Brasil: según una encuesta, Lula ganaría en primera vuelta
La crisis política y económica “invadió” al gobierno de Jair Bolsonaro y ensombrece su reelección. El alza en los precios de los combustibles, la inflación de alimentos, los asesinatos del Amazonas y la prisión, por corrupción, del ex ministro de Educación, amenazan con el peor de los escenarios para el 2 de octubre. Una nueva encuesta de la consultora Datafolha, publicada a última hora de anoche, mostró que el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva puede ganar la contienda en la primera vuelta. El líder del Partido de los Trabajadores registró 53% de los votos válidos, cuando para triunfar sin pasar por el segundo turno, el 30 de octubre, le bastará con 50% más un voto. Bolsonaro, en cambio, logra consolidar 32%, es decir, ranquea 21 puntos por debajo de su adversario.
Es preciso aclarar que los “votos válidos” son aquellos que excluyen a los blancos y nulos en el cálculo del porcentaje final. La encuesta despertó un interés indisimulado en el mundo político, que buscaba saber hasta dónde podrían impactar los traspiés del gobierno actual. Desde luego, para muchos de los partidos del famoso Centrao, que tiene mayoría parlamentaria, la importancia del dato procede de su necesidad de alinearse junto a quien suponen que será el próximo jefe de Estado. Aun cuando los dirigentes del PT no consiguen disimular sus sonrisas, por el momento prefieren alejarse de cualquier celebración por anticipado. Después de todo, saben que la guerra se gana el día de la batalla final; y admiten, en consecuencia, que cualquier percance puede cambiar la relación de fuerzas, en los 98 días que faltan hasta los primeros comicios.
De lo que casi nadie duda, a esta altura del proceso electoral, es que hay una polarización “casi irreversible”. El único candidato con un grado de adhesión relativamente expresivo es Ciro Gomes, ex gobernador del estado de Ceará y político vinculado al laborismo brasileño. Alcanza a hacerse con el 10% del universo de votantes. Datafolha le da un valor especial al rechazo que genera cada uno de los candidatos: Bolsonaro está en el tope con 55% de personas que afirman que jamás le darán su respaldo; Lula concentra 35% y el resto de los candidatos no concitan repudio; pero tampoco son conocidos.
No deja de ser notorio que Lula sea tan fuertemente identificado por los encuestados: 98% afirmó que sabía quién era. En el caso de Bolsonaro, el porcentaje fue ligeramente inferior: 96%. Los analistas indican que la “impugnación” social del actual presidente pone en tela de juicio su capacidad de mejorar el cómputo final en el tiempo que le resta para hacer campaña. De eso da cuenta la reacción contraria de la población del Nordeste; en un acto en Sergipe, este viernes le llegaron a gritar en forma unánime y masiva: “Bolso, vai tomar por cu”, una frase que no precisa traducirse a los fines de su comprensión. El presidente pensaba pronunciar un discurso de 15 minutos; pero abandonó el estrado a los 30 segundos.
La investigación de Datafolha reveló en qué sectores ciudadanos el mandatario tiene menor simpatía. Entre los desempleados, el repudio alcanza a 66%; en cuanto a los nordestinos, 62% le rehúye; para las mujeres, 61% se aparta de él; y otro tanto muestran los católicos. 60% de los jóvenes dijeron detestarlo; y entre las comunidades afrodescendientes, la repulsión alcanza a 63%. Entre todos estos segmentos sociales suman más del 51% del electorado.
Como es obvio, por manejar los resortes del poder, Bolsonaro acudirá a todos los instrumentos de que dispone para intentar disminuir la presión social y ganar más altura. Por ejemplo, planea en lo inmediato aumentar el subsidio conocido como “Auxilio Brasil”, que sustituyó el “Bolsa Familia”. Iría de los 400 a los 600 reales de hoy (de 80 a 120 dólares). En simultáneo tratará de favorecer sectores que le fueron fieles aliados y que hoy toman distancia: los camioneros. Sucede que la notable suba de los precios de los combustibles los puso en la vereda de enfrente. El plan consiste en darles un subsidio de 200 dólares mensuales, pero según los especialistas eso resulta inoperante a un gasto del transportista que trepa a 2.000 dólares en 30 días. Pero esta alternativa deberá enfrentar una justicia electoral que, por ley, prohíbe crear nuevos subsidios durante el año de las elecciones.
CC
0