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La demanda de Estados Unidos contra Facebook profundiza la batalla judicial contra las Big Tech

Mark Zuckerberg, ante el Congreso de Estados Unidos.

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La demanda de la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos junto a 46 estados contra Facebook no es la primera movida judicial en contra de las grandes plataformas tecnológicas, conocidas como Big Tech, pero sí la más importante hasta el momento. La acción judicial, que denuncia una conducta persistente de abuso a la competencia por parte de Facebook, entre ellas la compra de empresas rivales como Instagram en 2012 y WhatsApp en 2014, puede desembocar en la separación de la compañía y ocasionar otras demandas de peso al resto de gigantes tecnológicos, como Google, Amazon y Apple. 

La ofensiva ha sido comparada con la demanda que terminó con la separación de la compañía de telefonía AT&T y los operadores conocidos como Baby Bells en los ochenta y con el conjunto de acciones legales contra Microsoft a fin de los noventa, que estuvieron cerca de forzar la separación. La demanda del miércoles contra Facebook es la segunda del año en contra de las Big Tech: en octubre, el Departamento de Justicia demandó a Google por presunto monopolio en los mercados de anuncios y búsqueda en Internet. 

¿Por qué la demanda contra Facebook es importante?

A diferencia de AT&T o Microsoft, como de otras compañías que han sufrido ofensivas antimonopólicas como las farmacéuticas, el caso de Facebook es más significativo, en primer lugar, por su dimensión. 

“Hay una conjunción de factores que hace de esta decisión algo sin precedentes. Se trata de una plataforma por donde pasa el discurso público universal y el acceso a fuentes de información, donde el espectro de atención está segmentado y editorializado. En principio es una decisión de un tribunal estadounidense que regula aspectos vinculados a la competencia, pero impacta en derechos de todo el mundo, al igual que en las industrias más lucrativas del mundo, como la publicidad”, explicó a elDiarioAR Andrés Piazza, abogado especializado en gobernanza digital. 

Si bien Facebook ya fue juzgada en otros tribunales, como en Europa, que ha multado a la compañía en más de una ocasión, es la justicia estadounidense la que tiene la jurisdicción para regular las prácticas monopólicas de estas empresas, como las adquisiciones y fusiones.

La demanda también es importante porque vincula a las prácticas monopólicas con la cuestión de la privacidad, un área en la que todas las plataformas han sido cuestionadas, pero especialmente Facebook, cuya popularidad ha sufrido un revés con el escándalo de Cambridge Analytica, la empresa británica que usaba la información disponible en la red social para hacer minería de datos, en 2018. 

“Lo interesante del caso es que la consideración sobre el abuso de posición dominante que hacen tanto la Comisión Federal como los estados es que esas prácticas no solo le dan a Facebook una mejor posición para poder eliminar a la competencia en la torta publicitaria u otros ingresos sino que la adquisición de Instagram y posteriormente Whatsapp es un elemento diferenciador para socavar la privacidad de los usuarios”, dijo Piazza. Es esta novedad lo que lo distingue de otros casos antimonopolios clásicos. “Se agrega el elemento de la defensa de otros derechos, no solamente los preceptos básicos del comercio justo y la competencia”.

Para Jimena Valdez, Doctora en Ciencia Política por la Universidad de Cornell que investiga sobre plataformas, es en el modelo de competencia de Estados Unidos de donde emerge el eje de la privacidad. “Es un modelo que se fija en el beneficio del consumidor y no en la estructura de mercado”, dijo a elDiarioAR. “La demanda dice que a medida que Facebook se volvió gigante empeoró el servicio de los consumidores en una dimensión clave: la privacidad. Hay estudios que demuestran que cuando Facebook está enfrentando más competencia cuida más la privacidad de los usuarios, que hoy es un eje en cómo pensamos a las redes sociales y las aplicaciones”.

En tercer lugar, el caso puede ser leído como la continuación de la ofensiva judicial contra gigantes tecnológicos. El caso del miércoles, sin embargo, es más significativo que el de Google dado que alude a la cuestión de las adquisiciones y sugiere como remedio una venta forzada de Instagram y Twitter. Buena parte de la evidencia en la demanda contra Facebook fue recabada por el subcomité anti-monopolio del Comité Judicial de la Cámara de Representantes, que también presentó documentos sobre prácticas monopólicas y abuso de poder de Google, Amazon y Apple. Ese material fue el motivo por el cual los CEO’s de las cuatro compañías, incluido Zuckerberg, comparecieron ante el Congreso de Estados Unidos a finales de julio, una postal que evidenció la voluntad bi-partidaria de avanzar en la regulación de estas plataformas. 

Además de las prácticas monopólicas, estas empresas también son cuestionadas por la poca transparencia de sus algoritmos, los mecanismos para regular –y eventualmente censurar– el contenido que habitan en las plataformas, la relación con los medios de comunicación y sus esquemas tributarios, aunque en este último caso el interés es más palpable en Europa y el resto del mundo que en Estados Unidos. 

¿Puede la justicia separar a Facebook?

La demanda abre la puerta a revertir las adquisiciones de Instagram y Whatsapp. Esa fue la sugerencia de la Comisión Federal ante el Tribunal Federal de Washington, que recibió las demandas por separado: por un lado la de la Comisión y por el otro la de los 46 estados. Pero ese es solo uno de los desenlaces posibles. 

Piazza no se anima a predecir una separación de la compañía. “La demanda habla de iniciar un proceso que después de una elaboración de cómo fueron esas prácticas puede terminar con ese desenlace. Pero también puede terminar emergiendo una ley de privacidad que disipe esa tensión. Antes de la división hay varios pasos y alternativas”, dijo Piazza. 

El consenso para recortar el poder de las grandes plataformas es bipartidario, y encuentra eco al otro lado del Atlántico. Haya separación de Facebook o no, se trata de una batalla legal que promete durar años. La ofensiva contra las Big Tech está tomando vuelo, pero recién acaba de comenzar.

JE

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