueva etapa donde dialogo, el fin de la idea amigo enemigo, es el campo y la industria, es el interior y la ciudad

Sergio Massa Ministro de Economía de la Nación y candidato presidencial de Unión por la Patria

Massa, que este año corre el riesgo de incumplir la meta de déficit fiscal primario (antes del pago de deuda) del 1,9% del PBI y llegar al 3%, prometió “el principio de orden fiscal desde el minuto cero en el presupuesto 2024”. “Vamos a intentar que el Congreso lo apruebe con déficit cero o resultado positivo. Está claro que el Estado no puede gastar ni un peso más de lo que recauda”, sostuvo, a contramano de la prédica kirchnerista a favor del rojo fiscal financiado con emisión monetaria. ¿Cómo? “Eliminación de celulares en la administracion pública”, sorprendió. “Eficiencia del gasto, cuando planteamos subastas electrónicas”, señaló, al prometer licitaciones más transparentes. “Unificación de algunas empresas públicas, recuperar su valor sobre la base del desarrollo de un proceso de capitalización. Achicar gastos de administración en el sector público. También crecimiento de recaudación, que va a ser menor al proyectado porque vamos bajar retenciones en trigo, maíz y soja, reducción paulatina en la medida en que tengamos increméntal de exportaciones y de valor agregado”, expuso y tosió. “Perdón por la tos, espero que a ustedes no los moleste”, aludió a Milei en el debate y se ganó risas y aplausos. El ministro candidato prometió un acuerdo con provincias para eliminar impuestos internos a las industrias que eleven sus exportaciones.

“El 30 de diciembre hay que definir el programa monetario del Banco Central, cuya mitad del directorio va a ser de la oposición para que haya control por la oposición y no haya violación de la independencia”, sostuvo al ceñirse a un discurso ortodoxo. Para esos cargos se especula con la presencia de Carlos Melconian. En cambio, pierde fuerza la idea de Marina Dal Poggetto para el Ministerio de Economía, cartera en la que pretende ubicar también a alguien de fuera de Unión por la Patria.

“También quiero un acuerdo sobre endeudamiento, no más compromisos intergeneracionales para cubrir gasto corriente”, impulsó esta iniciativa para que las generaciones futuras no paguen, por ejemplo, los subsidios de hoy. “Quiero un acuerdo en el Congreso para que no se emita deuda para financiar fuga de capitales ni gasto corriente. La deuda intergeneracional para gasto intergeneracional”, citó obras de infraestructura que están haciéndose ahora.  

Al igual que en el debate, sostuvo que tres países —son una decena— carecen de Banco Central, como propone Milei. “Uno de los tres es Micronesia. ¿Cuál es su desarrollo industrial? Si miramos esos tres países sin banco central, son guaridas fiscales”, alertó. “Los países con dolarización son El Salvador, Ecuador y Zimbabwe. No sólo mirémoslos en número de pobreza sino en desarrollo comercial e industrial”, disparó contra otra idea del libertario.

“Acá se dijo que 7,5% del PBI se malgasta en obra pública”, citó mal Massa a Milei en el almuerzo de ayer en el Cicyp. El libertario se había referido a un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que sí hablaba de gasto ineficiente, pero no sólo incluía las obras sino también el empleo estatal los planes sociales, los subsidios energéticos y las exenciones tributarias que el propio Massa quiere quitar. Pero el ministro insistió en creer que hablaba de 7,5% de obra pública: “En realidad, la inversión pública es 1,7%. Y en países desarrollados el 92% de la inversión en infraestructura la lleva adelante el Estado”, precisó, ahí sí, el candidato de UP y arrancó un aplauso de los empresarios de la construcción.

Milei había dicho el miércoles un dato incorrecto: que sólo el 16% de los caminos argentinos son asfaltados. Las rutas nacionales, que son en las que el libertario tendría injerencia si gana, están en un 83% con asfalto y hormigón, según datos oficiales

Milei había dicho el miércoles, ante el mismo público, un dato totalmente incorrecto: que sólo el 16% de los caminos argentinos son asfaltados. Las rutas nacionales, que son en las que el libertario tendría injerencia si gana, están en un 83% con asfalto y hormigón, según datos oficiales. El libertario menospreció el empleo que genera la obra pública y Massa reivindicó que da trabajo a 480.000 personas. Destacó la necesidad de obras de saneamiento, esas que nunca financiará la iniciativa privada, como tampoco lo hará con las escuelas, los hospitales o las cárceles, según los empresarios del sector.

“En enero todos los planes sociales pasarán al Ministerio de Trabajo y ustedes podrán tomar a beneficiarios de planes sin pagar impuestos y con el Estado poniendo la base del programa social como parte del sueldo por dos años”, repitió un anuncio que formuló en campaña. “¿Ustedes creen que eso se puede hacer peleando con los sectores sociales?”, les planteó el contraste con Milei. “¿Como voy a plantear que se sacan todos derechos sociales y después que se sienten a la mesa los sindicatos? Es muy difícil”, dijo, buscando el guiño de Funes de Rioja, abogado laboralista al que mencionó en ese momento.

Massa defendió el ferrocarril, que ahora Milei quiere volver a privatizar. “El problema es que el 80% del PBI argentino viaja en camión. Cuando destruyeron el ferrocarril —atacó al gobierno de Carlos Menem (1989-1999), al que él adhería en su juventud—, lograron la destrucción de la competitividad regional”, comentó quien después se fue inclinando a posiciones más desarrollistas y por eso considera que el mejor ministro de Economía de la democracia fue Roberto Lavagna (2002-2005) o se hace acompañar por José Ignacio de Mendiguren, su secretario de Industria, que hoy dijo presente en la Cicyp. También vinieron antiguos aliados ahora reconciliados como Juan Manuel Urtubey y Graciela Camaño.

El candidato peronista recordó que él siempre denunció la violación de derechos humanos en Venezuela: “Cuando yo denunciaba persecución a Antonio Ledezma (opositor), no sé si otros le vendían servicios de consultoría a ese gobierno (chavista)”, soltó sin dar nombres. “Yo tengo coherencia”, proclamó ante un asunto que lo puede pelear con kirchneristas que hoy lo toleran con tal de que no triunfe un candidato negador del terrorismo de Estado como Milei. “En las ultimas semanas pasé de ser el de la embajada (de Estados Unidos) a ser pro China, pero yo soy pro Argentina”, lo aplaudieron otra vez. “En el mundo árabe, ¿son gobiernos democráticos los reinados? Pero vamos a estar ahí. ¿A África la vamos a seguir despreciando por prejuicio social, cuando Europa y China avanzan allá?”

“El Mercosur nos permite negociar como bloque. Nuestra proteína libre de deforestación esta certificada y Europa debe levantar barreras. Queremos avanzar en el mercado europeo, avanzamos en certificaciones, pero en condiciones de igualdad, no quiero fronteras abiertas pero que después impidan que entren nuestras empresas”, se refirió al acuerdo de libre comercio Mercosur-Unión Europea. A partir de 2025, la UE no permitirá el ingreso de soja, carne y otros alimentos producidos en tierras deforestadas desde 2021 en adelante. Habrá que certificar justamente lo que dice Massa. Dado que la prohibición sólo aplica para lo deforestado desde hace dos años quizás zafen de las barreras las producciones agrícolas y ganaderas de Elsztain o la familia Brito, que tanto talaron en las últimas décadas en la provincia de Salta. Con el embajador de la UE, Amador Sánchez Rico, presente, el ministro pidió igualar oportunidades en el trabajo, la industria alimentaria, la energía y las reglas de financiamiento, “que funcionan como otro mecanismo de dumping”. Y puso un ejemplo: “Obvio que queremos producir autos eléctricos, que den agregado de valor al litio de la Argentina, queremos vender ciencia al mundo”, recogió más palmas batientes.

AR/JJD

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