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SOY GORDA (ESEGÉ)

Esto también pasará

Gustavo Luppi y Mauricio Dayub, en "El amateur, segunda vuelta".

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El Pájaro y Lopecito son dos sobrevivientes de la pobreza y la marginalidad a las que los destinaron las políticas expulsivas de los dueños del poder en la Argentina y sus representantes. Juntos, encuentran un objetivo común y empeñan su deseo y energía para lograrlo. La aspiración de uno es participar y conquistar una carrera de ciclismo; el sueño del otro es convertirse en cantor de tangos y lo da todo por su entrañable compañero de andanzas, sin esperar otra cosa que el reconocimiento del afecto. Esa es la base de El amateur, segunda vuelta, una obra maravillosa, llena de teatralidad, que escribió y protagoniza el inspirado y laborioso Mauricio Dayub, junto con el notable Gustavo Luppi, bajo la dirección precisa de Luis Romero y que el público recibe con beneplácito y sonoros y prolongados aplausos.

Los sueños, el arte, pasear, explorar, la fantasía, el amor, ¿sirven? ¿son útiles?, me pregunté unos días después de asistir a una función de El amateur, en el Chacarerean Teatro. Para nosotres, sí. Ese abanico de actividades es esencial en la vida. Para quienes nos gobiernan hoy, no. No saben de qué trata y probablemente le temen. 

El Pájaro sueña que vuela hasta el sol y a esa utopía le entrega completos cuerpo y alma.

Para decir y crear con amor y potencia, para desestimar la idea de que sólo sirve o es útil lo que es medible en billetes verdes o en millones y millones de pesos, un grupo de científicos, educadores y artistas reflexionó sobre los dichos del vocero presidencial, Manuel Adorni, acerca de que “no se va a gastar en investigaciones sobre la orientación sexual de Batman”. Es decir, nada de invertir en nada que ellos, nuestros gobernadores, consideren inútil: cultura, ciencias sociales, conocimiento puro.

Basta observar el presupuesto exiguo que se le da hoy a la Cultura y la Educación púbica para comprobar que la motosierra les funciona.

Frente a un poder ejecutivo que promueve la denuncia de quien piensa diferente y la penalización del adoctrinamiento, que sólo ve en los demás, la aparición del libro La (Des)orientación sexual de Batman, de La Hendija Ediciones, es bienvenida y se agradece.

Desfinanciar los estudios “que no aporta (n) un beneficio directo a la sociedad”, dicen (porque no dan resultados contantes y sonantes) y que, además, consideren que “lavan cerebros”, llevó a pensar a Laura Martincich y Armando Salzman en reunir distintos artículos críticos. Compilaron, entonces, las reflexiones de Norma Barbagelata, Gabriela Diker, Graciela Frigerio, Julieta Nebra, Geraldina Pereyra y Susy Shock, entre otros, en un volumen que analiza en profundidad por qué desde el 10 de diciembre de 2023 se invisibilizan y descalifican saberes pertinentes para encontrarle una salida digna a la crisis y el malestar que hoy pesa sobre nuestras humanidades.

Barbagelata, psicoanalista con estudios en Filosofía y profesora universitaria, nos recuerda que en la última dictadura se prohibieron las matemáticas de conjunto en las escuelas porque “olían a comunidad, colectivo, hacer con otros. En definitiva, el monstruo del comunismo”. La intención de atomizar y asustar al prohibir o desfinanciar el trabajo que hilvana la polifonía de voces tiene que ver con intentar controlar la vida de los otros, su música, sus alimentos, sus nidos. Incluso, con tratar de destruirla. Por eso, apelando al manifiesto La utilidad de lo inútil, de Nuccio Ordine, señala que la aparente inutilidad de la literatura subraya la gratuidad y el desinterés como valores a contramano de la época, el valor de lo que es simple y se hace porque sí, lo importante de que el arte no se someta al lucro, el aprecio por el saber y la justicia social. Las crisis, en definitiva, se superan duplicando los fondos para la cultura.

“Una enseñanza funciona cuando permite moverse”, cita a Estanislao Antelo la doctora en Educación y quien fuera primera rectora mujer en la Universidad Nacional de General Sarmiento, Gabriela Diker. “La educación es puro movimiento: si no hay movimiento, no hay educación. Si los destinatarios varían, si hacen otra cosa con los signos que les hemos dado, tenemos que celebrar. Aun cuando hagan algo que no nos guste. Porque no somos dueños de lo que las nuevas generaciones van a hacer con los signos. Lo difícil de soportar es no saber demasiado sobre el destino de lo que se transmite. Lo escandaloso es aceptar que, en cuestiones de educación, el que manda es siempre el otro”.

Frigerio, migrante disciplinar, egresada de la UBA en Educación, doctorada en Educación París V, con estudios de postgrado en Psicoanálisis (París X - Nanterre) evoca esa casi incomprensible, pero no menos real, capacidad de la especie de destruir sus propias creaciones. La vida en común es vulnerable. Las afectaciones pueden ser vivificantes o mortíferas, dice.

Parece ser que en todos los tiempos y lugares el querer saber de unes aterra a otres y se penaliza de maneras horripilantes a les curioses, incluso con la cárcel o la muerte.

Nacemos sin palabras extranjeros entre extranjeros, pero nos reciben sostenes: alimentos, abrazos, voces, pieles. De esa extrañeza del origen queda el ombligo, un agujero anudado luego de un corte, un zurcido. El entorno que nos rodea se hace contorno y nos aloja y nos preguntamos quiénes, qué, cómo, cuándo, dónde, porqué y para qué. Queremos saber sobre el origen, sobre el cuerpo, sobre el final.

“No creo que nadie, por más mojigato que sea esté en contra de cualquier tipo de paja, ¿no?”, dice Julieta Nebra, trabajadora social con un doctorado en Antropología (UBA). “De hecho, desde la medicina especializada en sexualidad recomiendan el autoconocimiento para luego también poder sentirnos mejor en los encuentros sexuales con otros. Bueno, siguiendo con la metáfora, no solo la paja mental ”nos da placer, sino que nos ‘entrena’ para eso que se hace con otros. Pensar, teorizar de temas que en principio parece que no sirven para nada, nos entrena en el cuestionamiento, nos permite problematizar, indagar, mover y quizás de ahí traer ideas para cuestiones concretas de la vida“.  

Si bien nuestro país ya contaba con antecedentes de manipulación emocional, el actual régimen político vio que lo fundamental es como alienar la conciencia y la razón dando lugar a emociones como el odio y el asco, escribió la trabajadora social, docente y escritora Geraldina Pereyra. “La alianza entre el mercado y la tecnología y el partido de LLA, fue clave para colarse en la vida de las y los sujetos, principalmente de los adolescente y jóvenes. Al vivir en un mundo complejamente violento, un mundo machista, clasista, capitalista y racista, muchas personas se sintieron identificadas con la propuesta y con los modos. La violencia, la apariencia desaliñada, la mirada perdida y el contenido discursivo incoherente fueron aspectos claves para la credibilidad de sus palabras. Las formas autoritarias y violentas que se utilizaron contribuyeron a la profundización del odio y al inicio del amor libertario”.

“El arte es un arma gigante, potente y poderosa para cambiar el mundo”, señala Susy Shock, poeta, actriz y escritora. Colaboradora fundamental con el Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género, asegura que “en el alambrado de la Historia quedan enganchados girones de los que osan inmiscuirse vorazmente para hacerse un lugar en el destino de los pueblos... y se derrumban desapareciendo implacablemente”. Esto también pasará“, asegura, ”dejando profundas y dolorosas huellas y eso casi siempre es lo fatal. ‘Pero lo fatal nos pone fuertes’, cuenta que decía la Loreta, trava del conurbano oeste, que veía con ojos de trava, que es el ojo preciso de muchos bordes, sin imaginar que todavía hay otros bordes insospechados. Pero esto también pasará, es fórmula. Lo que sube tiene que bajar y lo torpe tropieza“. 

LH/MF

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