Argentina flexibiliza la entrada de chinos e indios: un gesto pequeño en papeles, grande en política migratoria

En el Boletín Oficial las novedades suelen esconderse detrás de números y acrónimos. La Resolución 316/2025 y la Resolución 353/2025, firmadas hace apenas días, parecían otro movimiento administrativo. Pero el alcance va más allá de la formalidad: a partir de ahora, ciudadanos de China, India y República Dominicana podrán ingresar a la Argentina sin necesidad de tramitar un visado argentino ni una Autorización de Viaje Electrónica (AVE), siempre que tengan una visa estadounidense válida.
La clave está en los “considerandos” de las resoluciones. Allí se explica que la Ley de Migraciones (25.871) y el Decreto 892/2016 dieron origen al AVE como mecanismo de simplificación, pero también como filtro. El procedimiento implicaba trámites en línea, demoras de hasta veinte días hábiles y la incertidumbre de una prórroga. Ahora, el Ejecutivo resolvió dar un paso más: si Estados Unidos ya examinó a esos viajeros y les concedió una visa, Argentina no necesita duplicar la burocracia.
El caso chino suma un argumento extra: desde 2023, Pekín eximió a los argentinos de tramitar visa para estadías cortas. El gesto recíproco aparece en la resolución argentina. Con India, en cambio, la memoria es la de un memorándum de entendimiento de 2017, cuando ambos países se comprometieron a fomentar la cooperación turística. La medida retoma ese compromiso y lo lleva al plano práctico.
El antes era un formulario digital, con requisitos claros pero que frenaba decisiones. El después es un camino directo: un empresario indio con visa de negocios estadounidense podrá aterrizar en Buenos Aires y quedarse hasta 90 días como turista; lo mismo un viajero chino que quiera recorrer Mendoza o firmar un contrato. Sin trámites duplicados, sin la traba del AVE.
La narrativa oficial habla de turismo como “actividad no tradicional productora de recursos”. Pero más allá de esa definición, la política migratoria también funciona como señal diplomática. Argentina le dice al mundo que quiere abrirse, que no pondrá obstáculos a quienes ya superaron filtros internacionales exigentes, y que entiende la reciprocidad como un valor.
Se trata de un cambio sutil: dos resoluciones en papel, un puñado de artículos legales. Sin embargo, en un escenario global donde los países tienden a cerrarse, la decisión argentina va en sentido inverso. Flexibilizar no es desproteger: es reconocer que el derecho migratorio puede ser también una herramienta de política exterior y de desarrollo económico.
El autor es abogado especialista en derecho migratorio.
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