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El 'efecto Malvinas' ucraniano impulsa la reelección presidencial de Emmanuel Macron en Francia

Presidente de Francia por cinco años, y de la Unión Europea (UE) por este semestre, Emmanuel Macron (centro) responde preguntas el viernes en una conferencia de prensa al fin de una reunión informal de la UE  que organizó en el palacio de Versalles, en las afueras de París, para consensuar políticas comunes ante la guerra en Ucrania. A su izquierda, la presidenta de la Comisión Europea, la alemana Ursula von der Leyen; a su derecha, el presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel.

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El 10 de abril se celebrará en Francia la primera ronda de las elecciones presidenciales que enfrentará en una segunda ronda el 24 de abril a los dos mejor calificados de los 12 candidatos que aspiran al más alto cargo del país si nadie obtiene el 50% de los votos en la primera vuelta (y ningún presidente lo ha hecho desde Charles de Gaulle en 1958).

El 12 y 19 de junio corresponden las elecciones legislativas y si el nuevo presidente electo no obtiene la mayoría en el Parlamento, sus manos estarán atadas y podría haber un primer ministro de otra facción, algo que sucedió en las décadas de 1980 y 1990.

El año pasado por estas fechas, se preveía que los comicios se parecerían a una carrera que tendría a los actores y espectadores conteniendo el aliento. Las encuestas de opinión sugirieron que la candidata de extrema derecha Marine Le Pen se estaba acercando a Emmanuel Macron, amenazando su victoria para un segundo mandato. Uno de esos sondeos incluso sugirió que Le Pen  podría ganar la primera vuelta.

Antes de la postulación de Eric Zemmour, de extrema derecha y de línea dura los debates políticos en el país estuvieron centrados, a lo largo de varias semanas, por su programa anti-inmigración y anti-islam. Sin embargo, este sonido y su furia parecen haber quedado convertidos en poco menos de cenizas.

A menos de un mes de las elecciones, Macron cuenta en su haber con la formidable ventaja de 12 puntos sobre Le Pen, su rival más cercana. Esta es la mayor ventaja en la primera ronda desde que François Mitterrand se enfrentó a Jacques Chirac en 1988, lo que indica que la reelección de Macron sea casi inevitable.

Sin embargo, el resultado de las elecciones presidenciales francesas es notoriamente impredecible: en las últimas dos candidatos imbatibles se estrellaron. En la de 2017 se desarrolló bajo estado de emergencia debido a los atentados de noviembre de 2015 y escándalos políticos y judiciales y una fuerte abstención y votos en blanco. Pero durante meses, las encuestas han sugerido que el resultado más probable de la votación del 10 de abril será que Le Pen, la candidata de extrema derecha por la Agrupación Nacional, se enfrente a Macron en la segunda ronda. La predicha victoria de Macron para su segunda presidencia repetirá el resultado de las elecciones de 2017 precedida por la campaña cuando el entonces candidato Macron habló sobre la lucha contra la desigualdad y calificó la colonización de Argelia por parte de Francia como un crimen contra la humanidad.

En Francia lo llaman el efecto Malouines o “efecto Malvinas”: así como el conflicto desarrollado en las islas argentinas del Atlántico Sur protagonizado por la ex Primer Ministra de Gran BretañaMargaret Thatcher en 1982 provocó su espectacular recuperación en las encuestas y su posterior reelección, la popularidad de Macron se ha disparado, según sugieren las encuestas, gracias a su compromiso de alto perfil como intermediario de Europa en la guerra de Rusia contra Ucrania.

Macron ha mantenido la voz de Francia en la política internacional, que es mayor en comparación con su peso económico y militar, en gran parte debido a sus lazos históricos con países que obtuvieron la independencia después de ser colonizados hace más de un siglo.

Los intentos de Macron como líder de la paz que incluyó su viaje a Moscú el 8 de febrero - una semana después de la visita del presiente argentino Alberto Fernández- en el período previo a que Putin enviara los tanques pueden haber fracasado, y los folletos de campaña de Le Pen pueden imaginarla reuniéndose con el presidente ruso, pero ninguno de ellos ha visto dañada su posición. Los desafíos a Le Pen por parte de Zemmour y Valérie Pécresse, de la principal oposición derechista de la Agrupación Nacional y de la extrema izquierda Jean-Luc Mélenchon están desapareciendo.

Porque para los rivales de Macron, la quincena desde que Vladimir Putin ordenó a sus tropas entrar en Ucrania les presentó un desafío inesperado: incapaces de criticar las acciones del presidente ruso en Ucrania por temor a parecer antipatrióticos o antipáticos, y enfrentando una cobertura mediática de punta a punta del conflicto bélico, trataron acaso infructuosamente por insistir en una agenda electoral centrada en los asuntos internos.

Le Monde describió esta carrera presidencial como una “campaña fantasma”, antes incluso de que comenzara. “Ya ensombrecido por la crisis de salud [de Covid], parece haber sido completamente aplastado por la guerra en Ucrania y sus repercusiones en Europa”, escribió la periodista política Solenn de Royer-Dupré. “Si bien las noticias tratan sobre lo que está sucediendo en el este y los intercambios entre Emmanuel Macron y Volodimir Zelenski o Vladimir Putin, los otros candidatos han quedado en segundo lugar y tienen grandes dificultades para impulsar sus agendas”. 

La guerra impuso su sordina patriótica a las críticas de la oposición electoral de extrema derecha

A pesar de la interpretación de Royer, en términos generales, muchos votantes aprueban la gestión de Macron y la dirección de economía durante el momento más crítico de la pandemia. Las reformas laborales y fiscales finalmente pueden alcanzar buenos resultados, con bajo desempleo y confianza económica. De continuar así, marcaría un cambio en el curso de la historia económica de la Unión Europea, con Francia ya no percibida como una de las economías problemáticas del bloque. Macron también está enfocando la seguridad, la inmigración y la identidad nacional para defenderse de los desafíos de los candidatos de extrema derecha

Una encuesta reciente de Elabe sugirió que la popularidad de Macron aumentó 8,5 puntos hasta el 33,5 por ciento en una semana. Las últimas encuestas sitúan a Macron al menos 12 puntos por delante de Le Pen, con MélenchonZemmour y Pécresse por detrás en ese orden. Ucrania es ahora la segunda mayor preocupación para los franceses encuestados por la encuestadora Ipsos; el primero es su poder adquisitivo y el tercero con el medio ambiente.

“Para ser justos, la probabilidad era que Emmanuel Macron fuera reelegido incluso antes de la guerra en Ucrania… Ahora va a ser aún más fácil porque es un presidente en tiempos de guerra”, dijo a The Observer el analista político francés Thomas Guénolé. Y agregó :“Podemos describir eso como el síndrome de Las Malvinas, especialmente porque no hay ninguna posibilidad seria de que Francia se enfrente directamente a Rusia, por lo que no hay riesgo de que Francia sea humillada o derrotada”.

Han pasado 10 días desde que Macron anunció su candidatura en una carta al pueblo francés y ni siquiera ha presentado su programa electoral. Hasta el momento, la única propuesta concreta ha sido elevar la edad de jubilación de 62 a 65 años. Laurent Jacobelli, portavoz de la campaña de Le Penadmitió que la guerra en Ucrania había hecho que la campaña fuera un desafío, sin embargo observó: “Obviamente, nuestro papel en una crisis internacional no es socavar el papel del presidente francés en las negociaciones y la diplomacia”, y agregó: “Pero no es normal que el presidente esté haciendo de este el único tema y eclipsando al resto. Ahora nos toca a nosotros demostrar que la globalización de todo (energía, negocios, producción de alimentos) y la forma en que los conflictos dañan la soberanía francesa con nuestra dependencia de la OTAN, son tan importantes como siempre. El poder adquisitivo de las personas, por ejemplo, especialmente cuando llenan el tanque de sus autos, todavía está en el centro de la campaña y en el centro de las preocupaciones de los votantes”.

Jacobelli aseguró  que los relojes “volverán a cero” una vez que el impulso inicial causado por el conflicto bélico desaparezca. “Como hizo en 2017, Emmanuel Macron intentará vender esta elección con su personalidad, pero después de Covid, los chalecos amarillos y sus intentos de disolver Francia dentro de la Unión Europea, tal vez su personalidad no sea suficiente”.

Françoise Pams, miembro del equipo de campaña de la candidata Anne Hidalgo del Partido Socialista, declaró que la campaña había sido “completamente requisada” por la situación de Ucrania. “Es comprensible que Emmanuel Macron se esté ‘beneficiando’ de la guerra en el sentido de que le da mucho peso a él, como jefe militar del país”, dijo. “Pero mientras él no está haciendo campaña, el resto de su gobierno lo está haciendo en su nombre, lo cual no está bien. Nosotros, todo lo que podemos hacer en términos de esta elección es seguir tratando de llevar la discusión de vuelta a los problemas que enfrentan los franceses y su principal preocupación, que es su poder adquisitivo. Los costos de combustible y energía ya están aumentando, y esto solo empeorará”.

El jueves y viernes pasado, Macron volvió a dominar los titulares de los medios después de organizar una cumbre de emergencia sobre Ucrania en Versalles, donde se firmó el tratado que puso fin a la Primera Guerra Mundial y estableció la Sociedad de Naciones, a la que asistieron los jefes de Estado de 27 miembros de la UE.

Guénolé sostiene que el enfoque más sensato ahora sería posponer las elecciones para evitar un “cortocircuito de la democracia”, porque una victoria en estas circunstancias no le hará ningún favor a Macron:  “Hemos visto esto en elecciones anteriores cuando un candidato ganó casi por defecto. Si Macron gana en estas condiciones, no serán cinco años de gobierno democrático, sino cinco años de una tensión política desastrosa”. Su opinión fue compartida por Patrick Royer de Le Monde ,quien agregó: “Si este contexto le sirve al presidente saliente, debilita aún más una democracia agotada”.

En tanto, en Agrupación Nacional se registra optimismo. “Nada es seguro”, dijo Ludwig Knoepffler, graduado del King’s College London y asesor de medios internacionales de Le Pen. “Nada está escrito de antemano y seguimos”.

Los votantes franceses muy probablemente volverán a las urnas en dos semanas para elegir entre los dos candidatos que obtuvieron la mayor puntuación. Esto puede conducir a una votación táctica de las personas que deben elegir a otro candidato diferente al que fue preferido en la primera ronda.

AGB con información de agencias, medios y fuentes

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