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Agronegocio
La Argentina y México avanzan en un desarrollo para reducir el uso del glifosato

Debido a su toxicidad, el uso de glifosato recibió fallos en contra en distintos países del mundo.

Diego Genoud

19 de marzo de 2021 07:27 h

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Las conversaciones avanzaron durante la visita de Alberto Fernández a Andrés Manuel López Obrador en México, a fines de febrero. Unos días después de que el Presidente y su comitiva emprendieran el regreso a Buenos Aires, el secretario de Relaciones Económicas Internacionales de la Cancillería, Jorge Neme, visitó a Alfonso Romo hijo, el heredero y encargado de negocios del más poderoso de los colaboradores del presidente mexicano. El encuentro fue en la casa de Monterrey donde el magnate, que hasta diciembre pasado fue Jefe de la Oficina de la Presidencia, suele organizar cumbres de las que participa el propio AMLO. Mano derecha del canciller Felipe Solá y exfuncionario del gobernador Jorge Manzur, el tucumano Neme se reunió con Romo hijo con un propósito ambicioso, que puede cambiar la ecuación del agronegocio a nivel global: avanzar en un proyecto de desarrollo biotecnológico capaz de reducir tanto el uso como el margen de ganancia del glifosato. El agroquímico que lleva un cuarto de siglo como dueño absoluto del mercado es propiedad de la transnacional Bayer desde 2018, cuando el gigante farmacéutico de origen alemán compró las acciones de Monsanto. 

A través de una de las compañías de su emporio, Nature Source Improved Plants (NSIP), Romo viene de asociarse en febrero pasado con la empresa argentina biotecnológica Bioceres en un acuerdo de investigación y servicios para diseñar un programa de mejoramiento acelerado de soja HB4® en los Estados Unidos. Ahora, las dos firmas se sumarían al trabajo que vienen haciendo en conjunto desde hace cinco años el Instituto de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la empresa Stelagenomics, una startup que dirige el bioquímico Luis Herrera Estrella y fue promovida desde el Estado mexicano a través del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav), dedicado al impulso de la ciencia. Según dijeron fuentes al tanto de los estudios a elDiarioAR, el desarrollo biotecnológico apunta a reducir el uso del herbicida de Bayer, se viene avanzando con pruebas de campo que vienen mostrando resultados “muy satisfactorios” y se advierte un avance importante en el combate de las malezas, con una disminución muy importante en la aplicación de glifosato. En México, el maíz transgénico y el glifosato están prohibidos por decisión de López Obrador.

De 70 años, formación católica y ligado en sus orígenes al Opus Dei por los medios mexicanos, Romo padre asesoró a varios presidentes y se convirtió en 2012 en una figura clave para AMLO, después de haber sido uno de sus antiguos detractores. Sin embargo, la mayor parte de su poder proviene de su carrera en el sector privado, donde registra tres décadas de antecedentes en el agronegocio. En 1991 fundó Pulsar Internacional, una firma multirubro que tenía una rama asignada a la biotecnología y la producción de semillas. En 1993, organizó el Primer Seminario Internacional de Agronegocios y en 2003 le vendió su compañía de producción de semillas, Seminis, a un fondo de inversión que poco después se la transfirió a Monsanto en 1.500 millones de dólares. Según la revista Milenio, llegó a operar en 150 países y concentrar el 25% del negocio mundial de semillas. En su laboratorio Agromod, ubicado en Tapachula, Chiapas, tiene un equipo que se dedica a la embriogénesis y donde uno de sus principales clientes internacionales es ni más ni menos que Bayer.

Bioceres es una empresa rosarina que pertenece a la familia Trucco, exhibe entre sus logros a nivel mundial el desarrollo de la soja transgénica tolerante a la sequía y acaba de ser noticia en la Bolsa de Nueva York. Sus acciones subieron un 66% después de que se conociera que había comprado el 6% de Moolec, una empresa de Ag-Foodtech del Reino Unido que usa tecnologías vegetales y celulares para hacer comida sin animales.

El acuerdo firmado en febrero entre las empresas del magnate mexicano y Bioceres fue gestado hace un año, cuando Romo hijo -que dirige todos los negocios de su familia- vino a Buenos Aires. Fue poco antes del inicio de la pandemia, cuando cenó en el Club Hípico Argentino con Trucco y funcionarios de la Cancillería. 

“Se está trabajando seriamente en una alternativa biotecnológica que puede mejorar la productividad, mejorar la competitividad y mejorar las condiciones ambientales en las que se desenvuelve la agricultura”.

Número dos de Solá en Cancillería, Neme le confirmó la información a elDiarioAR. “Se está trabajando seriamente en una alternativa biotecnológica que puede mejorar la productividad, mejorar la competitividad y mejorar las condiciones ambientales en las que se desenvuelve la agricultura”, dijo. Neme vivió tres años y medio en México: se desempeñó como agregado cultural en el DF entre 1989 y 1993, durante la gestiones de Jorge Abelardo Ramos y Hector Subiza. “El encuentro con Romo en México fue importante porque se interesó en ese desarrollo tecnológico y se sumaría al proyecto. Desde el punto de vista de su proyección a nivel de mercado, eso le da una dimensión enorme”, agregó. Con Romo, la iniciativa pasaría del plano de la investigación y el desarrollo de tecnología a la escala del negocio.

Esta semana en Buenos Aires, Bioceres tuvo un encuentro con funcionarios del INTA y la iniciativa parece haber dado un salto en los últimos días. La Cancillería prepara para abril un nuevo viaje a México junto al INTA y la empresa de Trucco para reunirse con Romo hijo y avanzar en el plan de negocios.

Cuestionado desde hace años por su impacto sobre el ambiente y la población, con fallos de tribunales que lo condenaron en Estados Unidos por considerar que el herbicida es “un factor sustancial” en la aparición de cáncer, el glifosato casi no tiene competencia a nivel mundial y su pérdida de eficacia en el combate de malezas hace que cada vez se utilicen más litros por hectárea. Los expertos consultados por elDiarioAR afirman que hoy en el campo se aplican grandes cantidades del agroquímico de Bayer pero en una especie de mix junto a otras moléculas que tienen incluso más potencial y más toxicidad. En la Cancillería, apuestan a que el proyecto que reúne al INTA, Stelagenomics, Bioceres y Romo permita dar un salto de competitividad en el agronegocio, mientras promocionan los acuerdos del gobierno nacional con el Consejo Agroindustrial Argentino.

WC

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